PAPA LEÓN XIV | El Beato floribert Bwana Chui invitó a sus amigos a no resignarse y a no vivir para sí mismos, a pesar de todo, expresó su confianza en el futuro, así lo expresaba el Santo Padre en su mensaje compartido a los peregrinos de la República Democrática del Congo. El encuentro que se desarrolló en la Sala Clementina un día después de la celebración de beatificación, León XIV, luego de saludar a los presentes decía, “lo recuerdo con las palabras de mi amado Papa Francisco, dirigidas a los jóvenes de Kinshasa, durante su viaje apostólico en el Congo: «Un joven como tú, Floribert Bwana Chui: […] de sólo veintiséis años, fue asesinado en Goma por impedir el paso de alimentos en mal estado, que habrían perjudicado la salud de la población. […] Como cristiano, rezaba, pensaba en los demás y optó por ser honesto, diciendo no a la inmundicia de la corrupción. Esto es mantener las manos limpias, mientras que las manos que trafican con dinero se manchan de sangre. […] Ser honesto es brillar de día, es difundir la luz de Dios, es vivir la dicha de la justicia: ¡vencer el mal con el bien!”
Seguidamente, el Papa preguntaba: “¿De dónde sacó un joven la fuerza para resistir a la corrupción, arraigada en la mentalidad actual y capaz de toda violencia? La elección de mantener las manos limpias -era funcionario de aduanas- maduró en una conciencia formada por la oración, la escucha de la Palabra de Dios, la comunión con sus hermanos”.
En otro párrafo, Su Santidad señalaba del nuevo beato, “era un hombre de paz. En una región tan sufrida como Kivu, desgarrada por la violencia, llevó a cabo su batalla por la paz con mansedumbre, sirviendo a los pobres, practicando la amistad y el encuentro en una sociedad desgarrada”. Este joven, nada resignado al mal, tenía un sueño, que se alimentaba de las palabras del Evangelio y de la cercanía al Señor. Muchos jóvenes se sentían abandonados y sin esperanza, pero Floribert escuchó la palabra de Jesús: «No os dejaré huérfanos; volveré a vosotros» (Jn 14,19). ¡Ninguna tierra es abandonada por Dios! Invitó a sus amigos a no resignarse y a no vivir para sí mismos”.
Antes de concluir, el Pontífice dijo, “este mártir africano, en un continente lleno de jóvenes, muestra cómo éstos pueden ser un fermento de paz «desarmante y desarmado». Este laico congoleño pone de relieve el precioso valor del testimonio de los laicos y de los jóvenes”.
A continuación, compartimos en forma completa el mensaje de Su Santidad León XIV:
DISCURSO DEL SANTO PADRE LEÓN XIV
A LOS PEREGRINOS DE LA REPÚBLICA DEMOCRÁTICA DEL CONGO
REUNIDOS CON MOTIVO DE LA BEATIFICACIÓN DE FLORIBERT BWANA CHUI
Sala Clementina
Lunes 16 de junio de 2025
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
La paz sea con vosotros.
Eminencia, hermanos en el episcopado,
queridos hermanos y hermanas
Los recibo con alegría, tras la beatificación de Floribert Bwana Chui. Saludo a los obispos presentes, especialmente a los de la República Democrática del Congo, entre ellos al obispo de Goma, diócesis donde vivió el nuevo beato. Saludo a la madre y a los familiares del Beato Floriberto, así como a la Comunidad de Sant’Egidio, a la que pertenecía. Este joven encontró el martirio en Goma, el 8 de julio de 2007. Lo recuerdo con las palabras de mi amado Papa Francisco, dirigidas a los jóvenes de Kinshasa, durante su viaje apostólico en el Congo: «Un joven como tú, Floribert Bwana Chui: […] de sólo veintiséis años, fue asesinado en Goma por impedir el paso de alimentos en mal estado, que habrían perjudicado la salud de la población. […] Como cristiano, rezaba, pensaba en los demás y optó por ser honesto, diciendo no a la inmundicia de la corrupción. Esto es mantener las manos limpias, mientras que las manos que trafican con dinero se manchan de sangre. […] Ser honesto es brillar de día, es difundir la luz de Dios, es vivir la dicha de la justicia: ¡vencer el mal con el bien!
¿De dónde sacó un joven la fuerza para resistir a la corrupción, arraigada en la mentalidad actual y capaz de toda violencia? La elección de mantener las manos limpias -era funcionario de aduanas- maduró en una conciencia formada por la oración, la escucha de la Palabra de Dios, la comunión con sus hermanos.
Vivió la espiritualidad de la Comunidad de Sant’Egidio, que el Papa Francisco resume con tres «P»: oración, pobres, paz. Los pobres fueron decisivos en su vida. El beato Floriberto vivió una familiaridad comprometida con los niños de la calle, empujados a Goma por la guerra, despreciados y huérfanos. Los amó con la caridad de Cristo: se interesó por ellos y se preocupó por su formación humana y cristiana. La fuerza de Floribert crecía en su fidelidad a la oración y a los pobres. Un amigo recuerda: «Estaba convencido de que habíamos nacido para hacer grandes cosas, para influir en la historia, para transformar la realidad»[1]. [1]
Era un hombre de paz. En una región tan sufrida como Kivu, desgarrada por la violencia, llevó a cabo su batalla por la paz con mansedumbre, sirviendo a los pobres, practicando la amistad y el encuentro en una sociedad desgarrada. Una monja le recordaba diciendo: «La comunidad pone a todos los pueblos en la misma mesa».
Este joven, nada resignado al mal, tenía un sueño, que se alimentaba de las palabras del Evangelio y de la cercanía al Señor. Muchos jóvenes se sentían abandonados y sin esperanza, pero Floribert escuchó la palabra de Jesús: «No os dejaré huérfanos; volveré a vosotros» (Jn 14,19). ¡Ninguna tierra es abandonada por Dios! Invitó a sus amigos a no resignarse y a no vivir para sí mismos. A pesar de todo, expresó su confianza en el futuro. Dijo: «El Señor está preparando un mundo nuevo, donde ya no habrá guerras, los odios serán aniquilados, la violencia ya no aparecerá como un ladrón en la noche… los niños crecerán en paz. Sí, es un gran sueño. No vivamos, pues, para lo que no vale la pena. Vivamos más bien por este gran sueño».
Este mártir africano, en un continente lleno de jóvenes, muestra cómo éstos pueden ser un fermento de paz «desarmante y desarmado». Este laico congoleño pone de relieve el precioso valor del testimonio de los laicos y de los jóvenes. Ojalá que, por intercesión de la Virgen María y del Beato Floriberto, se realice pronto la paz anhelada en Kivu, en el Congo y en toda África. Gracias.
______________________________________________
[1] Los testimonios y las palabras del Beato Floribert Bwana Chui están tomados de la Positio super Martyrio.
0 comentarios