Mons. Olivera | Que Dios, San José y María, tengan lugar en nuestro corazón para que el Niño nazca, el Niño crezca, y este Niño es, justamente la certeza de un Dios que nos ama

2 diciembre, 2023

Mons. Olivera | Que Dios, San José y María, tengan lugar en nuestro corazón para que el Niño nazca, el Niño crezca, y este Niño es, justamente la certeza de un Dios que nos ama, así lo compartía el Obispo Castrense de Argentina al compartir su vídeo mensaje a toda la Diócesis en vísperas de Adviento. La palabra Adviento, proviene del latín “adventus” y se puede interpretar en nuestro idioma como “venida”, “llegada” y para la Iglesia Católica marca el inicio de un nuevo año Litúrgico, siendo este un tiempo de preparación.

Así, los cuatro domingos previos a la Navidad son un camino y tiempo de espera a la gran celebración del Nacimiento de Jesucristo, Nuestro Salvador. Al respecto, Mons. Santiago Olivera, nos decía, “(…) quiero invitarlos a que vayamos preparando el corazón para un tiempo muy fuerte, que es la Navidad.

Pero lo preparamos pensando en el Adviento, que es este avivar el deseo desde el corazón de que el Señor que viene, el Señor que nos recuerda que hace más de dos mil años se hizo carne”. Agregando en otro párrafo, el Obispo señala, “(…) el Adviento, prepara nuestro corazón para desear y avivar esta segunda venida del Señor. Vino en la Navidad, en la humildad de la carne, vendrá un día, en esa segunda venida que nuestros primeros cristianos tenían tan hondo y decían: «Ven Señor Jesús»”.

Completando, compartía el Obispo, “que este tiempo de Adviento, que es preparar a modo de pesebre nuestro propio corazón, que el preparar el árbol, el pesebre en nuestras casas sean también signo exterior de una preparación interior. Que Dios, San José y María, podríamos decir, tengan lugar en nuestro corazón para que el Niño nazca, el Niño crezca, y este Niño que es, justamente la certeza de un Dios que nos ama”.

A continuación, transcribimos el vídeo mensaje de Mons. Santiago Olivera, Obispo Castrense de Argentina:

MENSAJE:

Con alegría, vuelvo a compartir con ustedes nuestros fieles castrenses, es decir, hombres y mujeres de las Fuerzas junto a sus familias, los que trabajan también en los Ministerios de Defensa y de Seguridad. Los que trabajan o están en la Casa Rosada y en la Quinta de Olivos, que son parte de los fieles que se nos confía como Obispado Castrense, que está a lo largo y ancho del país y más allá de nuestras fronteras.

Como lo es, la República de Chipre, en las misiones de paz o en las distintas realidades que hacen a la Fragata ARA Libertad, el rompehielos ARA Alte. Irízar, la presencia en la Antártida. Tengo esta posibilidad de mandarles a todos un especial saludo y gratitud, con renovando entusiasmo, para servir a ustedes que sirven, aman y quieren a nuestra Patria.

Porque son capaces de entregar la vida por defender nuestra tierra, nuestras fronteras, por defender nuestra gente. En este tiempo, quiero invitarlos a que vayamos preparando el corazón para un tiempo muy fuerte, que es la Navidad.

Pero lo preparamos pensando en el Adviento, que es este avivar el deseo desde el corazón de que el Señor que viene, el Señor que nos recuerda que hace más de dos mil años se hizo carne. Esa presencia de Dios con nosotros es en primer lugar, una presencia de amor, así como nuestra misión en la Fuerzas es presencia y presencia de amor, así lo queremos y lo deseamos.

Volvemos a hacer realidad en nuestra vida, en lo nuestro más cotidiano, esta alegría del Dios con nosotros. Preparamos nuestro corazón, también preparamos nuestras casas, preparamos nuestras instituciones, preparamos nuestros regimientos, nuestros escuadrones, brigadas, nuestras realidades, nuestras ciudades y nuestros pueblos porque algo pasa distinto, porque esto que pasó hace tiempo, sabemos que es una realidad.

Pero también el Adviento, prepara nuestro corazón para desear y avivar esta segunda venida del Señor. Vino en la Navidad, en la humildad de la carne, vendrá un día, en esa segunda venida que nuestros primeros cristianos tenían tan hondo y decían: «Ven Señor Jesús».

Que este tiempo de Adviento, que es preparar a modo de pesebre nuestro propio corazón, que el preparar el árbol, el pesebre en nuestras casas sean también signo exterior de una preparación interior. Que Dios, que San José y María, podríamos decir, tengan lugar en nuestro corazón para que el Niño nazca, el Niño crezca, y este Niño que es, justamente la certeza de un Dios que nos ama.

Porque Dios nos amó tanto que envió a su Hijo para salvarnos. Que esta Navidad, no pase como el agua entre las manos, que nos transforme, que nos quede, que nos sane. Que podamos vivir la cultura del encuentro, que podamos construir fraternidad, que podamos sentirnos miembros todos, hermanos de esta querida Patria Argentina.

En estos tiempos nuevos, aunque difíciles pero que el Dios con nosotros esta nueva Navidad nos renueve en la esperanza. La Navidad es tiempo del encuentro, pero el encuentro lo hacemos, festejamos y nos reunimos porque Jesús vuelve a nacer en nuestro corazón y vuelve a hacerse presente en medio de nuestro tiempo y nuestra cultura.

Que Dios los bendiga. Feliz tiempo de Adviento y también celebraremos juntos la Navidad. Que Dios los bendiga mucho.

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