Córdoba | Un cristiano que no es testigo, no es un auténtico cristiano

6 febrero, 2023

Córdoba | Un cristiano que no es testigo, no es un auténtico cristiano, así lo expresaba, el Obispo Castrense de Argentina, Mons. Santiago Olivera en el final de la Homilía compartida en la Santa Misa de Campaña, en el atrio de la Parroquia, Sagrado Corazón de Jesús, del BMGD (Barrio Militar General Deheza). Fue en la tarde del domingo 5 de febrero, en cuya celebración nombró al nuevo Párroco, el Capellán, Padre Mario César Bernabey.

Presidió la Santa Misa, el Obispo Castrense de Argentina, Mons. Santiago, concelebraron, el Capellán Mayor del Ejército Argentino, Padre Eduardo Castellanos, el Capellán Mayor de la FAA, Padre César Tauro, Capellán Mayor de la GNA, Padre Jorge Massut, el Capellán, Padre Walberto Morales, el Capellán, Padre Juan Martínez y el Capellán Padre Mario César Bernabey, participaron fieles castrenses. En la Homilía, Mons. Olivera decía en el comienzo, “la Iglesia desde hace mucho tiempo ha pensado, cómo acompañar a los hombres y mujeres de las Fuerzas Armadas y hoy, sumamos también a las Fuerzas Federales de Seguridad y a sus familias en esta vocación de ser, servidores de la Patria. La Iglesia siempre ha considerado muy importante y ha valorado justamente la presencia de los Capellanes de una Iglesia Diocesana que no es territorial, sino que es, el Obispado Castrense de la República Argentina”.

Más adelante, el Obispo planteaba, “por qué los militares o los efectivos de las Fuerzas Federales de Seguridad deben tener un Obispado propio. La Iglesia considera, que, en esta particular vocación, en esta peculiar forma de vida, donde en su horizonte y en la preparación humana, profesional y podríamos decir, espiritual, también está la entrega de la propia vida”.

Además, Mons. Santiago decía de la Parroquia, Sagrado Corazón de Jesús, “(…) es una Parroquia personal del Obispado Castrense de Argentina, por lo tanto, no hay que confundir, puesto que estamos inmersos en un territorio concreto del Ejército Argentino. El Padre Mario, ha sido nombrado, tal como hemos escuchado, como Capellán, Párroco de este lugar, pero también en esta Parroquia personal, que será Parroquia de todos hombres y mujeres de nuestras Fuerzas, de nuestra familia castrense”.

Continuando, señaló, “es una alegría poder contar con la presencia del Padre Mario, la Providencia nos ha regalado la presencia de un nuevo Sacerdote. Hoy tenemos un Capellán en la Antártida Argentina, también contamos con Capellanes en el ARA Alte. Irízar, en la Fragata ARA Libertad y en la misión de Paz, en la República de Chipre que acompañan a nuestros hombres y mujeres.

Agradezco al Padre Walberto Morales, la presencia, su servicio durante tantos años aquí, en esta comunidad, en la Brigada y todo lo que sumó en el trabajo como coordinador en la Región Pastoral Centro y también, en el Liceo Militar, ha sido nombrado Capellán en el Regimiento I, Patricios, en Buenos Aires”.  Añadiendo el Obispo, compartía, “tal como decía, la Providencia nos ha encontrado frente a esta posibilidad de que recibamos a un Sacerdote de la Arquidiócesis de Córdoba.

Yo le agradecía a Mons. Ángel Rossi (Arzobispo de Córdoba) cuando hablamos de la posibilidad de que el Padre Mario venga por un tiempo a acompañar a nuestra Diócesis, no sabemos por cuánto, pero esperemos que sea mucho. En ese dialogo, el Arzobispo me dijo, <no sé, si estoy tan contento; lo ofrezco, lo doy, lo compartimos, pero te llevas a un buen Cura>, yo quiero también manifestarlo públicamente, porque eso fue lo que me dijo su Obispo, y esto es lo que recibimos y damos gracias por ello”.

Más adelante, Mons. Santiago, siguió diciendo, “damos gracias por esta nueva etapa, y sobre esto, le decía al Padre Mario, el mundo castrense también lo vamos aprendiendo, deberá zambullirse en él. Cuando a mí, me nombran Obispo Castrense de Argentina venía de la Diócesis de Cruz del Eje y antes de la Diócesis de Morón y del mundo militar y las Fuerzas Federales de Seguridad conocía poco, pero lo importante es tener un corazón de Pastor, lo importante es servir como Sacerdote que es lo que se pide, obviamente con esta particularidad castrense, que es estar donde están nuestros fieles”.

Entonces, el Obispo Castrense, profundizó, “a mí siempre me gusta recordar una infidencia, que me deja mal parado, pero muy bien a un Obispo amigo. Cuando me nombran Obispo Castrense de Argentina, le comento a él; si entramos en guerra yo renuncio porque no estoy de acuerdo con las guerras, estoy a favor de la paz.

Los hombres y mujeres de las Fuerzas Armadas y las Fuerzas Federales, están también para preservar la paz y cuando no hay paz, cuando hay guerra o hay conflictos, es porque algo no anduvo bien. Entonces, aquel Obispo amigo me dijo, <si entramos en guerra, vos tenes que estar allí con tus fieles, con los capellanes, oficiando, asistiendo, sosteniendo>.

Estas palabras me cambiaron la cabeza y el corazón porque la verdad, nos modelan nuestros fieles, tenemos que estar dispuestos, como nuestros fieles a entregar la vida. Ciertamente tenemos que estar dispuestos como nuestros fieles a dar la vida, por lo tanto, el Padre Mario da un paso para servir en esta Iglesia Castrense, en esta Parroquia”.

Sobre el Evangelio, Mons. Olivera dijo, “(…) la Iglesia nos presenta, para alimentarnos y para hacerlo vida, la Palabra de Dios, en la primera lectura de Isaías tenemos bien claro, que es del siglo VI antes de Cristo. Parentado con el Profeta Amos, de que el culto y nuestro amor a Dios, nuestra relación con Él, nuestra vida, podríamos decir, el creyente, está íntimamente unido con la atención y la mirada a los más necesitados, a los más pobres. En definitiva, la actualización de nuestra vida cristiana es, esto que decía San Pablo VI, <la Eucaristía nos mueve al amor social>”.

Avanzando, subrayó, “<<Allí es donde resplandecerá la luz y la oscuridad será como el mediodía>>, decía esa lectura. Y nos encontramos con el Evangelio que es tan claro, pero también a la vez, tan duro, de ser, sal y luz.

<<Ustedes son la sal del mundo>>, si la sal no cumple su misión, si ella pierde su valor no sirve para nada, no solo que no es útil, sino que es arrojada afuera, para ser pisada y esto es bien duro. Nosotros, los discípulos, somos llamados a ser sal, es decir, a dar consistencia a nuestras realidades familiares, militares, sociales, a nuestra Patria, a nuestra Parroquia.

Los cristianos estamos llamados a ser sal, para darle sabor, estamos llamados a vivir de un modo distinto, a responder a la vocación a la cual hemos sido convocados, a ser testigos, es decir, a plasmar con nuestra vida el Evangelio. Y continúa el Señor diciendo, <<ustedes son sal y luz (…)>>, no se puede encender una luz debajo de un cajón, puesta la luz en la montaña es para que ilumine a todos. Un cristiano debe iluminar, un cristiano debe manifestar, un cristiano debe ser testigos de la luz, somos iluminados por Jesús y debemos con nuestras obras, iluminar nuestras realidades”.

En el final, Mons. Santiago, sintetizó, diciendo, “nuestra fe no es para ocultar; a veces uno escucha que, para no hacer lío, para no confrontar, para no tener problemas, que vivamos nuestra fe debajo del cajón, que vivamos nuestra fe sin manifestarla. Y Jesús nos propone ser testigos valientes del Evangelio, que seamos sal, que seamos distintos, que demos consistencia, que debemos sabor a las realidades y que nuestra vida ilumine, que nuestra presencia hable de Dios. Un cristiano que no es testigo, no es un auténtico cristiano. Pidamos la gracia de la valentía y de ser capaces de entregar nuestra vida para que con nuestra propia vida anunciemos siempre el Evangelio”.-

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