PAPÚA NUEVA GUINEA | Que la fe, que los ha iluminado y sostenido en el pasado, siga inspirando su presente y vuestro futuro, así lo señaló el Santo Padre Francisco en su mensaje compartido en el Encuentro con Autoridades, la Sociedad Civil y el Cuerpo Diplomático. Celebrado en la Sala del Palacio Presidencial, ciudad de Dili, Timor Oriental, en su primer discurso en esta tierra, en la tercera etapa de este 45° Viaje Apostólico.
El Santo Padre decía, “aquí Asia y Oceanía se rozan y, en cierto modo, se encuentran con Europa, distante geográficamente, pero cercana por el papel que ha desempeñado en estas latitudes durante los últimos cinco siglos (…). De Portugal, de hecho, llegaron los primeros misioneros dominicos en el siglo XVI, trayendo el catolicismo y la lengua portuguesa; y esta última, junto con la lengua tetum, son hoy las dos lenguas oficiales del Estado”.
Agregando, “el cristianismo, nacido en Asia, llegó a estos confines del continente a través de los misioneros europeos, dando testimonio de su vocación universal y de su capacidad para armonizar con las culturas más diversas, que, al encontrarse con el Evangelio, encuentran una síntesis nueva, más elevada y profunda. El cristianismo se incultura, asume las culturas y los ritos de los distintos pueblos”.
En otro párrafo, el Papa señalaba, “esta tierra, adornada con montañas, bosques y llanuras, rodeada por un mar maravilloso, hasta donde yo podía ver, rica en tantas cosas, tantos frutos y maderas… Con todo esto, esta tierra ha pasado por una fase dolorosa en el pasado reciente. Ha experimentado las convulsiones y la violencia que suelen producirse cuando un pueblo está a punto de lograr la plena independencia y se le niega o frustra su búsqueda de autonomía”.
Profundizando en sus palabras, el Santo Padre decía, “damos gracias a Dios porque, al atravesar un período tan dramático de vuestra historia, no habéis perdido la esperanza, y por el hecho de que, tras días oscuros y difíciles, ha despuntado por fin un amanecer de paz y libertad. En la consecución de estos importantes objetivos ha sido de gran ayuda vuestro arraigo en la fe, como subrayó san Juan Pablo II durante su visita a vuestro país”.
Completando, el Pontífice, dijo, “ahora se abre ante ustedes un nuevo horizonte, despejado de oscuros nubarrones, pero con nuevos retos que afrontar y nuevos problemas que resolver. Por eso quiero decirles: que la fe, que los ha iluminado y sostenido en el pasado, siga inspirando su presente y vuestro futuro. Entre los muchos temas de actualidad, pienso en el fenómeno de la emigración, que es siempre indicio de una insuficiente o inadecuada valorización de los recursos; (…)”.
A continuación, compartimos en forma completa el mensaje de Su Santidad Francisco:
VIAJE APOSTÓLICO DE SU SANTIDAD FRANCISCO
A INDONESIA, PAPÚA NUEVA GUINEA
TIMOR-LESTE, SINGAPUR
(2-13 de septiembre de 2024)
ENCUENTRO CON LAS AUTORIDADES, LA SOCIEDAD CIVIL Y EL CUERPO DIPLOMÁTICO
DISCURSO DEL SANTO PADRE
Sala del Palacio Presidencial (Dili, Timor Oriental)
Lunes 9 de septiembre de 2024
Señor Presidente
Señor Primer Ministro,
Distinguidos miembros del Gobierno y del Cuerpo Diplomático,
Señor Cardenal, Hermanos Obispos,
Representantes de la sociedad civil,
Señoras y Señores
Les agradezco su amable y alegre acogida en esta hermosa tierra de Timor Oriental; y agradezco al Presidente, Sr. José Ramos-Horta, las amables expresiones que acaba de dirigirme.
Aquí Asia y Oceanía se rozan y, en cierto modo, se encuentran con Europa, distante geográficamente, pero cercana por el papel que ha desempeñado en estas latitudes durante los últimos cinco siglos -¡no me refiero a los piratas holandeses! -no me refiero a los piratas holandeses-. De Portugal, de hecho, llegaron los primeros misioneros dominicos en el siglo XVI, trayendo el catolicismo y la lengua portuguesa; y esta última, junto con la lengua tetum, son hoy las dos lenguas oficiales del Estado.
El cristianismo, nacido en Asia, llegó a estos confines del continente a través de los misioneros europeos, dando testimonio de su vocación universal y de su capacidad para armonizar con las culturas más diversas, que, al encontrarse con el Evangelio, encuentran una síntesis nueva, más elevada y profunda. El cristianismo se incultura, asume las culturas y los ritos de los distintos pueblos. De hecho, una de las dimensiones importantes del cristianismo es la inculturación de la fe. Y ésta, a su vez, evangeliza las culturas. Esta combinación es importante para la vida cristiana: inculturación de la fe y evangelización de la cultura. No es una fe ideológica, es una fe enraizada en la cultura.
Esta tierra, adornada con montañas, bosques y llanuras, rodeada por un mar maravilloso, hasta donde yo podía ver, rica en tantas cosas, tantos frutos y maderas… Con todo esto, esta tierra ha pasado por una fase dolorosa en el pasado reciente. Ha experimentado las convulsiones y la violencia que suelen producirse cuando un pueblo está a punto de lograr la plena independencia y se le niega o frustra su búsqueda de autonomía.
Desde el 28 de noviembre de 1975 hasta el 20 de mayo de 2002, es decir, desde la independencia declarada hasta la independencia finalmente restaurada, Timor Oriental ha vivido los años de su mayor pasión y prueba. Ha sufrido. Sin embargo, el país ha sabido levantarse de nuevo, encontrando un camino de paz y abriéndose a una nueva fase, que quiere ser de desarrollo, de mejora de las condiciones de vida, de valorización a todos los niveles del esplendor incontaminado de este territorio y de sus recursos naturales y humanos.
Damos gracias a Dios porque, al atravesar un período tan dramático de vuestra historia, no habéis perdido la esperanza, y por el hecho de que, tras días oscuros y difíciles, ha despuntado por fin un amanecer de paz y libertad.
En la consecución de estos importantes objetivos ha sido de gran ayuda vuestro arraigo en la fe, como subrayó san Juan Pablo II durante su visita a vuestro país. En su homilía en Tasi-Tolu, recordó que los católicos de Timor Oriental tienen «una tradición en la que la vida familiar, la cultura y las costumbres sociales están profundamente enraizadas en el Evangelio»; una tradición «rica en las enseñanzas y el espíritu de las Bienaventuranzas», de «humilde confianza en Dios, de perdón y misericordia y, cuando es necesario, de paciente sufrimiento en la tribulación» (12 de octubre de 1989). Y traduciendo esto a hoy, diría que sois un pueblo que ha sufrido, pero sabio en el sufrimiento.
A este respecto, quisiera recordar y alabar especialmente vuestros asiduos esfuerzos por lograr la plena reconciliación con vuestros hermanos y hermanas de Indonesia, una actitud que ha encontrado su fuente primera y más pura en las enseñanzas del Evangelio. Habéis mantenido firme la esperanza incluso en la aflicción y, gracias al carácter de vuestro pueblo y a vuestra fe, habéis convertido la tristeza en alegría. Quiera el Cielo que también en otras situaciones de conflicto, en distintas partes del mundo, prevalezca el deseo de paz. Porque la unidad es superior al conflicto, siempre; la paz de la unidad es superior al conflicto. Y esto requiere también una cierta purificación de la memoria, para curar las heridas, para combatir el odio con la reconciliación, la confrontación con la colaboración. Es bonito hablar de la «política de la mano tendida», es muy sabio, no es ninguna tontería, no, porque cuando la mano tendida se ve traicionada, sabe luchar, sabe hacer las cosas.
Al mismo tiempo, os exhorto a continuar con renovada confianza en la sabia construcción y consolidación de las instituciones de vuestra República, para que los ciudadanos se sientan efectivamente representados y estén plenamente capacitadas para servir al Pueblo de Timor Oriental.
Ahora se abre ante ustedes un nuevo horizonte, despejado de oscuros nubarrones, pero con nuevos retos que afrontar y nuevos problemas que resolver. Por eso quiero decirles: que la fe, que los ha iluminado y sostenido en el pasado, siga inspirando su presente y vuestro futuro. «Que a vossa fé seja a vossa cultura!»; es decir, que inspire vuestros criterios, vuestros proyectos, vuestras opciones según el Evangelio.
Entre los muchos temas de actualidad, pienso en el fenómeno de la emigración, que es siempre indicio de una insuficiente o inadecuada valorización de los recursos; así como en la dificultad de ofrecer a todos un trabajo que produzca un beneficio justo y garantice a las familias una renta correspondiente a sus necesidades básicas. Y no siempre se trata de un fenómeno externo. Por ejemplo, en Italia hay emigración del sur al norte y tenemos toda una región del sur que se está despoblando.
Pienso en la pobreza presente en tantas zonas rurales y en la consiguiente necesidad de una amplia acción coral que implique a múltiples fuerzas y responsabilidades distintas, civiles, religiosas y sociales, para remediarla y ofrecer alternativas válidas a la emigración.
Y, por último, pienso en lo que pueden considerarse plagas sociales, como el consumo excesivo de alcohol entre los jóvenes. Por favor, ¡cuídense de esto! ¡Den a los jóvenes ideales, para que salgan de estas trampas! Y también el fenómeno de la formación de bandas, que, armadas con sus conocimientos de artes marciales, en lugar de utilizarlos al servicio de los indefensos, los aprovechan para exhibir el poder efímero y dañino de la violencia. Y no olvidemos a los numerosos niños y adolescentes cuya dignidad ha sido ofendida -este fenómeno se está produciendo en todo el mundo-: todos estamos llamados a actuar con responsabilidad para prevenir todo tipo de abusos y garantizar un crecimiento sereno de nuestros hijos.
Para la solución de estos problemas, así como para la óptima gestión de los recursos naturales del país -en primer lugar las reservas de petróleo y gas, que podrían ofrecer posibilidades de desarrollo sin precedentes-, es imprescindible preparar adecuadamente, con una formación apropiada, a quienes estarán llamados a ser la clase dirigente del país en un futuro no muy lejano. Me ha gustado lo que ha dicho aquí el Sr. Presidente sobre la educación. De este modo, podrán disponer de todas las herramientas necesarias para trazar una amplia planificación en el único interés del bien común.
La Iglesia ofrece su doctrina social como base de tal proceso educativo. Constituye un pilar indispensable, sobre el que se pueden construir conocimientos específicos y en el que siempre es necesario apoyarse, para verificar si estas adquisiciones ulteriores han ido verdaderamente en favor del desarrollo integral o no son, por el contrario, un obstáculo, produciendo desequilibrios inaceptables y una elevada proporción de descartados, dejados al margen. La doctrina social de la Iglesia no es una ideología, se basa en la fraternidad. Es una doctrina que debe favorecer el desarrollo de los pueblos, especialmente de los más pobres.
Sin embargo, aunque no faltan los problemas -como sucede en todos los pueblos y en todas las épocas-, os invito a tener confianza y a mantener una mirada esperanzada hacia el futuro. Y hay algo que me gustaría decirles, que no está en el discurso, porque lo llevo dentro. Este es un país hermoso, pero ¿qué es lo más hermoso que tiene este país? La gente. Cuiden al pueblo, amen a su pueblo, hagan crecer al pueblo. Este pueblo es maravilloso, es maravilloso. En estas pocas horas desde mi llegada podéis ver cómo se expresa un pueblo, y vuestro pueblo se expresa con dignidad y alegría. Es un pueblo alegre.
Sois un pueblo joven, no por vuestra cultura y asentamiento en esta tierra, que son muy antiguos, sino por el hecho de que cerca del 65% de la población de Timor Oriental tiene menos de 30 años. Pienso en dos países europeos, donde la media de edad es de 46 y 48 años. Y aquí, el 65% tiene menos de 30 años; podemos pensar que la edad media rondará los 30 años, un poco menos. Esto es una riqueza. Estos datos nos dicen que el primer ámbito en el que hay que invertir es la educación. Estoy contento con lo que he aprendido del Presidente y con lo que ustedes están haciendo. Adelante. Creo que ya hay varias universidades, quizá incluso demasiadas, y además varias escuelas secundarias, lo que quizá no era el caso hace 20 años. Es una tasa de crecimiento muy grande. Invertir en educación, en educación en la familia y en las escuelas. Una educación que ponga a los niños y a los jóvenes en el centro y promueva su dignidad. Me alegró ver a los niños sonriendo, ¡con esos dientes tan blancos! Estaba lleno de niños de todas partes. El entusiasmo, la frescura, la proyección hacia el futuro, la valentía, el ingenio, típicos de los jóvenes, combinados con la experiencia y la sabiduría de los mayores, forman una mezcla providencial de conocimientos y de impulsos generosos hacia el mañana. Y aquí me gustaría hacer una sugerencia: ¡reunir a los niños con los abuelos! La unión de niños y abuelos provoca sabiduría. Piensen en ello. Juntos, este entusiasmo juvenil y esta sabiduría son un gran recurso y no permiten la pasividad ni, menos aún, el pesimismo.
La Iglesia católica, su doctrina social, sus instituciones de asistencia y caridad a los necesitados, sus instituciones educativas y sanitarias están al servicio de todos y son también un recurso valioso, que permite mirar al futuro con ojos llenos de esperanza. Merece aprecio, en este sentido, que el compromiso de la Iglesia por el bien común pueda contar con la colaboración y el apoyo del Estado, en el marco de las cordiales relaciones desarrolladas entre la Iglesia y la República Democrática de Timor-Leste, transpuestas por el Acuerdo entre las Partes que entró en vigor el 3 de marzo de 2016. Excelentes relaciones.
Timor Oriental, que ha afrontado momentos de gran tribulación con paciente determinación y heroísmo, vive hoy como un país pacífico y democrático, empeñado en construir una sociedad fraterna, desarrollando relaciones pacíficas con sus vecinos en el seno de la comunidad internacional. Viendo su pasado reciente y lo que se ha logrado hasta ahora, hay motivos para confiar en que su nación también será capaz de afrontar las dificultades y los problemas de hoy con inteligencia, claridad y creatividad. Ten confianza en la sabiduría del pueblo. El pueblo tiene su sabiduría, tened confianza en esta sabiduría.
Confío Timor Oriental y todo su pueblo a la protección de la Inmaculada Concepción, Patrona celestial invocada bajo el título Virgem de Aitara. Que ella os acompañe y os ayude siempre en la misión de construir un país libre, democrático, solidario y alegre, donde nadie se sienta excluido y todos puedan vivir en paz y dignidad. Deus abençoe Timor-Leste! Maromak haraik bênção ba Timor-Lorosa’e!
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