Mons. Olivera | La Sagrada Familia es justamente el ejemplo más acabado de que la primacía de Dios, debe estar en primer lugar

19 diciembre, 2022

Mons. Olivera | La Sagrada Familia es justamente el ejemplo más acabado de que la primacía de Dios, debe estar en primer lugar, así lo expresó el Obispo Castrense de Argentina al compartir la Homilía durante la Santa Misa de fin de año. Celebrada en la noche del sábado 17 de diciembre en el Seminario Diocesano Castrense, San Juan de Capistrano y Santo Cura Brochero, donde además instituyó en el Ministerio del Lectorado al Seminaristas, Agustín Cañamero y bendecía al concluir la celebración Eucarística las nuevas instalaciones del Seminario, en el final, la Orquesta de Cuerdas de GNA (Gendarmería Nacional Argentina) brindó una presentación musical navideña a los presentes.

Presidió la Santa Misa en la Capilla San Lucas del seminario, el Obispo Castrense de Argentina, Mons. Santiago Olivera, concelebraron el Vicario General, Mons. Gustavo Acuña, el Canciller y Capellán Mayor de la Armada, Padre Francisco Rostom Maderna, el Capellán Mayor del Ejército Argentino, Padre Eduardo Castellanos, el Capellán Mayor de la FAA, Padre César Tauro, el Capellán Mayor de GNA, Padre Jorge Massut, el Capellán Mayor PNA, Padre Diego Tibaldo, el Capellán Mayor de la PSA, Padre Rubén Bonacina. También el Rector del Seminario Diocesano Castrense, Padre Daniel Díaz Ramos, el Vicerrector del Seminario, Padre Diego Pereyra, el Confesor Ordinario del Seminario, Mons. Alberto Pita, el Confesor ordinario y Director Espiritual del Seminario, Padre Enrique Saguier Fonrouge y Capellanes Castrenses de las Fuerzas Armadas y Fuerzas Federales de Seguridad, asistieron Seminaristas y fieles Castrenses.

En la Homilía, Mons. Santiago decía, “todo es motivo de mucho gozo, cuando los sacerdotes podemos celebrar juntos, renovamos con mucha alegría lo que significa el sacerdocio común y la comunión con el Obispo. Sabemos del esfuerzo que siempre los pasos que se hacen para alcanzar la fraternidad y la comunión, ellos requieren sin lugar a duda ciertas renuncias personales, pero, es una gracia poderlo concretar, así que no está demás agradecer sinceramente el compartir juntos”. 

Profundizando, el Obispo continuó, “lo hacemos también en algo que nos llena de mucha alegría, en el camino hacia la configuración de Cristo Buen Pastor, en las instancias formativas, en el camino hacia al diaconado y al presbiterado la Iglesia muy sabiamente nos pide la institución de dos ministerios”.Agregando, “(…) hoy nuestro Seminarista, Agustín Cañamero va a ser instituido en el Ministerio del Lectorado”.

Entonces, Mons. Olivera, preguntó: “¿Qué supone pensar en el Ministerio del Lectorado? La familiaridad con la Palabra, es decir tal como lo hemos escuchado en la segunda Lectura, el Apóstol Pablo, donde maravillosamente se lee, sobre predicación concreta de la doctrina cristiana, el anuncio explícito de la Palabra”.

Avanzando, Mons. Santiago destacaba, “(…) ser lector es el compromiso que nos toca a todos los que estamos ordenados también, que no perdemos este ministerio. Que la Palabra sea de tal manera en nuestra vida que nos surja con nuestras actitudes, en nuestros criterios, que con nuestro modo de relacionarnos surja la Palabra en nuestra existencia.

Es decir, la Palabra que nosotros acogemos debe tender a plasmarse de modo tal, que aquellos que nos vean, adviertan la Palabra escrita en nuestras actitudes, en nuestras acciones, aún en nuestros criterios. Pablo va ahondar mucho más, diciendo, que la Palabra surja aún en nuestros sentimientos y esto es acoger la Palabra, dejarnos conducir por ella”.

En otro tramo, el Obispo Castrense, subrayaba, “hoy la Iglesia le confía a Agustín en este ministerio, que la Palabra sea la clave en su vida, es decir, que, en este camino, la Palabra sea lo que lo configura, la Palabra sea aquella búsqueda que podríamos como decir con verdadera actualidad, <<a quién iremos>>; <<porque Tú tienes Palabras de vida>>”.Ahondando, proseguía diciendo en otro párrafo, “la Iglesia confía que el anuncio de la Palabra sea sin duda el camino y el servicio que en este tiempo se le pide, pero la clave es, recordar que nuestra vida debe predicar esa Palabra, es decir debemos rubricar con nuestras acciones aquello que profesamos y creemos.

Te acompañamos Agustín con gozo en este camino que la pedagogía de la Iglesia te pide en este tiempo, que vayas con asiduidad rezando la Palabra, compartiendo la Palabra, viviendo la Palabra, rumiando la Palabra, explicando a los hermanos la Palabra”. Avanzando en la Homilía, Mons. Santiago recordaba, “la próxima semana celebraremos la Nochebuena, pensaba también que tanto la Primera Lectura de Isaías y el Evangelio que hemos escuchado y proclamado, nos señalan que es el tiempo para que descubramos que el Emmanuel, que es el Dios con nosotros, que es la presencia eterna y permanente de Dios y, por lo tanto, el gozo y la alegría honda de un cristiano, de un creyente, es decir que ya no hay más soledad con este misterio de la Encarnación del Verbo de Dios”.

Continuando, el Obispo compartía, “la Liturgia nos presenta la figura de San José, el hombre justo, meditemos lo que habrá sido el pensamiento en su corazón. En San José no escuchamos palabra alguna, sino la vida encarnada, no conocemos en la escritura palabras de él, pero sí, y este es un camino a seguir, su vida habla de la Palabra. San José no quiere denunciar a María”.

Preguntando entonces: “¿Qué habrá pensado José de su prometida, con quien no había vivido junto y que está esperando un hijo? Él decide en esta primera mirada, podríamos decir más humana, pero por su fe en Dios en su vida, por ser un hombre santo, un hombre justo, prefiere callar, prefiere como llevarse la peor parte, pero no juzga, no condena, no pone a María en la complicación del repudio público”.

En la Homilía decía, además, “la Sagrada Familia es justamente el ejemplo más acabado de que la primacía de Dios, debe estar en primer lugar, que nada se antepone al proyecto del Señor aun cuando nos cambien nuestros propios planes. Que importante es disponernos en este tiempo a que siempre el proyecto de Dios sea nuestra primera búsqueda, nuestro primer deseo, es decir avivar el deseo que el proyecto de Dios sea una realidad en nuestra vida”.

Mons. Olivera destacaba en el final, “en este día de fiesta para nosotros como Iglesia Diocesana también, esta Iglesia Diocesana que es personal, que a veces nos cuesta como encarnar esta verdadera realidad, los que estamos vamos a bendecir estás nuevas instalaciones del Seminario. Que esta bendición que haremos luego de la Misa sea también como una renovada esperanza en las vocaciones, en esta respuesta generosa de jóvenes a la llamada permanente de Dios. El Señor sigue llamando, vocaciones siempre hay, lo que tenemos que pedir con insistencias renovadas, con fe firme, es que el Señor suscite respuestas generosas en nuestros fieles, en nuestros jóvenes, en nuestros cristianos para dejarlo todo y embarcarse en la aventura extraordinaria de configurarnos con Cristo, discípulos de Jesús”.

Homilía de Mons. Santiago Olivera, Obispo Castrense de Argentina.-

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