Mons. Olivera | Que esta celebración, avive en nosotros el deseo de ser misioneros de la Eucaristía, así lo compartía el Obispo Castrense de Argentina, en la Homilía en la Solemnidad de Corpus Christi. Fue durante la celebración Eucarística en la Capilla, Medalla Milagrosa de la ciudad de Villa Dolores, Córdoba, la cual fue transmitida por el canal de YouTube de la Diócesis y marcó el comienzo de las celebraciones en continuado hasta las 23 horas en la Diócesis Castrense de Argentina.

Presidió la Santa Misa, Mons. Santiago Olivera, Obispo Castrense de Argentina, concelebró el Rector de la Catedral Castrense, Stella Maris, Padre Diego Pereyra. En la Homilía, Mons. Santiago tras los saludos, explicaba sobre la Diócesis a los presentes, “el Obispado Castrense, es Obispado Castrense de la República Argentina y está para servir, acompañar, hacer crecer la vida espiritual de los hombres y mujeres de las Fuerzas Armadas, las Fuerzas Federales de Seguridad y también a sus familias”.

Continuando, explicaba entonces, el por qué, de la necesidad de contar con esta Diócesis peculiar, así lo señalaba, “porque sus integrantes, tienen una particularidad en su forma de vida, una peculiaridad. Porque en el horizonte de los hombres y mujeres de las Fuerzas, está también la posibilidad de la entrega de la vida”. Agregando, el Obispo compartía, “en tal sentido, la Iglesia ha pensado aquí en la Argentina desde hace 65 años como Obispado, pero antes también en el acompañamiento espiritual, que era importante contar con este sostén.

Podríamos decir, que los efectivos de las Fuerzas, por su profesión, tal como los cristianos, tenemos que estar dispuestos a dar la vida por el Evangelio, por el Amor a Dios. Porque la entrega, la damos cada día si somos verdaderamente cristianos y discípulos, aún hay mártires que les toca también derramar su sangre por la fe”.

En otro tramo, Mons. Olivera, decía, “(…), rezamos por todos los hombres y mujeres de nuestro país que hacen Patria realmente. A quienes en estos ya 5 años como Obispo Castrense de Argentina he podido visitar en los lugares de frontera, donde me pude encontrar con los Gendarmes en sectores austeros, alejados, custodiando nuestra tierra, o tal como estamos conmemorando en este año, los 40 años de Malvinas, donde tantos soldados nuestros han entregado sus vidas allí, en las Islas”.

Avanzando, sobre el Evangelio, nos decía el Obispo, “hemos escuchado la Lectura que nos ilumina también el misterio que estamos celebrando, este misterio que en cada Misa estamos actualizando, que es tan profundo y hemos escuchado en la secuencia, tenemos que agudizar nuestra fe. Porque el pan y el vino que nosotros presentamos en cada Eucaristía, las Palabras del Señor <<tomen y coman éste es mi cuerpo, tomen y coman ésta es mi sangre …>>.

No decimos, tomen y coman éste es el Cuerpo de Jesús. No. Decimos, <<tomen y coman ésta es mi Cuerpo, tomen y coman ésta es mi Sangre …>>, actualizamos este misterioso mandato de Jesús, y se convierten verdaderamente en la Sangre y Cuerpo suyo”.

Mons. Santiago decía entonces, “esta memoria que nosotros actualizamos y celebramos, no es cómo piensan a veces nuestros hermanos separados, que creen que representamos recordando lo que pasó en la última cena. Sino que nuestra memoria cristiana, nuestra celebración Eucarística, es traer al presente aquello que celebramos y hacemos verdaderamente presente, el Cuerpo y la Sangre de Jesús, y ésta, es nuestra fe, éste es el misterio de nuestra fe”.

Sobre esto último, Mons. Olivera añadía, “este comer a Jesús, esto que es, acercarnos a estar en comunión suya, nos permite estar en comunión con la Palabra. Nosotros debemos saber que nos alimentamos con la Palabra, felices seremos si escuchamos la Palabra y la ponemos en práctica”.

En otro segmento de la Homilía, el Obispo nos pedía, “tenemos que comprometernos nosotros cada día a vivir la Palabra, que los que nos vean, vean el Evangelio con nuestra propia vida. ¡Gran desafío! Estar en comunión con Jesús, si estamos en comunión con Jesús, también el Señor nos invita a recibir su propia comida, su propio alimento, su propio cuerpo, para hacernos más como Él.

En la medida en que comulgamos, nos vamos pareciendo, nos vamos haciendo otros cristos, más cristianos y esto, es un gran regalo suyo”. Respecto del día de Corpus Christi, Mons. Olivera, nos narraba, “(…) la Iglesia ha querido, que en otro contexto y terminado el domingo de la Santísima Trinidad, podamos venerar públicamente este gran don, podamos alegrarnos, dar gracias a Dios. Podríamos decir, que hoy, es el día que tendríamos que renovar con un espíritu muy ansioso de fiesta en nuestro corazón, de alimentarnos siempre de ese pan, el pan de la vida”.

Siguiendo, subrayaba, “que este domingo entonces, nos avive en nosotros este deseo de ser misioneros de la Eucaristía. Que podamos valorar siempre la Eucaristía, que podamos tener siempre esta iniciativa de rezar para que no falten pastores que hagan presente a Jesús realmente, como pan de la vida para su pueblo, para cada uno de nosotros, que gran don que tenemos.

Demos gracias por esta Eucaristía y de cada Misa, demos gracias por la posibilidad de que el Señor siga suscitando al corazón de tantos jóvenes, para seguirlo y hacer su vida una vida ejemplar, entregada como la vida de Jesús, para hacer presente la Eucaristía”.

Finalmente, Mons. Santiago, compartía, “el día del padre es una oportunidad para dar gracias a Dios, porque por ellos, por nuestros padres, más allá de cómo fueron o son, hemos recibido, el don de la vida. Siempre debemos ser agradecidos por la vida que es don de Dios, pero que, en instrumentos del Señor, nuestros padres y nuestras madres hicieron posible que podamos gozar de la vida, recordemos, la vida es, un don de Dios”.–