Papa Francisco | Jesús dice que la sabiduría de la vida está en el cuidado de lo que no se ve, en el cuidado del corazón

12 noviembre, 2023

Papa Francisco | Jesús dice que la sabiduría de la vida está en el cuidado de lo que no se ve, en el cuidado del corazón, así lo señaló el Santo Padre al compartir su mensaje antes de recitar la oración Mariana del Ángelus. Antes del mediodía de hoy (hora de Roma), Su Santidad Francisco se presentó en la Ventana del Estudio Apostólico Vaticano y desde allí, se encontró con los fieles y peregrinos reunidos en plaza San Pedro.

Este día, nos decía el Papa, “el Evangelio de hoy nos ofrece una historia que concierne al sentido de la vida de cada persona. Es la parábola de las diez vírgenes, llamadas a salir al encuentro del esposo (cf. Mt 25,1-13)”. Avanzando, agregó, “(…) esas diez vírgenes, cinco son prudentes y cinco necias. Veamos en qué consisten la sabiduría y la necedad. La sabiduría de la vida y la necedad de la vida”.

Continuando, el Santo Padre continuó diciendo, “todas esas damas de honor están allí para acoger al esposo, es decir, quieren encontrarse con él, del mismo modo que nosotros también deseamos una feliz realización de la vida: la diferencia entre la sabiduría y la necedad no radica, pues, en la buena voluntad”. Añadiendo, “el texto dice: los sabios «junto con sus lámparas, tomaron también aceite» (v. 4); los necios no. He aquí la diferencia: el aceite. ¿Y cuál es una de las características del aceite? Que no se ve: está dentro de las lámparas, no es llamativo, pero sin él las lámparas no dan luz”.

Profundizando, el Papa, nos pidió, “mirémonos a nosotros mismos y veamos que nuestra vida corre el mismo riesgo: muchas veces estamos muy atentos a las apariencias, lo importante es cuidar bien nuestra imagen, dar una buena impresión ante los demás. Pero Jesús dice que la sabiduría de la vida está en otra parte: en el cuidado de lo que no se ve, pero más importante, en el cuidado del corazón”.

En otro párrafo, Su Santidad preguntaba: “¿Qué pasa dentro de cada uno de nosotros? Sabiduría significa saber dar espacio al silencio, saber escucharnos a nosotros mismos y a los demás. Significa saber renunciar al tiempo que pasamos delante de la pantalla del teléfono para mirar la luz en los ojos de los demás, en nuestro propio corazón, en la mirada de Dios sobre nosotros”.

Completando, antes del final señaló, “entonces podemos preguntarnos: ¿qué estoy preparando en este momento de la vida? Dentro de mí, ¿qué estoy preparando? A lo mejor estoy intentando ahorrar algo, estoy pensando en una casa o en un coche nuevo, en algún proyecto concreto… Son cosas buenas, no son malas. Pero, ¿estoy pensando también en dedicar tiempo al cuidado del corazón, a la oración y al servicio de los demás, al Señor que es la meta de la vida? En definitiva, ¿cómo está el aceite de mi alma?”

A continuación, compartimos en forma completa el mensaje de Su Santidad Francisco:

Queridos hermanos y hermanas, ¡Feliz domingo!

El Evangelio de hoy nos ofrece una historia que concierne al sentido de la vida de cada persona. Es la parábola de las diez vírgenes, llamadas a salir al encuentro del esposo (cf. Mt 25,1-13). Vivir es esto: ¡una gran preparación para el día en que seremos llamados a salir al encuentro de Jesús! En la parábola, sin embargo, de esas diez vírgenes, cinco son prudentes y cinco necias. Veamos en qué consisten la sabiduría y la necedad. La sabiduría de la vida y la necedad de la vida.

Todas esas damas de honor están allí para acoger al esposo, es decir, quieren encontrarse con él, del mismo modo que nosotros también deseamos una feliz realización de la vida: la diferencia entre la sabiduría y la necedad no radica, pues, en la buena voluntad. Tampoco radica en la puntualidad con la que se llega al encuentro: todos estaban allí. La diferencia entre el sabio y el necio es otra: la preparación. El texto dice: los sabios «junto con sus lámparas, tomaron también aceite» (v. 4); los necios no. He aquí la diferencia: el aceite. ¿Y cuál es una de las características del aceite? Que no se ve: está dentro de las lámparas, no es llamativo, pero sin él las lámparas no dan luz.

Mirémonos a nosotros mismos y veamos que nuestra vida corre el mismo riesgo: muchas veces estamos muy atentos a las apariencias, lo importante es cuidar bien nuestra imagen, dar una buena impresión ante los demás. Pero Jesús dice que la sabiduría de la vida está en otra parte: en el cuidado de lo que no se ve, pero más importante, en el cuidado del corazón.

El cuidado de la vida interior. Significa saber pararse a escuchar el propio corazón, vigilar los propios pensamientos y sentimientos. Cuántas veces no sabemos lo que pasó dentro de nuestro corazón ese día. ¿Qué pasa dentro de cada uno de nosotros? Sabiduría significa saber dar espacio al silencio, saber escucharnos a nosotros mismos y a los demás. Significa saber renunciar al tiempo que pasamos delante de la pantalla del teléfono para mirar la luz en los ojos de los demás, en nuestro propio corazón, en la mirada de Dios sobre nosotros. Significa no dejarse atrapar por el activismo, sino dedicar tiempo al Señor, a la escucha de su Palabra.

Y el Evangelio nos da el justo consejo de no descuidar el aceite de la vida interior, «el aceite del alma»: nos dice que es importante prepararlo. En efecto, en el relato vemos que las vírgenes ya tienen las lámparas, pero deben preparar el aceite: deben ir a los comerciantes, comprarlo, ponerlo en las lámparas… (cf. vv. 7,9). Así es para nosotros: la vida interior no se improvisa, no es cosa de un momento, de vez en cuando, de una vez por todas; hay que prepararla dedicándole un poco de tiempo cada día, con constancia, como se hace para cada cosa importante.

Entonces podemos preguntarnos: ¿qué estoy preparando en este momento de la vida? Dentro de mí, ¿qué estoy preparando? A lo mejor estoy intentando ahorrar algo, estoy pensando en una casa o en un coche nuevo, en algún proyecto concreto… Son cosas buenas, no son malas. Pero, ¿estoy pensando también en dedicar tiempo al cuidado del corazón, a la oración y al servicio de los demás, al Señor que es la meta de la vida? En definitiva, ¿cómo está el aceite de mi alma? Que cada uno de nosotros se pregunte esto: ¿cómo está el aceite de mi alma? ¿La alimento, la conservo bien?

Que la Virgen nos ayude a custodiar el aceite de nuestra vida interior.

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Después del Ángelus

Queridos hermanos y hermanas

Desde hace varios meses, Sudán está sumido en una guerra civil que no da señales de remitir y que está causando numerosas víctimas, millones de desplazados internos y refugiados en los países vecinos, y una gravísima situación humanitaria. Me siento cercano al sufrimiento del querido pueblo de Sudán, y hago un llamamiento de todo corazón a los dirigentes locales para que faciliten el acceso de la ayuda humanitaria y, con la contribución de la comunidad internacional, trabajen en favor de soluciones pacíficas. No olvidemos a estos hermanos nuestros que están siendo juzgados.

Y nuestro pensamiento se dirige cada día a la gravísima situación en Israel y Palestina. Estoy cerca de todos los que sufren, palestinos e israelíes. Los abrazo en este momento oscuro. Y rezo mucho por ellos. ¡Que cesen las armas, que nunca traerán la paz, y que no se amplíe el conflicto! ¡Basta ya! Basta, hermanos, ¡basta! En Gaza, que se rescate inmediatamente a los heridos, que se proteja a los civiles, que llegue mucha más ayuda humanitaria a esa población exhausta. Liberad a los rehenes, entre los que hay muchos ancianos y niños. Todo ser humano, sea cristiano, judío, musulmán, de cualquier pueblo o religión, todo ser humano es sagrado, es precioso a los ojos de Dios y tiene derecho a vivir en paz. No perdamos la esperanza: recemos y trabajemos incansablemente para que el sentido de humanidad prevalezca sobre la dureza de los corazones.

Hace dos años se lanzó la Plataforma de Acción Laudato Si’. Doy las gracias a quienes se han sumado a esta iniciativa y les animo a continuar por el camino de la conversión ecológica. A este respecto, rezamos por la Conferencia de Dubai sobre el cambio climático, COP28, que ya está cerca.

Hoy, la Iglesia italiana celebra la Jornada de Acción de Gracias, con el tema «El estilo cooperativo para el desarrollo agrícola».

Saludo con afecto a todos vosotros, peregrinos de Italia y de otras partes del mundo, especialmente a los sacerdotes de la archidiócesis de Szczecin-Kamień (Polonia) y a los grupos parroquiales de Augsburgo, Zadar, Poreč, Pula, Oporto y París. Saludo a los miembros de la Comunidad de Sant’Egidio de algunos países asiáticos y les animo en su compromiso de evangelización y promoción. Adelante, ¡ánimo! Y ayudad también a hacer la paz.

Saludo a los fieles de Volargne, Ozieri y Cremona. Saludo con afecto a la peregrinación de fieles ucranianos y de monjes basilianos -veo allí las banderas ucranianas-, venidos de diversos países para celebrar el IV centenario del martirio de san Josafat. Rezo con vosotros por la paz en vuestro atormentado país. Hermanos y hermanas, ¡no olvidemos a la martirizada Ucrania!

Y os deseo a todos un buen domingo. Por favor, no olvidéis rezar por mí. Buen almuerzo y ¡adiós!

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