Papa Francisco | La santidad es un don que se ofrece a todos para una vida feliz

1 noviembre, 2023

Papa Francisco | La santidad es un don que se ofrece a todos para una vida feliz, así lo expresó el Santo Padre al compartir su mensaje antes de rezar la oración Mariana del Ángelus. En la solemnidad de Todos los Santos, Su Santidad Francisco decía, “a la luz de esta fiesta, detengámonos un poco a pensar en la santidad, en particular en dos características de la verdadera santidad: es un don -es un don, no se puede comprar- y al mismo tiempo es un camino”.

Continuando, el Papa agregó, “la santidad es un don de Dios que recibimos en el Bautismo: si la dejamos crecer, puede cambiar completamente nuestra vida (cf. Exhortación apostólica Gaudete et Exsultate, 15). Los santos no son héroes inalcanzables o lejanos, sino que son personas como nosotros, son nuestros amigos, cuyo punto de partida es el mismo don que nosotros hemos recibido: el Bautismo”.

Profundizando, el Pontífice, compartía, “(…) seguro que hemos conocido algunos, algunos santos de la vida cotidiana, algunas personas justas, algunas personas que viven la vida cristiana con seriedad, con sencillez… son lo que a mí me gusta llamar «los santos de la puerta de al lado», que viven normalmente entre nosotros. La santidad es un don que se ofrece a todos para una vida feliz”.

Además, el Papa se preguntó, cuál es la acción que le sigue cuando uno recibe un regalo, un don, así lo explicaba, “(…) todo don debe ser aceptado, y conlleva la responsabilidad de una respuesta, un «gracias». Pero, ¿cómo se dice este «gracias»? Es una invitación a comprometerse para que no se desperdicie. Todos los bautizados han recibido la misma llamada a «mantener y perfeccionar con su vida la santidad que hemos recibido» (Lumen gentium, 40)”.

Finalmente, el Santo Padre completaba su mensaje diciendo, “la santidad es un camino, es un don. Por eso podemos preguntarnos: ¿recuerdo haber recibido el don del Espíritu Santo, que me llama a la santidad y me ayuda a alcanzarla? ¿Doy gracias al Espíritu Santo por ello, por el don de la santidad? Nos hace bien conocer la vida de los santos y conmovernos con sus ejemplos. Y nos hace mucho bien dirigirnos a ellos en la oración”.

A continuación, compartimos en forma completa el mensaje de Su Santidad Francisco:

Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días y feliz fiesta!

Hoy celebramos la solemnidad de Todos los Santos. A la luz de esta fiesta, detengámonos un poco a pensar en la santidad, en particular en dos características de la verdadera santidad: es un don -es un don, no se puede comprar- y al mismo tiempo es un camino. Un don y un camino.

En primer lugar, un don. La santidad es un don de Dios que recibimos en el Bautismo: si la dejamos crecer, puede cambiar completamente nuestra vida (cf. Exhortación apostólica Gaudete et Exsultate, 15). Los santos no son héroes inalcanzables o lejanos, sino que son personas como nosotros, son nuestros amigos, cuyo punto de partida es el mismo don que nosotros hemos recibido: el Bautismo. De hecho, si lo pensamos bien, seguro que hemos conocido algunos, algunos santos de la vida cotidiana, algunas personas justas, algunas personas que viven la vida cristiana con seriedad, con sencillez… son lo que a mí me gusta llamar «los santos de la puerta de al lado», que viven normalmente entre nosotros. La santidad es un don que se ofrece a todos para una vida feliz. Y al fin y al cabo, cuando recibimos un regalo, ¿cuál es la primera reacción? Precisamente alegrarnos, porque significa que alguien nos ama; y el don de la santidad nos hace felices porque Dios nos ama.

Sin embargo, todo don debe ser aceptado, y conlleva la responsabilidad de una respuesta, un «gracias». Pero, ¿cómo se dice este «gracias»? Es una invitación a comprometerse para que no se desperdicie. Todos los bautizados han recibido la misma llamada a «mantener y perfeccionar con su vida la santidad que hemos recibido» (Lumen gentium, 40). Y por eso -pasamos al segundo punto- la santidad es también un camino, un camino que hay que hacer juntos, ayudándonos mutuamente, unidos a esos excelentes compañeros que son los santos.

Son nuestros hermanos, nuestras hermanas mayores, con las que siempre podemos contar: los santos nos sostienen y, cuando cometemos un error en el camino, con su presencia silenciosa no dejan de corregirnos; son amigos sinceros, en los que podemos confiar, porque desean nuestro bien. En sus vidas encontramos un ejemplo, en sus oraciones recibimos ayuda y amistad, y con ellos nos une un vínculo de amor fraterno.

La santidad es un camino, es un don. Por eso podemos preguntarnos: ¿recuerdo haber recibido el don del Espíritu Santo, que me llama a la santidad y me ayuda a alcanzarla? ¿Doy gracias al Espíritu Santo por ello, por el don de la santidad? ¿Siento a los santos cerca de mí, hablo con ellos, me dirijo a ellos? ¿Conozco la historia de algunos de ellos? Nos hace bien conocer la vida de los santos y conmovernos con sus ejemplos. Y nos hace mucho bien dirigirnos a ellos en la oración.

Que María, Reina de todos los Santos, nos haga sentir la alegría del don recibido y aumente en nosotros el deseo de la meta eterna.

____________________________

Después del Ángelus

Queridos hermanos y hermanas

Os saludo con afecto a todos vosotros, peregrinos de los diversos países, familias, grupos parroquiales, asociaciones y grupos escolares.

Saludo en particular a los fieles de Allensbach (Alemania), a los de Monterrey (México) y a los alumnos del Colegio de las Hermanas de San José de Nykøbing Falster, en Dinamarca; así como al grupo romano de voluntarios de la Asociación nacional de policías estatales.

Me complace dar la bienvenida a los participantes en la Carrera de los Santos, promovida por la Fundación Misiones Don Bosco para vivir la fiesta de Todos los Santos en una dimensión de celebración popular. Gracias por vuestra hermosa iniciativa y por vuestra presencia.

Mañana por la mañana celebraré la Misa en el Cementerio por los caídos en la Commonwealth durante la Segunda Guerra Mundial.

Y sigamos rezando por las personas que sufren las guerras de hoy. No olvidemos la atormentada Ucrania, no olvidemos Palestina, no olvidemos Israel y no olvidemos tantas otras regiones donde la guerra es todavía demasiado fuerte.

Y os deseo a todos una buena fiesta en la compañía espiritual de los Santos. Por favor, no olvidéis rezar por mí. Buen provecho y ¡adiós!

Abre el seminario diocesano castrense

Necesitamos tu ayuda para el sostenimiento de los seminaristas

Noticias relacionadas

0 comentarios

Pin It on Pinterest

¡Compartí esta noticia!

¡Enviásela a tus amig@s!