Novena al Espíritu Santo, segundo día
Segundo día
Ese fruto es, la alegría, el gozo, la paz, el corazón grande, la entrega, la sonrisa siempre presente pero que habla de una realidad interior del corazón[1].
+En el Nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén
PEDIMOS POR NUESTRO EJÉRCITO ARGENTINO, que forman parte de nuestra Diócesis y les pedimos a nuestros amigos que se suman a esta novena, también se sumen a esta intención y PEDIMOS TAMBIÉN, POR LOS QUE SUFREN ALGÚN MAL FÍSICO O ESPIRITUAL. Recibamos, todos, el don del Espíritu que nos anime en el SERVICIO y la FORTALEZA INTERIOR.
Invocación al Espíritu Santo:
Ven, Espíritu Santo, Llena los corazones de tus fieles y enciende en ellos el fuego de tu amor. Envía, Señor, tu Espíritu. Que renueve la faz de la Tierra.
Oración: Oh Dios, que llenaste los corazones de tus fieles con la luz del Espíritu Santo; concédenos que, guiados por el mismo Espíritu, sintamos con rectitud y gocemos siempre de tu consuelo. Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén.
(Podemos escuchar la canción “Ven, Espíritu Santo Creador”-)
(Breve silencio y vamos repitiendo- pausadamente- la invocación que acabamos de hacer y nos “quedamos” con aquella palabra o expresión que me “llegue” más)
Espíritu de Vida, que nos has dado la Palabra Divina para luz y guía de nuestras vidas, ven en nuestro auxilio para poder gustar- como un encuentro de Amor- el encuentro orante con la Palabra de hoy.
Del Evangelio según San Juan 7, 37- 41
«El último día, el más solemne de la fiesta, Jesús, poniéndose de pie, exclamó: «El que tenga sed, venga a mí; y beba el que cree en mí». Como dice la Escritura: De su seno brotarán manantiales de agua viva. Él se refería al Espíritu que debían recibir los que creyeran en él. Porque el Espíritu no había sido dado todavía, ya que Jesús aún no había sido glorificado. Algunos de la multitud que lo habían oído, opinaban: «Este es verdaderamente el Profeta». Otros decían: «Este es el Mesías».» Palabra del Señor
(Breve silencio y vamos releyendo- pausadamente- el texto y nos “quedamos” con aquella palabra o expresión que me “llegue” más al corazón)
Breve reflexión
Aparecida 14
El Señor nos dice: “No tengan miedo” (Mt 28, 5). Como a las mujeres en la mañana de la Resurrección, nos repite: “¿Por qué buscan entre los muertos al que está vivo?” (Lc 24, 5). Nos alientan los signos de la victoria de Cristo resucitado, mientras suplicamos la gracia de la conversión y mantenemos viva la esperanza que no defrauda. Lo que nos define no son las circunstancias dramáticas de la vida, ni los desafíos de la sociedad, ni las tareas que debemos emprender, sino ante todo el amor recibido del Padre gracias a Jesucristo por la unción del Espíritu Santo. Esta prioridad fundamental es la que ha presidido todos nuestros trabajos, ofreciéndolos a Dios, a nuestra Iglesia, a nuestro pueblo, a cada uno de los latinoamericanos, mientras elevamos al Espíritu Santo nuestra súplica confiada para que redescubramos la belleza y la alegría de ser cristianos. Aquí está el reto fundamental que afrontamos: mostrar la capacidad de la Iglesia para promover y formar discípulos y misioneros que respondan a la vocación recibida y comuniquen por doquier, por desborde de gratitud y alegría, el don del encuentro con Jesucristo. No tenemos otro tesoro que éste. No tenemos otra dicha ni otra prioridad que ser instrumentos del Espíritu de Dios, en Iglesia, para que Jesucristo sea encontrado, seguido, amado, adorado, anunciado y comunicado a todos, no obstante todas las dificultades y resistencias. Este es el mejor servicio –¡su servicio!– que la Iglesia tiene que ofrecer a las personas y naciones[2].
ECO: Qué maravilloso volver a leer esta preciosa reflexión, fruto del Espíritu, en el corazón de tantos que elaboraron este Documento Final de la V Conferencia General del Episcopado Latinoamericano y del Caribe. El “Agua viva”, qué es el Espíritu, según nos dice Jesús en el Evangelio, es quien nos hace vencer todo miedo, y redescubrir a Jesús- una vez más- como el Preciado Tesoro- por el cual vale la pena ser “instrumentos del Espíritu” para anunciar- en estos tiempos de dificultad e incertidumbre- con más fuerza aún, la dicha de ser CRISTIANOS, DISCIPULOS MISIONEROS DEL RESUCITADO. Ese es nuestro MAYOR servicio, nuestra MEJOR misión. Porque solo en JESÚS, anunciamos y contagiamos- con más fuerza que toda adversidad (Pandemia, guerras, pobreza…)- la ESPERANZA.
(Breve silencio y vamos releyendo- pausadamente- el texto y nos preguntamos sobre nuestra identidad, la alegría de ser de Cristo. Pedimos el don del Espíritu, venga en nuestra ayuda, y nos renueve en la esperanza, para compartirla con los demás)
Gesto orante:
Colocamos un recipiente- transparente – con agua (apta para beber) y “contemplamos” esa agua cristalina y le pedimos la gracia de ser “inundados en el corazón” por esa presencia de Dios Espíritu Santo, que purifique toda desconfianza, desesperación e incertidumbres y ser colmados de la Esperanza que no defrauda: JESÚS. Rezamos: Así como bebemos el agua para calmar la sed de nuestro cuerpo y para darle vida, el Señor derrame en abundancia su Espíritu Santo para que bebiendo de esta Fuente de agua Viva seamos colmados con sus dones y el Agua Viva de Cristo, la Vida Plena. (Luego de un momento, podemos beber un sorbo de agua con esa intención y compartir esa agua con los demás)
Rezamos juntos un “Misterio del Rosario”, contemplado: “Jesús da al Espíritu Santo, que nos purifica como el agua viva”.
+En el Nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén
Gesto misionero: Invitamos a alguien, para mañana, para rezar juntos (presencial- si la situación lo permite- sino a través de una video llamada, compartiendo esta novena, etc.).
Nota: Como notarán, estamos usando- como signo- lo que, de algún modo identifica al Espíritu Santo (fuego, agua, etc)-. Signos que queremos recuperar, para enriquecer nuestra oración. Desde mañana, si Dios, meditaremos también, en torno a uno de los dones y frutos del Espíritu Santo.
[1] Homilía de Pentecostés- 30/5/2020. Mons. Santiago Olivera
[2] Cf. EN 1
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