CABA | En la Parroquia Ntra. Sra. de Luján Castrense, Mons. Olivera admitirá al Diaconado Permanente a nuevo candidato

16 marzo, 2023

CABA | En la Parroquia Ntra. Sra. de Luján Castrense, Mons. Olivera admitirá al Diaconado Permanente a nuevo candidato, será durante la celebración de la Santa Misa, el próximo domingo 19 de marzo a las 19 horas. En esa jornada será admitido en el orden al Diaconado Permanente el Almirante VGM (R) Carlos Alberto Paz, quien integra la Escuela de Ministerios, San Lorenzo del Obispado Castrense de Argentina.

La Escuela fue creada por Mons. Santiago Olivera, siendo confiada a los Capellanes Castrenses, Padre Jorge Massut, Padre Diego Pereyra y Padre Luis María Bertoud. Actualmente la Escuela de Ministerios, San Lorenzo, cuenta con cuatro candidatos, dos de la Armada Argentina, el Sr. Carlos Alberto Paz, el Sr. Antonio Omar Shugt, el Sr. Reinaldo Parra de la Fuerza Aérea Argentina y el Sr. Nery Ayala feligrés de nuestra Parroquia Luján Castrense.

Es importante también señalar, que el caso del Sr. Shugt, será admitido al orden del Diaconado Permanente el próximo 30 de abril en la Parroquia Stella Maris de Puerto Belgrano en la Santa Misa presidida por Mos. Olivera. El Orden Sagrado, es uno de los Siete Sacramentos instituidos por Jesús y que la Iglesia administra, como bien reza la clásica definición de “sacramento”, este sacramento se divide en tres órdenes: Episcopado; Presbiterado y Diaconado.

Es importante resaltar, que en lo que refiere al Diaconado, hay quienes reciben la ordenación diaconal en orden a la ordenación presbiteral, es decir, son por un tiempo diáconos (al menos seis meses, el obispo puede determinar que sea un tiempo menor, si lo juzga necesario) y, pasado ese tiempo, reciben la ordenación presbiteral. El otro caso, es quien recibe la ordenación para ser “Diácono Permanente”, es decir, no con vista a ser ordenado sacerdote[1], sabiendo que, al mismo, pueden acceder hombres casados o célibes.

La Providencia ha querido suscitar en nuestra Diócesis Castrense de Argentina, vocaciones al Diaconado Permanente, e incluso contamos ya, con algunos Diáconos que forman parte de la familia de nuestras Fuerzas Armadas y Fuerzas Federales de Seguridad. Para la formación de los que experimentan saberse llamados a esta Vocación, nuestro Obispo, Mons. Santiago, ha instituido una Escuela de Ministerios, San Jorge.

Los invitamos a acompañar con la oración, por esta riqueza vocacional que tenemos en nuestra diócesis, por los que están en camino y por aquellos, que se sientan llamados a esta vocación, tengan la disponibilidad para responder con generosidad. Reiteramos la invitación para asistir a la Santa Misa donde será admitido por el Obispo el nuevo candidato, Parroquia Ntra. Sra. Luján Castrense, Av. Cabildo, 425, Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA), el próximo domingo 19 de marzo, a las 19 horas.-


CATEQUESIS DE ADMISIÓN:

PRESENTACIÓN

                        Con motivo de las próximas Admisiones hacia el Diaconado Permanente, queremos aprovechar esta ocasión y presentar una breve catequesis que nos ayude a comprender que significa este paso que dan todos, previamente, a recibir el Orden Sagrado.

                        Creemos que nos viene bien recordar que, el Orden Sagrado, es uno de los Siete Sacramentos instituidos por Jesús y que la Iglesia administra, como bien reza la clásica definición de “sacramento”.

                        Este sacramento se divide en tres órdenes:

  • Episcopado    
  • Presbiterado
  • Diaconado.

                        Deteniéndonos en lo que refiere al Diaconado, decimos que:

  • Hay quienes reciben la ordenación diaconal en orden a la ordenación presbiteral, es decir, son por un tiempo diáconos (al menos seis meses, el obispo puede determinar que sea un tiempo menor, si lo juzga necesario) y, pasado ese tiempo, reciben la ordenación presbiteral.
  • Otros, reciben la ordenación para ser “Diáconos Permanentes”, es decir, no con vistas a ser ordenado sacerdote[1]. Al diaconado permanente pueden acceder hombres casados o célibes.

            La Providencia ha querido suscitar en nuestra Diócesis, vocaciones al Diaconado Permanente, e incluso contamos ya, con algunos Diáconos que forman parte de la familia de nuestras Fuerzas Armadas/ Fuerzas Federales.

            Para la Formación de los que experimentan saberse llamados a esta Vocación, nuestro obispo, Mons. Santiago, ha instituido una Escuela de Ministerios.

            Compartimos esto, porque nos parece edificante, dar a conocer- más aún- las realidades diocesanas y que hacen al andar pastoral de la misma. No siempre son conocidas por todos y nos pareció una buena oportunidad para hacerlo. También porque, al ser parte de Ella, podamos rezar, difundir y, si alguno tiene esa inquietud vocacional, sepa que hay un espacio para discernir con la Iglesia, y confirmar o no ese llamado, según el querer de Dios.

RITO DE LA ADMISIÓN 

            Hecha esta presentación, nos advocamos en lo que refiere a la Admisión.

            Vamos a empezar por la “oración central”  del Rito y que es rezado por el obispo en favor del candidato que pide ser Admitido.

            Escucha, Padre, nuestras súplicas y, por tu bondad, dígnate bendecir + a este hijo tuyo, que desea consagrarse al culto divino y al servicio de tu pueblo, en el ministerio sagrado; concédele que persevere en su vocación y que, unido con amor sincero a Cristo sacerdote, llegue a ser aptos para recibir dignamente el ministerio apostólico. Por Jesucristo, nuestro Señor.

            Lo primero que podemos decir es que un paso “público” de pedido y aceptación de alguien que se sabe llamado a esta vocación y que la Iglesia- en la persona del obispo- confirma el camino iniciado.

            El diacono se consagrará, según rezamos en esta oración, para:

            “… desea consagrarse al culto divino…”:

            Sirven (los diáconos) al Pueblo de Dios en el ministerio de la liturgia, de la palabra y de la caridad. Es oficio propio del diácono, según le fuere asignado por la autoridad competente, administrar solemnemente el bautismo, reservar y distribuir la Eucaristía, asistir al matrimonio y bendecirlo en nombre de la Iglesia, llevar el viático a los moribundos, leer la Sagrada Escritura a los fieles, instruir y exhortar al pueblo, presidir el culto y oración de los fieles, administrar los sacramentales, presidir el rito de los funerales y sepultura. (Lumen Gentium 29)

                        “…y al servicio de tu pueblo”:

            Si bien todo lo anterior, es en favor y al servicio del Pueblo de Dios, hay una actitud que es propia del diácono. Sabemos que la palabra diácono significa servidor y ese servicio se hace, especialmente presente en la caridad. Aunque el aspecto más visible del diaconado sea el de la liturgia, las tres diaconías (liturgia, palabra y caridad) son importantes y en ellas, el diácono también sirve a los hermanos y hace crecer el cuerpo de Cristo, la Iglesia. El Papa Francisco insiste en el valor del ejercicio de la caridad:[2]

            “… «Dedicados a los oficios de la caridad y de la administración» (Lumen gentium, 29). La frase recuerda los primeros siglos, cuando los diáconos atendían las necesidades de los fieles, especialmente de los pobres y los enfermos, en nombre y por cuenta del obispo. También podemos acudir a las raíces de la Iglesia de Roma. No pienso sólo en san Lorenzo, sino también en la decisión de dar vida a las diaconías. En la gran metrópoli imperial se organizaron siete lugares, distintos de las parroquias y distribuidos por los municipios de la ciudad, en los que los diáconos realizaban una labor capilar en favor de toda la comunidad cristiana, en particular de los “más pequeños”, para que, como dicen los Hechos de los Apóstoles, ninguno de ellos pasara necesidad (cf. 4,34). [3]

CONCLUSIÓN

            Nos comprometemos a la oración, por esta riqueza vocacional que tenemos en nuestra diócesis, por los que están en camino y, aquellos, que se sientan llamados a esta vocación, tengan la disponibilidad para responder con generosidad.


[1] Aquí vale la salvedad que, si un diácono permanente casado, enviuda, podría acceder a la ordenación presbiteral. Obviamente con los requisitos que exige el Código de Derecho Canónico.

[2] https://serviren.info/el-diacono-en-el-ejercicio-de-la-caridad

[3] DISCURSO DEL SANTO PADRE FRANCISCO  A LOS DIÁCONOS PERMANENTES DE LA DIÓCESIS DE ROMA

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