Mons. Olivera | Ponemos la maternidad de cada mujer, bajo el cuidado de la Virgen y que Ella pueda ser el reflejo para que la sigan viviendo con esa generosidad y amor que solo una madre tiene y sabe dar

15 octubre, 2023

Mons. Olivera | Ponemos la maternidad de cada mujer, bajo el cuidado de la Virgen y que Ella pueda ser el reflejo para que la sigan viviendo con esa generosidad y amor que solo una madre tiene y sabe dar, así cerraba su nota el diario digital MDZ de Mendoza el Obispo Castrense de Argentina al reflexionar sobre el día de la madre. El artículo difundido hoy, titulado “Ella es María, la madre de todos”, Mons. Santiago Olivera recuerda también a su madre e infancia, también nos recuerda el origen de la festividad.

Así, lo señalaba, “soy el menor de 13 hermanos y valoramos, más aún, de nuestra madre, primeramente, el don de la vida y también su esfuerzo. Para los creyentes, el día de la madre, tiene que ver con algo religioso, en 1931 el Papa Pío XI dedicó el día 11 de octubre a la «Divina Maternidad de María»; como recuerdo de que 1500 años antes, en 431, el Concilio de Éfeso había proclamado a María verdadera Madre de Cristo”.

Continuando, además decía en otro párrafo, “(…) siempre me gustó pensar en la madre, en lo que significa ese corazón tierno de la madre, la preocupación por sus hijos, el dolor para darnos la vida, la valentía para llevarnos nueve meses con entusiasmo, con alegría, con gratitud. Muchas madres se sienten así y contemplan, podríamos decir, este misterio de ser instrumentos de la vida en la unión con el hombre, la posibilidad- siempre milagrosa- es que nazca un nuevo ser en el propio seno de cada madre”.

Sintetizando en final de su publicación, Mons. Olivera nos comparte, “todo lo que atente contra la mujer y todo lo que atente contra esta posibilidad de la maternidad, no solo se atenta contra Dios sino podríamos decir es contra natura, porque el corazón de las mujeres, así- todo tierno- el corazón de las mujeres es fortaleza, es misericordia, es cercanía, es cariño, es afecto sin mezquindades. Celebrar el día de la madre, es otra buena ocasión para poner nuestra mirada en la Madre de todos: la Virgen María, “testamento más preciado que nos dejó Jesús en la cruz”, escuchar del mismo Jesús “He ahí a tu madre”, nos llena el corazón de consuelo y confianza”.

A continuación, compartimos en forma completa la nota de Mons. Santiago Olivera, Obispo Castrense de Argentina:

Ella es María, la madre de todos

Cuando yo era chico- tengo ahora 64 años ahora- celebramos con certera claridad el día de la madre y el día del padre. Recordamos con mucha alegría, a lo que todo el año disfrutábamos de nuestras madres, pero un día especial la reconocíamos, le agradecíamos, la honrábamos de modo especial. Sin lugar a dudas era un acontecimiento que recuerdo con mucho gozo: los días de la madre. Soy el menor de 13 hermanos y valoramos, más aún, de nuestra madre, primeramente el don de la vida y también su esfuerzo.

Para los creyentes, el día de la madre, tiene que ver con algo religioso, en 1931 el Papa Pío XI dedicó el día 11 de octubre a la «Divina Maternidad de María»; como recuerdo de que 1500 años antes, en 431, el Concilio de Éfeso había proclamado a María verdadera Madre de Cristo (actualmente el día de María, Madre de Dios se celebra el 1°de enero). A partir de esa celebración, en Argentina (en ese entonces presidida por José F. Uriburu), se eligió que el domingo posterior o el anterior a esa fecha se festeje el Día de la Madre. Con el correr de los años, se estableció que sea siempre el tercer domingo de octubre.

Pero más allá de esta historia podríamos decir colectiva y personal que he referido, siempre me gustó pensar en la madre, en lo que significa ese corazón tierno de la madre, la preocupación por sus hijos, el dolor para darnos la vida, la valentía para llevarnos nueve meses con entusiasmo, con alegría, con gratitud. Muchas madres se sienten así y contemplan, podríamos decir, este misterio de ser instrumentos de la vida en la unión con el hombre, la posibilidad- siempre milagrosa- es que nazca un nuevo ser en el propio seno de cada madre.

Madre que está llamada a ser así, “Sagrario de la humanidad”, porque el que está ahí y va a nacer, es un ser que es imagen y semejanza de Dios maravilloso poder contemplar este don, y eso hace sagrado también ese vientre, como sagrada es la vida propia de la mujer, sin dudas. Y aunque abunden confusiones, en nuestro tiempo cultural en que vivimos, siempre triunfa la vida, la verdad es esplendorosa y nunca hay que desanimarse porque la vida es un don de Dios, y nosotros debemos cuidarla, protegerla y acoger toda vida, cada vida.

Me gusta destacar también lo siguiente, hemos crecido escuchando que la mujer es “sexo débil”, capaz referido a su ternura; porque cuántas veces las madres que son dejadas o abandonadas por sus maridos- por distintas circunstancias que no vienen al caso- son las que llevan adelante la crianza de sus hijos, la que llevan adelante el acompañarlos, las que se llevan adelante alimentarlos- no pocas veces sin la ayuda de la otra parte- ; las que están así de pie acompañando. Cuántas veces vemos a las mujeres- hijas de padres ancianos- que se hacen cargo y se vuelven como como “madre” de sus propios padres, acompañando la vejez, comprendiendo, preocupándose, cuidando.

Cuántas veces vemos a mujeres en la cama de los hospitales acompañando el dolor de sus hijos en situaciones de enfermedad. Allí están las mujeres fuertes, valientes, de pie. Nada de debilidad, muy por el contrario, con la fortaleza que brota de su amor maternal.
En esta misma línea de presencia y confianza, podemos decir que: no son las madres los que reciben las primeras palabras de sus hijos- tiernas palabras de los niños-, no son las madre, también, las que acompañan a dar los primeros pasos, no son las madres las que reciben tantas confidencias de nosotros- sus hijos-; no son las madres o el corazón de madre, la ternura de la madre, que está dispuesta a recibir alegrías y dolores, siempre, con actitud de abrazo, de comprensión, de solidaridad; no son las hermanas religiosas- las hermanitas- que vemos en hospitales o en casa de solidaridad o acompañando niños en hogares, en esa ternura de maternidad consagrada, que no se reduce solo a parir un hijo sino a cuidarlo y custodiarlo.

Por eso, todo lo que atente contra la mujer y todo lo que atente contra esta posibilidad de la maternidad, no solo se atenta contra Dios sino podríamos decir es contra natura, porque el corazón de las mujeres, así- todo tierno- el corazón de las mujeres es fortaleza, es misericordia, es cercanía, es cariño, es afecto sin mezquindades. Celebrar el día de la madre, es otra buena ocasión para poner nuestra mirada en la Madre de todos: la Virgen María, “testamento más preciado que nos dejó Jesús en la cruz”, escuchar del mismo Jesús “He ahí a tu madre”, nos llena el corazón de consuelo y confianza.

Ponemos la maternidad de cada mujer, bajo el cuidado de la Virgen y que Ella pueda ser el reflejo para que la sigan viviendo con esa generosidad y amor que solo una madre tiene y sabe dar.

¡Muy feliz día de la Madre!

* Monseñor Santiago Olivera, es Obispo Castrense de Argentina.

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