Papa Francisco | Reaviven el don de su vocación, con espíritu de caridad, de fuerza de servicio, el pedido se desprende de la Homilía del Santo Padre compartida al presidir la Santa Misa en la Gruta de Lourdes de los Jardines Vaticanos, en la Solemnidad de San Miguel Arcángel, Patrono de la Gendarmería Vaticana el sábado 1 de octubre. En la Homilía, Su Santidad Francisco señalaba, “casi todos ustedes, cada uno -quiero pensar bien- entraron en Gendarmería por una vocación, un deseo de hacer algo bueno, como un servicio, como un crecimiento. Y luego, como nos pasa también a los sacerdotes, a todos, uno se acostumbra; y cuando uno se acostumbra, en vez de crecer, baja, baja, baja…”.
Agregando, continuó diciendo, “si no reavivas tu vocación, si no la haces crecer cada día, esa vocación de servicio que es muy bonita, al final – esto no es una maldición, no, a todos les pasa – al final, cosas que no crecen corrómpete”. En otro párrafo, el Pontífice les decía, “hoy pido a San Miguel Arcángel, para todos ustedes gendarmes, la gracia de poder revivir su vocación, retomar con fuerza el don que han tenido, porque toda vocación es un don”.
Avanzando, reiteraba el Papa, “reaviva el don que has recibido, con espíritu de caridad, de fuerza de servicio y no de timidez, seguro de ti mismo. Y así los diversos problemas que encontrarán en la vida, viviendo así una vocación en plenitud, se derretirán por sí solos”.
En el final, el Santo Padre, preguntaba: “¿Qué pasa si me equivoco? Me equivoco, me levanto y sigo. Pero todo en plenitud, todo con alegría. Que el Señor les dé esta gracia de renovar la vocación que tienen, de renovar su servicio”.
A continuación, compartimos en forma completa la Homilía de Su Santidad Francisco:
SANTA MISA POR EL CUERPO DE GENDARMERIA DEL ESTADO DE LA CIUDAD DEL VATICANO
HOMILÍA DEL SANTO PADRE FRANCISCO
Gruta de Lourdes en los Jardines Vaticanos
sábado, 1 de octubre de 2022
El espíritu de esta celebración es interesante. Es interesante verlo como una renovación, verlo como un reviva… ¿qué es? Nuestra vocación, sus gendarmes, el servicio. Hoy la Palabra de Dios nos habla precisamente de esto: “Revivid” -dice-, avivad el don, avivad vuestra vocación (cf. 2 Tm 1,6); «Aumentar», la hace crecer (cf. Lc 17, 6). Es decir, esta es una celebración para rezar de tal manera que el Señor reviva la vocación de cada uno de nosotros, hoy la vuestra de gendarmes, y la haga crecer.
Cuando una cosa no revive se apaga, cuando algo no crece, no se mueve, se corrompe. El agua quieta es la primera en corromperse. Por eso, en la vida hay que ir siempre adelante, hay que crecer, reavivar, retomar, retomar la “ilusión” [el sueño, el deseo] de la vocación. Casi todos ustedes, cada uno -quiero pensar bien- entraron en Gendarmería por una vocación, un deseo de hacer algo bueno, como un servicio, como un crecimiento. Y luego, como nos pasa también a los sacerdotes, a todos, uno se acostumbra; y cuando uno se acostumbra, en vez de crecer, baja, baja, baja… Y ahí nace eso tan malo de nuestra vida de sacerdotes, que es de servicio: nace la tibieza, el ser tibio. Te acostumbras. Y lo mismo te pasa a ti también. Si no reavivas tu vocación, si no la haces crecer cada día, esa vocación de servicio que es muy bonita, al final – esto no es una maldición, no, a todos les pasa – al final, cosas que no crecen corrómpete. Por eso me gustaba cuando leía las Lecturas. Esta será una invitación a renovarnos: cada día a ser mejores, cada día a dar un paso adelante en la propia vocación a la que hemos sido llamados.
Y Pablo le dice al discípulo: «Renueva» (ver v. 6), «guarda» (v. 14), hazte cargo del don que te ha sido dado, hazte cargo de tu vocación -te digo gendarmes- no con espíritu de timidez, no con espíritu que os abata, no, con espíritu de fe, de caridad y de fortaleza (cf. v. 7). Tres cosas que son importantes. Fe. Nuestra vida, si no la vivimos a la luz de la fe, es mejor ir a hacer otro trabajo. Mi vida, la vida de todos los sacerdotes, y vuestra vida de gendarmes. Porque se avanza con espíritu de fe; es importante vivir esta fe en el servicio, un verdadero servicio. Luego de caridad y fuerza. Es difícil, en trabajos como el tuyo, tener esa caridad de servicio todos los días: está la impaciencia, el enfado de algo mal, las injusticias que se ven y no se pueden arreglar… Y esto puede extinguir la caridad, y nos da ese espíritu de timidez, de rebajar las cosas… No. El Señor nos pide espíritu de fortaleza, de revivir con fuerza, con caridad y con fuerza, no con timidez, así le dice Pablo al discípulo. Esto es lo que deseo para ti: no tengas la timidez que te deprime. El temor de Dios es una cosa, sí. Pero la timidez no lo es. Vamos, vamos, haz las cosas. «¿Qué pasa si me equivoco?» Pide perdón y adelante, porque el error no es definitivo. ¡Todos están equivocados, todos! Si alguien no se equivoca, que levante la mano, porque así hago que venga a predicar. Todos cometemos errores. Y no tengas miedo de esto, sino ve con fuerza en el servicio, y siempre hacia adelante. Revivir tu vocación de servicio, de gendarmes, de gendarmería es algo bueno. Es cierto que muchas veces hay que hacer malos trabajos: poner orden aquí, perseguir a los de allá… Tantas cosas. Pero lo haces por amor y para encontrar mayor armonía, lo haces por servicio. Regresad a las raíces de vuestras vocaciones. Servicio. Servir, pues, sin timidez, con caridad, con fuerza, con “ilusión”, servir siempre de esta manera.
Y luego, al final, ¿qué debo hacer? ¿Paso la factura de mi servicio? Eso se puede, el salario está ahí, es poco, se quejan, pero está ahí, pero esa no es la recompensa, esa no es la actitud, el orgullo. La actitud es esa hermosa frase: «Somos siervos inútiles» (Lc 17,10). Esto viene de la humildad. Hice lo que tenía que hacer, hice crecer mi vocación, la seguí.
Hoy pido a San Miguel Arcángel, para todos ustedes gendarmes, la gracia de poder revivir su vocación, retomar con fuerza el don que han tenido, porque toda vocación es un don. Y retomarlo con autenticidad, con ganas de ir más allá. Reaviva el don que has recibido, con espíritu de caridad, de fuerza de servicio y no de timidez, seguro de ti mismo. Y así los diversos problemas que encontrarán en la vida, viviendo así una vocación en plenitud, se derretirán por sí solos. Los problemas se disuelven cuando hay una fuerza que continúa.
Hoy de manera especial rezo por vosotros y pido a San Miguel que les dé la gracia, la gracia de seguir adelante en el servicio: servicio con fuerza, con caridad, sin dobles conductas, claro, directo. ¿Qué pasa si me equivoco? Me equivoco, me levanto y sigo. Pero todo en plenitud, todo con alegría. Que el Señor les dé esta gracia de renovar la vocación que tienen, de renovar su servicio. Y esto lo pedimos todos acompañando a nuestros hermanos gendarmes. Gracias.
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