Mons. Olivera | La Navidad es volver a hacer memoria agradecida por lo que pasó hace 2023 años, es la certeza de un Dios que ama, ama siempre, ama primero, así lo expresaba el Obispo Castrense de Argentina al compartir su nota en el diario MDZ su editorial. Publicada en la sección columna de opinión del diario digital mendocino, Mons. Santiago Olivera en la mañana de la Solemnidad de la Natividad del Señor, nos invita también a hacer un balance del año vivido.
En su escrito, Mons. Santiago iniciaba diciendo, “nos puede ayudar- al estilo de la Virgen María que cantó la grandeza del Señor- hacer nuestro “Magnificat”, es decir, nuestra Acción de gracias por todos los regalos/ dones que Dios nos ha dado. Mirar el año con gratitud nos ensancha el corazón y nos da esperanza. Junto a esos momentos, también están los momentos difíciles. Actuales o pasados, experimentamos las dificultades de la vida”.
Continuando, agregaba el Obispo, “de las gratitudes que elevamos juntos, como Nación, son la beatificación de nuestro querido obispo y cardenal argentino Eduardo Francisco Pironio, un hombre testigo de la esperanza, un hombre que vivió en clave pascual (…)”. Agregando más adelante, “otro don de Dios para nuestro país es, lo que el Santo Padre nos ha comunicado, que el próximo 11 de febrero- día Nuestra Señora de Lourdes- será canonizada la primer santa Argentina, Mamá Antula.
Una mujer fuerte, valiente, una mujer de fe. Sin duda, una mujer de Dios. Que supo no ahorrar esfuerzo para traer a los hombres y mujeres. de su tiempo, a Jesús a través de los ejercicios espirituales de San Ignacio, conservando su legado, ante la expulsión de ellos de nuestra América”.
Avanzando, Mons. Olivera compartía en otro párrafo, “la Navidad es volver a hacer memoria agradecida por lo que pasó hace 2023 años. Pero- más que eso- es hacer memoria que se actualiza, iluminada y ayudada por el clima de la liturgia, de una presencia permanente de Dios con nosotros: el Emmanuel”.
Profundizando, en la nota también afirmaba, “la Navidad es el tiempo por excelencia de la alegría, es anuncio de una gran alegría, porque ha nacido El Salvador del mundo. La Navidad es la certeza de un Dios que ama, ama siempre, ama primero”.
Completando, el Obispo nos pedía en final de su columna, “que la próxima santa Beata Mamá Antula y el reciente beato Cardenal Pironio intercedan por nosotros, por nuestra Patria y nos animen a transitar el camino- como sociedad toda- de retorno de Belén, caminando juntos. Velando y aportando todos, para una Patria unida y en paz”.
A continuación, compartimos en forma completa la nota de Mons. Santiago Olivera, Obispo Castrense de Argentina:
Un lunes de Navidad en la gran ciudad
Este tiempo que celebramos la Navidad podemos hacer un cierto balance. Navidad es también, cercanía con el fin del año.
Nos puede ayudar- al estilo de la Virgen María que cantó la grandeza del Señor- hacer nuestro “Magnificat”, es decir, nuestra Acción de gracias por todos los regalos/ dones que Dios nos ha dado. Mirar el año con gratitud nos ensancha el corazón y nos da esperanza. Junto a esos momentos, también están los momentos difíciles. Actuales o pasados, experimentamos las dificultades de la vida. Confiamos en el Dios bueno y providente, cada uno de esos momentos también.
Dios no se distrae y nos ha demostrado que se ha involucrado tanto en el tiempo, en la historia, en nuestro tiempo y en nuestra historia, en nuestra vida, haciéndose uno de nosotros. De las gratitudes que elevamos juntos, como Nación, son la beatificación de nuestro querido obispo y cardenal argentino Eduardo Francisco Pironio, un hombre testigo de la esperanza, un hombre que vivió en clave pascual, un hombre que transmitió alegría, un hombre que amó y sufrió “en y por la Iglesia”.
Un hombre de Dios, de diálogo, de entrega desinteresada. Sin duda, uno de esos regalos de Dios para nuestra Patria. Él decía de sí mismo, que era un milagro caminante, ya que su madre le habían dicho que no podía tener más hijos- después del primero- pero la inspirada intervención, del entonces obispo de La Plata, que animó a la madre a tener confianza en Dios y en María, la madre del cardenal Pironio, acató ese consejo, se encomendó a la Virgen de Luján y así fue que, el nuevo beato argentino, fue el hijo número 22. Así experimentó el mismo, al conocer su historia, esta certeza de saberse amado y protegido por María Santísima.
Otro don de Dios para nuestro país es, lo que el Santo Padre nos ha comunicado, que el próximo 11 de febrero- día Nuestra Señora de Lourdes- será canonizada la primer santa Argentina, Mamá Antula. Una mujer fuerte, valiente, una mujer de fe. Sin duda, una mujer de Dios. Que supo no ahorrar esfuerzo para traer a los hombres y mujeres. de su tiempo, a Jesús a través de los ejercicios espirituales de San Ignacio, conservando su legado, ante la expulsión de ellos de nuestra América. Mamá Antula, la beata y futura santa, tomó es posta jesuita e hizo que nuestra Patria naciera y se consolidara en raíces auténticamente cristianas. Bien le valdría el titulo de “Madre de la patria”. Murió en 1799, pocos años antes de nuestra Independencia, de la Revolución de Mayo (1810), pero sin duda sentó bases de una fe en nuestra tierra, en nuestra naciente Patria.
La Navidad es volver a hacer memoria agradecida por lo que pasó hace 2023 años. Pero- más que eso- es hacer memoria que se actualiza, iluminada y ayudada por el clima de la liturgia, de una presencia permanente de Dios con nosotros: el Emmanuel.
Jesús nos habla del eterno presente de Dios, de Dios hecho carne, la presencia- que es el primer signo del amor Dios- es Él, “Porque tanto amó al mundo que envió a su Hijo para salvarnos”. La Navidad nos recuerda- no como hechos repetitivos- sino como hechos novedosos, originales y nuevos de un Dios que confió en el hombre, que confía en nosotros. Un Dios que no nos abandona, un Dios que se hizo cercano, un Dios que asumió nuestra historia, nuestra cultura, nuestra naturaleza en todo igual menos en el pecado, para llevarnos de nuevo a Él; para recuperarnos los dones perdidos.
La Navidad es el tiempo por excelencia de la alegría, es anuncio de una gran alegría, porque ha nacido El Salvador del mundo. La Navidad es la certeza de un Dios que ama, ama siempre, ama primero. Mamá Antula que le decía “Manuelito” a Jesús (Por Emmanuel) lo significaba, lo graficaba a un Niño recién nacido abrazando la cruz. Preciosa síntesis de nuestra Historia de salvación: “Porque amó Dios tanto al mundo que envió a su Hijo para salvarnos. Jesús nos amó tanto que entregó su vida por cada uno de nosotros, el que nace en Belén, morirá en la cruz. Pero su amor es tan grande que vence la muerte.
Por eso la muerte no es la última palabra sino el inicio de la vida para siempre. Enseñan los Ejercicios Espirituales: «Tercer preámbulo: pedir lo que quiero, será aquí pedir conocimiento interno del Señor que por mí se ha hecho hombre, para que más le ame y le siga». Mamá Antula pidió muchas veces esta gracia que nos hace pedir San Ignacio: «conocimiento interno», es decir conocer a Jesús con el corazón, «para más amarlo y seguirlo», amor que implica seguir su llamado. Escribía Mama Antula: «¿Quién puede penetrar las cosas de mi Manuelito?».
Solamente esta gracia: conocimiento interno. Que esta Navidad nos introduzca en esa relación plena con Jesús, el Niño que
nace en Belén y, como en aquel entonces, en situaciones sociales, política y, también, económicas, para nada optimas, sin embargo, los que entraron en contacto con Él y fueron presurosos a su encuentro, en su corazón primó la alegría y la esperanza.
Volvieron, tanto los Magos como los Pastores, a su hacer diario, con otro semblante en el rostro y el corazón. Volvieron distintos. Volvieron portando al Niño de la paz y la esperanza en el corazón.
Que la próxima santa Beata Mamá Antula y el reciente beato Cardenal Pironio intercedan por nosotros, por nuestra Patria y nos animen a transitar el camino- como sociedad toda- de retorno de Belén, caminando juntos. Velando y aportando todos, para una Patria unida y en paz.
Muy feliz y bendecida Navidad.
* Monseñor Santiago Olivera, Obispo Castrense de Argentina
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