Mons. Olivera | Que podamos amar como Jesús, que realmente podamos manifestar con nuestras obras y nuestras vidas que hemos entendido el Evangelio, así lo pidió el Obispo Castrense de Argentina, al compartir la Homilía en la celebración de la Santa Misa en la Iglesia Catedral Castrense, Stella Maris, en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Fue en la mañana del lunes 13 de junio, en presencia de Ntra. Sra. de Luján Malvinera quien recién llegaba de su peregrinación por la provincia de San Juan.
En la celebración, Mons. Santiago Olivera junto a los Capellanes y fieles, rezó por nuestros caídos y familiares y bendijo la Lámpara Votiva del Santísimo. Presidió la Santa Misa, Mons. Santiago, Obispo Castrense de Argentina, concelebraron, el Vicario General, Mons. Gustavo Acuña, el Canciller y Capellán Mayor de la Armada Argentina, Padre Rostom Maderna, el Capellán Mayor de la FAA, Padre César Tauro, el Capellán Mayor de GNA, Padre Jorge Massut, el Capellán Mayor de la PSA, Padre Rubén Bonacina.
También, el Rector de la Iglesia Catedral Castrense, Padre Diego Pereyra, el Rector del Seminario Castrense, Padre Daniel Díaz Ramos, y los Capellanes, Padre Ricardo González, Padre Luis Ioele, Padre Enrique Xavier Fonrouge, Padre Charbel Makhlouf, Padre Alberto Luis Luna Andrine y el Padre Darío Verón. En la Homilía, Mons. Olivera decía, “con mucha alegría compartimos esta Misa, con el gozo de tantos Capellanes presentes, que, pese a las distintas actividades programadas, hacen el esfuerzo de la comunión y se suman a participar con nosotros.
Hoy tenemos la bendición de esta nueva lámpara votiva, que nos habla de la presencia real de Jesucristo”. Agregando, “cuando en el rito, se le entregan las llaves del Sagrario al nuevo Párroco o al Capellán, que, equiparado a un Párroco en sus realidades, se les dice, <que esta luz nunca se apague>>. Señalando, además, <<que, en el Sagrario, esté siempre la luz, que recuerda justamente una presencia real de Jesucristo y ese es el misterio de nuestra fe>>”.
En otro tramo, el Obispo, señaló, además, “así que, con mucha alegría nos reunimos hoy para bendecir esta lámpara votiva, que le da como mayor presencia al Señor de la Eucaristía aquí en este Sagrario. Tenemos también la presencia de la Virgen, que vuelve de un intenso tiempo, allí en la provincia de San Juan, visitando a sus hijos, inmediatamente va para Mar del Plata, para estar presente en la Misa en la Base Naval y así, sigue recorriendo María de Luján Malvinera, de la unidad, misionera, por nuestra Patria”.
Continuando, decía Mons. Santiago, “estamos en el tiempo en que evocamos los 40 años de la guerra de Malvinas, en donde mañana 14 de junio, es un tiempo difícil, pero María está presente. Y nos habla de que Ella quiso quedarse a orillas del río Luján, quiso quedarse como presencia maternal en nuestra Patria, quiso quedarse particularmente también en nuestra realidad, en nuestras situaciones difíciles, María al pie de la Cruz, María acompañando a sus hijos, así que nos llena de alegría tener aquí entre nosotros, esta imagen de la Virgen Santísima”.
Avanzando, se refirió al Evangelio, sobre él decía el Obispo, “la Palabra de Dios, breve, podríamos decir contundente, tiene relación con lo que hemos escuchado en estos días, que el Señor no vino a abolir la ley, sino a darla en plenitud”. Profundizando, compartía sobre esto último, “(…) aquí nos enfrenta con una costumbre, justamente la ley del Talión, que era para evitar venganzas más grandes.
Ojo por ojo, diente por diente, justamente para no excederse en esta justicia entre comillas que a veces puede mezclarse como venganza y esto podríamos claramente hacer referencia a nuestra realidad actual en tantas cosas”.
Mons. Olivera, también destacaba, “(…) la exigencia del amor sin límites, tiene el modelo más claro que es Jesús. Podríamos decir, que el Señor que callado fue así a la entrega de su vida para la salvación de todos en la Cruz, que solo profirió palabras de perdón, de comprensión, que pasó haciendo el bien. Nos invita a hacer realidad ésta consigna evangélica, es decir un amor que busca siempre el bien, que no se mira así mismo, porque no es egoísta, y que entonces piensa en el otro”.
Casi en el final de la Homilía, pedía el Obispo, “que podamos siempre amar a todos, que podamos amar como Él, que podamos amar también a aquellos nos hacen el mal, los entre comillas, nuestros enemigos, para que realmente podamos manifestar con nuestras obras y nuestras vidas que hemos entendido el Evangelio”. Antes de finalizar la Eucaristía, Mons. Santiago bendijo la Lámpara Votiva del Santísimo, donde expresaba en el final, “la lámpara votiva nos señala así a Jesús, al bendecirla hoy, te pedimos «aprender» de ella y ser luz- con nuestros gestos y palabras- que animen a otros, que señalen a otros dónde está Jesús”.-
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