PAPA LEÓN XIV | «No tengan miedo, acepten la invitación de la Iglesia y de Cristo Señor», así lo pidió el Pontífice al compartir sus palabras antes de recitar la oración mariana de Regina Coeli. Su Santidad León XIV antes del mediodía de hoy (hora de Roma) se presentaba en la Logia Central de la Basílica de San Pedro desde donde se encontró con los fieles y peregrinos que asistían al Jubileo de las Bandas y de los Espectáculos Populares, en el día del Buen Pastor y Jornada mundial por las Vocaciones.
El Papa decía, “considero un don de Dios que el primer domingo de mi servicio como obispo de Roma sea el del Buen Pastor, cuarto domingo del tiempo pascual. En este domingo se celebra desde hace sesenta y dos años la Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones. Y también hoy Roma acoge el Jubileo de las Bandas y de los Espectáculos Populares”.
Continuando, agregó León XIV, “Jesús afirma en el Evangelio que conoce a sus ovejas, y que ellas escuchan su voz y le siguen (cf. Jn 10, 27). En efecto, como enseña el Papa san Gregorio Magno, las personas «corresponden al amor de quienes las aman» (Homilía 14, 3-6). (…) , hoy tengo la alegría de rezar con vosotros y con todo el pueblo de Dios por las vocaciones, especialmente por las sacerdotales y religiosas. La Iglesia tiene gran necesidad de ellas”.
Finalmente, compartió el Papa, “hagamos nuestra la invitación que el Papa Francisco nos ha dejado en su Mensaje para la Jornada de hoy: la invitación a acoger y acompañar a los jóvenes. «¡No tengan miedo! Acepten la invitación de la Iglesia y de Cristo Señor»”.
A continuación, compartimos en forma completa el mensaje de Su Santidad León XIV:
Queridos hermanos y hermanas, ¡Feliz domingo!
Considero un don de Dios que el primer domingo de mi servicio como obispo de Roma sea el del Buen Pastor, cuarto domingo del tiempo pascual. En este domingo proclamamos siempre en la misa el Evangelio de Juan, capítulo diez, en el que Jesús se revela como el verdadero Pastor, que conoce y ama a sus ovejas y da la vida por ellas.
En este domingo se celebra desde hace sesenta y dos años la Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones. Y también hoy Roma acoge el Jubileo de las Bandas y de los Espectáculos Populares. Saludo con afecto a todos estos peregrinos y les doy las gracias porque con su música y sus actuaciones alegran la fiesta, la fiesta de Cristo Buen Pastor: sí, es Él quien guía a la Iglesia con su Espíritu Santo.
Jesús afirma en el Evangelio que conoce a sus ovejas, y que ellas escuchan su voz y le siguen (cf. Jn 10, 27). En efecto, como enseña el Papa san Gregorio Magno, las personas «corresponden al amor de quienes las aman» (Homilía 14, 3-6).
Por tanto, hermanos y hermanas, hoy tengo la alegría de rezar con vosotros y con todo el pueblo de Dios por las vocaciones, especialmente por las sacerdotales y religiosas. La Iglesia tiene gran necesidad de ellas. Y es importante que los jóvenes encuentren, en nuestras comunidades, acogida, escucha, aliento en su camino vocacional, y que puedan contar con modelos creíbles de entrega generosa a Dios y a los hermanos.
Hagamos nuestra la invitación que el Papa Francisco nos ha dejado en su Mensaje para la Jornada de hoy: la invitación a acoger y acompañar a los jóvenes. Y pidamos a nuestro Padre celestial ser los unos para los otros, cada uno según su condición, pastores «según su corazón» (cf. Jr 3,15), capaces de ayudarse mutuamente a caminar en el amor y en la verdad. Y a los jóvenes les digo: «¡No tengan miedo! Acepten la invitación de la Iglesia y de Cristo Señor».
Que la Virgen María, cuya vida entera fue una respuesta a la llamada del Señor, nos acompañe siempre en el seguimiento de Jesús.
Después del Regina Caeli
Hermanos y hermanas
la inmensa tragedia de la Segunda Guerra Mundial terminó hace 80 años, el 8 de mayo, después de haberse cobrado 60 millones de víctimas. En el dramático escenario actual de una tercera guerra mundial en pedazos, como ha afirmado repetidamente el Papa Francisco, también yo me dirijo a los grandes del mundo, repitiendo el llamamiento siempre actual: «¡Nunca más la guerra!»
Llevo en el corazón el sufrimiento del amado pueblo ucraniano. Que se haga todo lo posible para alcanzar cuanto antes una paz verdadera, justa y duradera. Que todos los prisioneros sean liberados y que los niños vuelvan con sus familias.
Me entristece profundamente lo que está ocurriendo en la Franja de Gaza. ¡Que cese inmediatamente el fuego! Que se proporcione ayuda humanitaria a la agotada población civil y que se libere a todos los rehenes.
Por otro lado, he acogido con satisfacción el anuncio del alto el fuego entre India y Pakistán, y espero que a través de las próximas negociaciones se alcance pronto un acuerdo duradero.
Pero, ¡cuántos otros conflictos hay en el mundo! Confío esta sentida súplica a la Reina de la Paz, para que la presente al Señor Jesús y nos obtenga el milagro de la paz.
Y ahora os saludo con afecto a todos vosotros, romanos y peregrinos de diversos países. Saludo a los miembros de la Sociedad Bíblica Británica y Extranjera, al grupo de médicos de Granada (España), a los fieles de Malta, Panamá, Dallas (Texas), Valladolid, Torrelodones (Madrid), Montesilvano y Cinisi (Palermo).
Saludo a los participantes en el acto «Optemos por la vida» y a los jóvenes de la Fraternidad de Santa María Inmaculada y San Francisco de Asís de Reggio Emilia.
Hoy se celebra en Italia y en otros países el Día de la Madre. Envío un afectuoso saludo a todas las madres, con una oración por ellas y por las que ya están en el Cielo.
¡Feliz Día de la Madre a todas las madres!
¡Gracias a todas! ¡Feliz domingo a todos!
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