BUENOS AIRES | Mons. Santiago inició convivencia con Seminaristas Castrenses, tras el traslado entre la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA) hasta la Casa de Retiros Santa María de la Armonía ubicada en la localidad de Cobo, Mar Chiquita, muy cerca a la ciudad de Mar del Plata fue el lugar elegido para el desarrollo. Haciendo viaje de un recorrido de casi 450 kilómetros al sur de la capital argentina, Capellanes, Seminaristas y jóvenes que ingresarán al Seminario este año se reúnen junto al Obispo Castrense de Argentina.

Acompañaron al Obispo en la primera jornada, Mons. Gustavo Acuña, Vicario General, el Rector del Seminario Diocesano, Padre Daniel Díaz Ramos, el Vicerrector, Padre Diego Pereyra y el formador del Seminario, Capellán, Padre Luis María Berthoud y el Diácono Luis Villafañe, mientras que la presente jornada se sumarán los Capellanes Mayores, de FAA, Padre César Tauro, de GNA, Padre Jorge Massut. La llegada a la casa de retiros fue en el mediodía de ayer, donde todos compartieron el almuerzo y también pudieron descansar luego del viaje, para por la tarde participar de la Santa Misa. Presidió la celebración, Mons. Santiago Olivera, quien en la Homilía ahondó sobre palabras de San Juan Pablo II compartida a los Sacerdotes, a quienes les decía el santo, «<<cada uno de nosotros somos un don para el otro>>”, agregando el Obispo, “(…) la convivencia además de un tiempo de descanso, es un espacio también para poder crecer en fraternidad y crear vínculos entre los sacerdotes y los seminaristas”.

Desde la casa de retiros Santa María de la Armonía, Mons. Santiago nos explicaba que, “la convivencia está enmarcada en el proyecto formativo, en el proceso de la formación, la convivencia nos ayuda a ahondar los vínculos con Dios y los vínculos entre nosotros. Por otra parte, nos hace gozar de la gratuidad en un espacio de libertad para conocernos y para descubrirnos como don la vida de cada uno.

Cada uno de nosotros, hemos experimentado que Jesús nos ha mirado y nos ha llamado a seguirlo. Ese llamado, implica estar disponible al respeto por el otro que también, fue invitado por el Señor para seguirlo más de cerca”.

Profundizando, el Obispo nos comentaba, además, “es providencial que en este primer día de convivencia escuchemos al Señor invitándonos a rezar su propia oración, experimentando la certeza de la paternidad. Y como decía Santa Teresa de Ávila como sabemos de ella, que con solo expresar el nombre Padre, la ponía en un camino de profundidad y oración interior que la renovaba ciertamente”.

Finalmente, Mons. Santiago compartía, “pidamos al Señor que podamos rezar como hijos en el Hijo, que podamos decir <<Padre>> con todo lo que implica la responsabilidad, ese compromiso de plasmar con nuestra vida, con acciones y sentimientos la voluntad del Padre. Que su Reino sea una realidad porque lo pedimos confiados en cada Padre Nuestro”, concluía el Obispo.-