Papa Francisco | El cristiano debe estar abierto a la Palabra de Dios y al servicio de los demás, así lo expresó el Santo Padre al compartir su mensaje durante la Audiencia General del día miércoles. Celebrada en el Aula Pablo VI, Su Santidad Francisco, concluyó el ciclo de catequesis sobre “La pasión por la evangelización: El celo apostólico del creyente”, centrando su meditación en el tema: “Effatà, abrir la Iglesia” (Lectura: Mc 7,31-35).
El Papa nos compartía, “(…) concluimos hoy el ciclo dedicado al celo apostólico, en el que nos hemos inspirado en la Palabra de Dios para ayudar a cultivar la pasión por el anuncio del Evangelio”. Agregando en otro párrafo, “existe una sordera física, pero en la Biblia el que es sordo a la palabra de Dios es mudo, que no comunica la palabra de Dios.
Continuando, el Santo Padre nos decía, “otro signo es también indicativo: el Evangelio informa de la palabra decisiva de Jesús en arameo, effatà, que significa «abrid los oídos», abrid la lengua, y es una invitación dirigida no tanto al sordomudo, que no podía oírla, sino precisamente a los discípulos de aquel tiempo y de todos los tiempos. También nosotros, que hemos recibido la efusión del Espíritu en el Bautismo, estamos llamados a abrirnos”.
Más adelante, el Papa señalaba, “(…) el cristiano debe estar abierto a la Palabra de Dios y al servicio de los demás. Los cristianos cerrados acaban mal, siempre, porque no son cristianos, son ideólogos, ideólogos de la cerrazón”. Así, entonces, nos pedía el Pontífice, “(…), sintámonos todos llamados, como bautizados, a testimoniar y anunciar a Jesús. Y pidamos la gracia, como Iglesia, de poder realizar una conversión pastoral y misionera”.
Concluyendo, dijo, “el Señor, a orillas del mar de Galilea, preguntó a Pedro si le amaba y luego le pidió que pastoreara sus ovejas (cf. vv. 15-17). Hagámonos también nosotros esta pregunta, hagámonos cada uno de nosotros esta pregunta: ¿amo realmente al Señor, hasta el punto de querer anunciarlo?”
A continuación, compartimos en forma completa el mensaje de Su Santidad Francisco:
La catequesis. Pasión por la evangelización: el celo apostólico del creyente. 30. Effata, ¡Iglesia abierta!
Queridos hermanos y hermanas
concluimos hoy el ciclo dedicado al celo apostólico, en el que nos hemos inspirado en la Palabra de Dios para ayudar a cultivar la pasión por el anuncio del Evangelio. Y esto concierne a todo cristiano. Pensemos en el hecho de que en el Bautismo el celebrante dice, tocando los oídos y los labios de los bautizados: «Que el Señor Jesús, que hizo oír a los sordos y hablar a los mudos, os conceda pronto escuchar su palabra y profesar vuestra fe».
Y oímos el prodigio de Jesús. El evangelista Marcos pasa a describir dónde ocurrió: «Hacia el mar de Galilea…» (Mc 7,31). ¿Qué tienen en común estos territorios? El hecho de que estaban habitados predominantemente por paganos. No eran territorios habitados por judíos, sino predominantemente por paganos. Los discípulos salieron con Jesús, que es capaz de abrir los oídos y la boca, es decir, el fenómeno de la sordera muda, que en la Biblia también es metafórico y designa la cerrazón a las llamadas de Dios. Existe una sordera física, pero en la Biblia el que es sordo a la palabra de Dios es mudo, que no comunica la palabra de Dios.
Otro signo es también indicativo: el Evangelio informa de la palabra decisiva de Jesús en arameo, effatà, que significa «abrid los oídos», abrid la lengua, y es una invitación dirigida no tanto al sordomudo, que no podía oírla, sino precisamente a los discípulos de aquel tiempo y de todos los tiempos. También nosotros, que hemos recibido la efusión del Espíritu en el Bautismo, estamos llamados a abrirnos. «¡Abrid!», dice Jesús a cada creyente y a su Iglesia: ¡abrid porque el mensaje del Evangelio os necesita para ser testimoniado y anunciado! Y esto nos hace pensar también en la actitud del cristiano: el cristiano debe estar abierto a la Palabra de Dios y al servicio de los demás. Los cristianos cerrados acaban mal, siempre, porque no son cristianos, son ideólogos, ideólogos de la cerrazón. El cristiano debe estar abierto al anuncio de la Palabra, a la acogida de los hermanos. Y por eso, esta «effatà», este «abrirse», es una invitación a todos nosotros a abrirnos.
Incluso al final de los Evangelios Jesús nos entrega su deseo misionero: salid, id a pastorear, id a predicar el Evangelio.
Hermanos, hermanas, sintámonos todos llamados, como bautizados, a testimoniar y anunciar a Jesús. Y pidamos la gracia, como Iglesia, de poder realizar una conversión pastoral y misionera. El Señor, a orillas del mar de Galilea, preguntó a Pedro si le amaba y luego le pidió que pastoreara sus ovejas (cf. vv. 15-17). Hagámonos también nosotros esta pregunta, hagámonos cada uno de nosotros esta pregunta: ¿amo realmente al Señor, hasta el punto de querer anunciarlo? ¿Quiero convertirme en su testigo o me contento con ser su discípulo? ¿Tomo a pecho a las personas que encuentro, las llevo a Jesús en la oración? ¿Quiero hacer algo para que la alegría del Evangelio, que ha transformado mi vida, embellezca la suya? Pensemos en esto, reflexionemos sobre estas preguntas y sigamos adelante con nuestro testimonio.
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Saludos
Saludo cordialmente a los peregrinos de lengua española. No olvidemos que el Señor nos llama a abrirnos al soplo del Espíritu Santo para escuchar su voz y dejarnos impulsar por la pasión de evangelizar; esa es una tarea que concierne a todo cristiano. Que Jesús los bendiga y la Virgen Santa los cuide. Muchas gracias.
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LLAMAMIENTO
Sigo con gran preocupación el conflicto en Israel y Palestina.
Renuevo mi llamamiento a un alto el fuego humanitario inmediato; hay mucho sufrimiento allí. Animo a todas las partes implicadas a reanudar las negociaciones y hago un llamamiento a todos para que se comprometan urgentemente a hacer llegar ayuda humanitaria a la población de Gaza, que la necesita desesperadamente.
Que todos los rehenes, que habían visto esperanza en la tregua de hace unos días, sean liberados inmediatamente. Que se ponga fin a este gran sufrimiento para israelíes y palestinos.
Por favor: ¡no a las armas, sí a la paz!
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Al saludar a los peregrinos de lengua italiana, doy una cordial bienvenida a los fieles de Santa María La Fossa y Tenna Tramonti.
Me complace dar la bienvenida a los numerosos grupos escolares, en particular al Liceo Plinio Seniore de Roma, al Liceo Ettore Majorana de Genzano di Lucania y a los alumnos de Tarquinia, Frosinone y Valle Roveto.
Por último, mi saludo a los jóvenes, a los ancianos, a los enfermos, a los recién casados. Hoy la liturgia conmemora a santa Lucía, virgen y mártir. En algunas partes de Italia y de Europa, es costumbre intercambiar regalos en esta fiesta por la proximidad de la Navidad. Quisiera invitaros a todos a intercambiar el don de la amistad y del testimonio cristiano, que es un hermoso don.
Y repito: no olvidemos pedir el don de la paz para los pueblos que sufren la guerra, especialmente para la atormentada Ucrania y para Israel y Palestina.
Mi bendición para todos.
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