Mons. Olivera | Madre de Dios, Virgen y Señora, dadnos la Merced de custodiar con el diálogo, el encuentro y el amor, el don grande de la libertad

24 septiembre, 2023

Mons. Olivera | Madre de Dios, Virgen y Señora, dadnos la Merced de custodiar con el diálogo, el encuentro y el amor, el don grande de la libertad, así lo pide el Obispo Castrense de Argentina al concluir su nota publicada en el diario digital MDZ. La nota de Mons. Santiago Olivera en el inicio, rescata la historia la advocación en nuestra Patria compartiendo el agradecimiento que tuvo a la Madre el General Manuel Belgrano, que luego de alcanzar la victoria en la Batalla de Tucumán en 1812, nombra a la Virgen, Generala y Patrona del Ejército Argentino.

En la publicación, el Obispo dice, además, “celebramos con gratitud al buen Dios que, en los devenires de nuestra historia nacional, haya iluminado al General Belgrano para que bajo esta advocación de la Madre de Dios haya puesto el cuidado de nuestro querido Ejército. La Virgen de la Merced, nos invita a invocarla también en clave de gratitud por la labor de nuestro querido Ejército Argentino, Ella es su Patrona, como ya lo hemos dicho. A Ella le agradecemos todo el bien que hacen, en favor de nuestra Patria”.

A continuación, compartimos en forma completa la nota de Mons. Santiago Olivera:

La Virgen de la Merced: Madre, Generala y Patrona del Ejército Argentino

La historia nos cuenta que, antes de la Batalla de Tucumán (1812), el general Manuel Belgrano, devoto de la Virgen María, había puesto bajo la protección de la Virgen de las Merced a todas las tropas patriotas.

El 24 de septiembre de 1812, luego del triunfo de esa batalla en las tierras tucumanas, se le adjudica a la Virgen de la Merced ese triunfo, según consta el parte que envía a Buenos Aires y donde puede leerse: “La Patria puede gloriarse de la victoria que han obtenido sus armas el día 24 del corriente, día de Nuestra Señora de la Merced, bajo cuya protección nos pusimos”. Días después hizo oficiar una Misa en honor a la Virgen, durante la cual le entregó su bastón de mando, el que colocó entre los pliegues y cordones de su manto. Profundamente emocionado por la victoria, nombró a la Virgen de la Merced como Generala y Patrona del Ejército Argentino”.

Que la Madre de la Merced, haya sido elegida con esos títulos en favor de nuestro Ejército Argentino, nos hace ver la “mano” del Dios providente.

La misión que tiene esta Fuerza es:

Garantizar la soberanía, independencia, capacidad de autodeterminación e integridad territorial de la República Argentina y proteger la vida, la libertad y los bienes de sus habitantes. Y la advocación de la Virgen de la Merced, tiene la particularidad, de los diversos rasgos marianos, a Ella o por Ella, se la invoca de modo especial, para que nos conceda la “merced- gracia” de la liberación, desde la esclavitud física a la liberación de la esclavitud espiritual. Relacionando estas cualidades del Ejercito y la advocación de la Virgen de la Merced, es que reconocemos ese designio de la Providencia.

Que la Madre de la Merced conceda a sus hijos o interceda en favor de sus hijos, favoreciéndole lo que refiera en a la libertad, y- en favor de esa libertad- custodia y cuida la labor de nuestro Ejército, en cuanto garantizarnos esa libertad y soberanía, ya sea en orden a lo territorial como así también, de aquellos peligros que atentan contra la vida y la integridad de las personas. Celebramos con gratitud al buen Dios que, en los devenires de nuestra historia nacional, haya iluminado al General Belgrano para que bajo esta advocación de la Madre de Dios haya puesto el cuidado de nuestro querido Ejército.

La Virgen de la Merced, nos invita a invocarla también en clave de gratitud por la labor de nuestro querido Ejército Argentino, Ella es su Patrona, como ya lo hemos dicho. A Ella le agradecemos todo el bien que hacen, en favor de nuestra Patria. Ver a nuestros soldados, hombres y mujeres, involucrados en auxiliar, ante diversas situaciones adversas, como son o han sido las catástrofes naturales, el Covid, etc. Los vemos y los hemos visto en la primera fila para socorrer y atender a los más damnificados. Le agradecemos también porque forman a tantos jóvenes en el sentir patrio, especialmente inculcándoles el amor por la Patria y que se hace patente, en ese servicio en favor de los demás, en el cuidado de quienes la habitan. Cuidado, servicio y misión por los cuales están dispuestos a la entrega de la propia vida si fuese necesario.

En orden a la libertad, creo que asistimos a un panorama donde este valor y don de nuestra Patria, como es la libertad, está siendo “desprestigiada” o mal comprendida. Casi como slogan, en “aras” de ella, se promueven discursos descalificadores hacia otros o de violencia verbal que, de algún modo, preocupan por el fuerte impacto que estos tienen y una cierta adhesión, por una parte, de la sociedad. Estoy convencido que la libertad o por la libertad, no vales los gritos ofensivos, sino que es una conquista con equilibrio y serenidad de espíritu. La libertad no se impone a fuerza de atropellos que hieran la fraternidad, el encuentro y el diálogo.

Creo también que, gran parte de nuestra sociedad quiere el camino opuesto a esos discursos y agravios, confía en el poder del consenso y el respeto mutuo, que avala diferencias y es capaz de encontrar caminos comunes, mas allá de esas diferencias, para
promover el bien común y el mayor anhelo de libertad: que cada habitante de este suelo viva con dignidad. Pudiendo acceder a un trabajo, un techo, salud y educación propia de un pueblo soberano y libre, y de ricas posibilidades. Invocamos a la Virgen de la Merced, Madre nuestra, que Ella nos resguarde la libertad ganada por nuestros próceres, quienes supieron lograrla y depositarla en
nuestras manos para que la custodiemos, no solo de los de “afuera” sino, también, de los que buscan debilitarla, internamente, entre los hermanos.

Madre de Dios, Virgen y Señora, dadnos la Merced de custodiar con el diálogo, el encuentro y el amor, el don grande de la libertad, a nosotros tus hijos que peregrinamos en esta Bendita Nación.

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