Papa Francisco | Busca al Señor y encuentra al Señor, vive con el Señor

30 julio, 2023

Papa Francisco | Busca al Señor y encuentra al Señor, vive con el Señor, así lo pedía el Santo Padre Francisco al compartir su mensaje antes de recitar la oración Mariana del Ángelus. Antes del mediodía de hoy (hora local), Su Santidad Francisco se presentaba en la ventana del Estudio Apostólico Vaticano encontrándose con los fieles y peregrinos reunidos en Plaza San Pedro.

Luego de saludar, el Santo Padre se refirió al Evangelio de hoy, así decía, “nos cuenta la parábola de un mercader en busca de perlas preciosas. Él, dice Jesús, «encontró una perla de gran valor, fue, vendió todos sus bienes y la compró» (Mt 13,46). Detengámonos un poco en los gestos de este mercader, que primero busca, luego encuentra y finalmente compra”.

Continuando, explicaba, el primero de los gestos: buscar, “se trata de un mercader emprendedor, que no se queda quieto, sino que sale de su casa y se pone en camino en busca de perlas preciosas. Agregando, “(…) esto nos invita a no encerrarnos en la costumbre, en la mediocridad de los que se contentan, sino a reavivar el deseo, para que no se apague el deseo de buscar, de ir adelante (…)”.

En otro párrafo el Papa continuaba diciendo, “el segundo acto del comerciante es encontrar. Es una persona astuta que «tiene ojo» y sabe reconocer una perla de gran valor. No es fácil. Esto también es una lección para nosotros: cada día, en casa, en la calle, en el trabajo, de vacaciones, tenemos la oportunidad de discernir el bien. Y es importante saber encontrar lo que importa: entrenarnos para reconocer las gemas preciosas de la vida y distinguirlas de la basura”.

Más adelante, el Pontífice, señalaba sobre el tercer aspecto, “(…) mercader: compra la perla. Al darse cuenta de su inmenso valor, lo vende todo, sacrifica todos sus bienes para tenerla. Esto también es una invitación para nosotros. Pero, ¿cuál es esa perla por la que se puede renunciar a todo, de la que nos habla el Señor? Esta perla es Él mismo, ¡es el Señor! Busca al Señor y encuentra al Señor, encuentra al Señor, vive con el Señor”.

Finalmente, nos proponía el Papa, “retomemos entonces los tres gestos del mercader -buscar, encontrar, comprar- y hagámonos algunas preguntas. Buscar: ¿estoy, en mi vida, buscando? ¿Siento que he llegado, que estoy satisfecho, o que estoy ejercitando mi deseo del bien? ¿Estoy en «jubilación espiritual»?”

A continuación, compartimos en forma completa el mensaje de Su Santidad Francisco:

Queridos hermanos, ¡buenos días!

Hoy el Evangelio nos cuenta la parábola de un mercader en busca de perlas preciosas. Él, dice Jesús, «encontró una perla de gran valor, fue, vendió todos sus bienes y la compró» (Mt 13,46). Detengámonos un poco en los gestos de este mercader, que primero busca, luego encuentra y finalmente compra.

Primer gesto: buscar. Se trata de un mercader emprendedor, que no se queda quieto, sino que sale de su casa y se pone en camino en busca de perlas preciosas. No dice: «Me conformo con las que tengo», sino que busca otras más bellas. Y esto nos invita a no encerrarnos en la costumbre, en la mediocridad de los que se contentan, sino a reavivar el deseo, para que no se apague el deseo de buscar, de ir adelante; a cultivar los sueños de bien, a buscar la novedad del Señor, porque el Señor no es repetitivo, trae siempre la novedad, la novedad del Espíritu, hace siempre nuevas las realidades de la vida (cf. Ap 21,5). Y debemos tener esta actitud: buscar.

El segundo acto del comerciante es encontrar. Es una persona astuta que «tiene ojo» y sabe reconocer una perla de gran valor. No es fácil. Pensemos, por ejemplo, en los fascinantes bazares orientales, donde los puestos, repletos de mercancías, se agolpan a lo largo de las paredes de calles llenas de gente; o en algunos de los puestos que se ven en muchas ciudades, repletos de libros y objetos diversos. A veces, en estos mercados, si uno se detiene a mirar con atención, puede descubrir tesoros: cosas preciosas, volúmenes raros que, mezclados con todo lo demás, uno no advierte a primera vista. Pero el mercader de la parábola tiene buen ojo y sabe encontrar, sabe «discernir» para encontrar la perla. Esto también es una lección para nosotros: cada día, en casa, en la calle, en el trabajo, de vacaciones, tenemos la oportunidad de discernir el bien. Y es importante saber encontrar lo que importa: entrenarnos para reconocer las gemas preciosas de la vida y distinguirlas de la basura. No desperdiciemos nuestro tiempo y nuestra libertad en cosas triviales, pasatiempos que nos dejan vacíos por dentro, mientras que la vida nos ofrece cada día la perla preciosa del encuentro con Dios y con los demás. Hay que saber reconocerla: discernir para encontrarla.

Y el último gesto del mercader: compra la perla. Al darse cuenta de su inmenso valor, lo vende todo, sacrifica todos sus bienes para tenerla. Cambia radicalmente el inventario de su almacén; no queda nada más que esa perla: es su única riqueza, el sentido de su presente y de su futuro. Esto también es una invitación para nosotros. Pero, ¿cuál es esa perla por la que se puede renunciar a todo, de la que nos habla el Señor? Esta perla es Él mismo, ¡es el Señor! Busca al Señor y encuentra al Señor, encuentra al Señor, vive con el Señor. La perla es Jesús: Él es la perla preciosa de la vida, que hay que buscar, encontrar y hacer propia. Merece la pena invertirlo todo en Él, porque cuando encuentras a Cristo, la vida cambia. Si encuentras a Cristo, tu vida cambia.

Retomemos entonces los tres gestos del mercader -buscar, encontrar, comprar- y hagámonos algunas preguntas. Buscar: ¿estoy, en mi vida, buscando? ¿Siento que he llegado, que estoy satisfecho, o que estoy ejercitando mi deseo del bien? ¿Estoy en «jubilación espiritual»? ¡Cuántos jóvenes están jubilados! En segundo lugar, encontrar: ¿me ejercito en discernir lo que es bueno y viene de Dios, sabiendo renunciar a lo que me deja poco o nada? Por último, comprar: ¿sé gastarme por Jesús? ¿Está Él en primer lugar para mí, es Él el mayor bien de la vida? Sería bonito decirle hoy: «Jesús, Tú eres mi mayor bien». Que cada uno en su corazón lo diga ahora: «Jesús, Tú eres mi mayor bien». Que María nos ayude a buscar, encontrar y abrazar a Jesús con todo nuestro ser.

_____________________________

Después del Ángelus

Queridos hermanos y hermanas

Hoy celebramos dos Días Mundiales convocados por la ONU: el Día de la Amistad y el Día contra la Trata de Seres Humanos. El primero promueve la amistad entre pueblos y culturas; el segundo combate el delito que convierte a las personas en mercancía. La trata es una realidad terrible, que afecta a demasiada gente: niños, mujeres, trabajadores…, tantas personas explotadas; todos viviendo en condiciones inhumanas y sufriendo la indiferencia y el rechazo de la sociedad. Hay tanta trata en el mundo de hoy. Dios bendiga a los que trabajan para luchar contra la trata.

No dejemos de rezar por la atormentada Ucrania, donde la guerra lo destruye todo, incluso el grano. Esto es una grave ofensa a Dios, pues el grano es su don para alimentar a la humanidad; y el grito de millones de hermanos y hermanas que padecen hambre se eleva al Cielo. Hago un llamamiento a mis hermanos, a las autoridades de la Federación Rusa, para que se restablezca la iniciativa del Mar Negro y el grano sea transportado con seguridad.

El próximo 4 de agosto se cumplirán tres años de la devastadora explosión en el puerto de Beirut. Renuevo mis oraciones por las víctimas y sus familias, que buscan verdad y justicia, y espero que la compleja crisis del Líbano pueda encontrar una solución digna de la historia y los valores de ese pueblo. No olvidemos que el Líbano es también un mensaje.

Os pido que me acompañéis con vuestra oración en el Viaje a Portugal, que realizaré a partir del próximo miércoles, con ocasión de la Jornada Mundial de la Juventud. Tantos jóvenes, de todos los continentes, vivirán la alegría del encuentro con Dios y con los hermanos, guiados por la Virgen María, que después de la anunciación «se levantó y se puso en camino de prisa» (Lc 1,39). A Ella, estrella luminosa del camino cristiano, tan venerada en Portugal, confío a los peregrinos de la JMJ y a todos los jóvenes del mundo.

Y ahora os saludo a vosotros, romanos y peregrinos de Italia y de muchos países. Saludo en particular al coro de niños de Veliko Tarnovo, Bulgaria, y al grupo de jóvenes de México; así como a los adolescentes de Biadene y Caonada. Y saludo a los jóvenes de la Inmaculada.

Deseo a todos un buen domingo. Por favor, no olvidéis rezar por mí. Buen almuerzo y ¡adiós!

Abre el seminario diocesano castrense

Necesitamos tu ayuda para el sostenimiento de los seminaristas

Noticias relacionadas

0 comentarios

Pin It on Pinterest

¡Compartí esta noticia!

¡Enviásela a tus amig@s!