Papa Francisco | La verdadera gloria es la del amor

17 abril, 2019

Papa Francisco | La verdadera gloria es la del amor, así lo señalaba el Santo Padre en la mañana de hoy en la Audiencia General, brinda en Plaza San Pedro junto a los peregrinos del mundo. En esta ocasión hizo referencia al Triduo Pascual, hablándonos de «Pascua: oración al Padre en el juicio» (Del Evangelio según Marcos, 14, 32-36a).

Tres palabras, Gloria, Padre y Perdón, así lo explicaba Su Santidad Francisco, “La primera dice: «Padre, ha llegado la hora: glorifica a tu Hijo» (Jn 17,1). En la cruz, Jesús manifiesta su gloria porque es allí donde está realizando de forma definitiva la salvación de los hombres. La verdadera gloria es la del amor”.

Avanzando, el Santo Padre nos explicaba, “la segunda palabra es: «Abbá», es decir, papá (cf. Mc 14,36). Jesús, cuando experimentó en el huerto de Getsemaní la angustia y la soledad ante su Pasión, se dirigió a Dios llamándolo «papá»”. Agregando, “en la desolación, Jesús no está solo porque está con el Padre. En cambio, nosotros, cuando nos encontramos en situaciones difíciles preferimos muchas veces la soledad, antes que decir “Padre” y confiar en Él”.

Por últimos decía, “la tercera oración, Jesús dice: «Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen» (Lc 23,24). Jesús reza por nosotros al Padre, para que nos envuelva con su misericordia, que trasforma y sana el corazón”.

A continuación compartimos la síntesis en castellano brindada por el Departamento de Prensa de la Santa Sede del mensaje brindado por Su Santidad Francisco:

Queridos hermanos y hermanas:

Hoy reflexionamos sobre tres palabras que Jesús dirige al Padre durante el momento de su Pasión. La primera dice: «Padre, ha llegado la hora: glorifica a tu Hijo» (Jn 17,1). La gloria significa la revelación de Dios como signo de su presencia salvadora entre los hombres. En la cruz, Jesús manifiesta su gloria porque es allí donde está realizando de forma definitiva la salvación de los hombres. La verdadera gloria es la del amor. En la Pascua comprobamos cómo el Padre glorifica al Hijo, mientras el Hijo glorifica al Padre. Ninguno se glorifica a sí mismo, sino al otro. Así es el actuar de Dios, nos tiene que interpelar, para que no busquemos nuestra propia gloria sino la de Dios y la de los demás.

La segunda palabra es: «Abbá», es decir, papá (cf. Mc 14,36). Jesús, cuando experimentó en el huerto de Getsemaní la angustia y la soledad ante su Pasión, se dirigió a Dios llamándolo “papá”. Nos enseña a tratar a Dios como un padre, porque en Él se encuentra la fuerza para seguir adelante en el dolor. En la desolación, Jesús no está solo porque está con el Padre. En cambio, nosotros, cuando nos encontramos en situaciones difíciles preferimos muchas veces la soledad, antes que decir “Padre” y confiar en Él.

Y por último, en la tercera oración, Jesús dice: «Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen» (Lc 23,24). Él reza por los que lo están crucificando. Era el momento más agudo del dolor; pero es allí donde se llega al culmen del amor, en el perdón, que rompe el círculo del mal. Jesús reza por nosotros al Padre, para que nos envuelva con su misericordia, que trasforma y sana el corazón.

Saludo cordialmente a los peregrinos de lengua española venidos de España y de Latinoamérica. Pidamos al Señor que la celebración de la Pascua no sea sólo un momento más en nuestra vida, sino que nos impulse a vivir cada día para la gloria de Dios, confiando al Padre las pruebas que nos afligen y encontrando en Él el abrazo misericordioso que nos anima a perdonar a los demás.

Que Dios los bendiga.

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