Mons. Olivera | Celebrar, es hacer memoria agradecida, porque nos hace pensar en el pasado y también nos permite renovarnos en nuestro servicio en el futuro, pero lo hacemos en el compromiso de este presente para servirlos, así lo expresaba Mons. Santiago Olivera, Obispo Castrense en el día de la celebración del 209° Aniversario del Servicio Religioso en el Ejército Argentino. Al leer la historia de nuestra nación, podemos contemplar que el 14 de junio de 1810, fueron nombrados los primeros Capellanes Castrenses de nuestro Ejército, quienes asistieron espiritualmente a nuestros efectivos de aquel entonces.
Aquel nombramiento de los primeros Capellanes Castrense en nuestra Patria respondía a la solicitud planteada por la Junta de Mayo formulada al Obispo de Buenos Aires, Mons. Benito de Lué y Riega. Es importante recordar que fue el Papa Pío VII, quien había designado Obispo a Mons. de Lué Riega de Buenos Aires el 9 de agosto de 1802; el 22 de marzo de 1812, fallecía en San Fernando, (provincia de Buenos Aires) a la edad de 59 años.
A poco más de un año del fallecimiento de Mons. de Lué y Riega, el 28 de junio de 1813, la Asamblea del Año XIII, autorizó al Poder Ejecutivo el nombramiento de un Vicario General Castrense, al quedar vacante la sede episcopal por la muerte del Obispo. Motivo por el cual y cumpliendo con el mandato, el 29 de noviembre de 1813, se nombraba Vicario General Castrense de los Ejércitos de la Patria al Provisor y Gobernador del Obispado de Buenos Aires, al Canónigo Dr. Diego Estanislao de Zavaleta, quien de inmediato comenzó a ejercer sus nuevas funciones.
A más de dos siglos de aquel día histórico, a 209 años, Mons. Santiago Olivera desde Puerto Belgrano, provincia de Buenos Aires, donde se encuentra realizando visita Pastoral a la región, se refería a esta especial jornada. Así, se refería, “en este día renovamos el servicio a los hombres y mujeres de nuestro Ejército Argentino. Cuando vamos caminando año, tras año, tenemos la gracia de poder alegrarnos por la entrega de cada uno de nuestros hermanos, por la dedicación, la pasión, por el amor a la Patria, por el amor a la Argentina, por el amor a Dios, por la defensa de los valores que despliegan.
Estamos para servir, por lo tanto, celebrar este día, es renovarnos con mucha alegría, con entusiasmo y perenne esperanza para servir a aquellos que nos sirven y sirven a la Patria. A lo largo y ancho del extenso territorio nacional, en cada visita pastoral, al llegar al despliegue, al ver y sentir su realidad, resuena con pujanza aquel fragmento que define a cada hombre y mujer de la Fuerza en su Canción, <<por la Patria el Ejército Argentino, legendarias hazañas realizó, fue la ruta del sol su camino, por los valles y cuestas luchó (…)>>[i], misión que siguen cumpliendo siempre con la asistencia de Dios.
Celebrar, es hacer memoria agradecida porque nos hace pensar en el pasado y también nos permite renovarnos en nuestro servicio en el futuro, pero lo hacemos en el compromiso de este presente para servirlos. Agradezco con mucha alegría los tantos saludos de los hombres y mujeres del Ejército Argentino, mensajes que comparto también con todos los Capellanes.
Damos gracias por todos los Capellanes, quienes están, por los que pasaron y también pedimos al Señor por más Capellanes. A Dios pedimos por Sacerdotes santos que ayuden a renovar el gozo del Evangelio, con alegría de plasmar en la vida de cada hombre y mujer de la Fuerza los valores del Evangelio”.-
[i] Primera estrofa de la Canción del Ejército Argentino.
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