La familia del Diácono Permanente, Juan Carlos Cordini donó sus ornamentos a la Diócesis, en un encuentro muy afectuoso, su Sra. hija, María Cordini se entrevistaba con Mons. Santiago Olivera, Obispo Castrense y de las Fuerzas Federales de Seguridad y hacía el presente en nombre de su padre y de toda su familia. El General de Brigada (R) Juan Carlos Cordini (Ejército Argentino) fallecido en el año 2016, fue el primer Diácono ordenado en nuestra Diócesis, sucedía en el año 2010 por imposición de manos del Obispo Emérito, Mons. Antonio Baseotto.
Al respecto, hemos podido dialogar con Dora Lía Acuña de Cordini y María Cordini esposa e hija de Juan Carlos, la Señora Dora nos contaba, “desde que nos conocimos siempre fuimos fieles practicantes y, a medida que el tiempo transcurría, íbamos adentrándonos y creciendo en la fe. Antes de casarnos, Juan Carlos hizo el cursillo de cristiandad, luego de nuestra boda yo también lo hice en seguida.
Estando en Córdoba, conocimos el santuario de Schoenstatt donde trabajamos mucho; hicimos la alianza de amor con María”. Continuando, Dora recordaba, “estando la ciudad de Rosario, provincia de Santa Fe, el Capellán, Padre Pedro Candia comenzó a preparar su discernimiento en camino al diaconado. Al principio, eran sólo charlas, lo que fue madurando, recuerdo que cuando sucedía esto le dije a Juan Carlos que me alegraba mucho que creciera en la fe.
Su misión laboral, nos puso nuevamente en salida y partimos a Buenos Aires, ya instalados en el nuevo destino, en nuestra Parroquia, el entonces Párroco, Padre Juan Pablo Contepomi nos instituyó Ministros de la Comunión”. Seguidamente, la Sra. de Cordini, nos contaba, “al retirarse de su actividad labora mi esposo, comenzó con las acampadas de hombres y también a estudiar para el diaconado, lo ordenó Mons. Baseotto en el 2010 y ejerció hasta el año 2016, año en que falleció, realizó bautismos, casamientos y cubrió todas las necesidades que le correspondían en el clero castrense”.
Al recordar a su esposo y su camino cómo Diácono Permanente, Dora nos explicaba, “se pudo ver cómo el Señor trabajó en su alma, sobre todo en su trabajo en casa como con los demás, siempre estaba Dios presente. Dios, familia, su deber y por supuesto, el prójimo, en ese orden eran su deber; Juan Carlos era muy tranquilo, cualquier problema lo trataba con serenidad.
Rezábamos el Santo Rosario a diario desde que nos casamos, firme en sus convicciones, nos protegía y se daba en todo, vivía en actitud de servicio. Juan Carlos asumió su enfermedad con estoicismo, no lo escuché quejarse nunca y trabajó hasta los últimos días”.
Por su parte, la hija de Juan Carlos, María Cordini, nos compartía, “a todo esto narrado por mi madre, agregaría que, gracias a sus grandes amigos, el General de Brigada (R), José Luis Uceda y su esposa Ana, mis padres tuvieron la oportunidad de viajar a Roma e ir a ver por última vez, al entonces Papa Francisco, recuerdo que lo único que le pidió al Santo Padre, fue un Obispo Castrense, pues en ese entonces no teníamos. Al poco tiempo de morir mi padre el Papa nombraba a Mons. Santiago Olivera Obispo Castrense de Argentina, y sentimos gran alegría al ver que sus plegarias fueron recibidas y que teníamos un Pastor para guiar a la gran familia militar”.
Completando, María nos dijo, “podríamos contar miles de historias, entre ellas, mi padre hizo su duelo en vida, acompañándonos, conteniéndonos siempre con serenidad y mirada misericordiosa. Puedo decir que fue un gran soldado, que minutos antes de morir dijo que lucharía hasta el final.
Puedo compartir que fue un excelente hijo, hermano, esposo y padre, pero también un buen camarada y amigo. He hablado con personas que no sabían que era la hija de él y, aun así, sólo he escuchado cumplidos; se lo va a extrañar siempre, aunque sólo haya cambiado de destino”. –







0 comentarios