TIMOR ORIENTAL | No podemos comprender el amor de Jesús si no practicamos el amor, así lo señaló el Santo Padre al compartir su mensaje durante su visita a los niños discapacitados de la Escuela Irmãs Alma en la ciudad de Dili. El Papa decía, “hay una cosa que siempre me hace pensar: cuando Jesús habla del Juicio Final, dice a algunos: «Venid conmigo», (…) porque has cuidado de mí».
Tú me has cuidado. Y Jesús dice: «Ven conmigo porque me cuidaste cuando tuve hambre y me diste de comer, cuando tuve sed y me diste de beber, cuando estuve enfermo y me visitaste», y así sucesivamente. Yo llamo a esto el sacramento de los pobres. Un amor que anima, que construye y que fortalece”.
Completando, agregó, “no podemos comprender el amor de Jesús si no practicamos el amor. Compartir la vida con los que más la necesitan es un programa, vuestro programa, el programa de todo cristiano. Quiero darles las gracias por lo que hacen; (…)”.
A continuación, compartimos en forma completa el mensaje de Su Santidad Francisco:
A LOS NIÑOS DISCAPACITADOS DE LA ESCUELA «IRMÃS ALMA
Escuela «Irmãs Alma» (Dili, Timor Leste)
VIAJE APOSTÓLICO DE SU SANTIDAD FRANCISCO
A INDONESIA, PAPÚA NUEVA GUINEA
TIMOR-LESTE, SINGAPUR
(2-13 de septiembre de 2024)
VISITA A LOS NIÑOS DISCAPACITADOS DE LA ESCUELA «IRMÃS ALMA
PALABRAS DEL SANTO PADRE
Escuela «Irmãs Alma» (Dili, Timor Leste)
Martes, 10 de septiembre de 2024
Hay una cosa que siempre me hace pensar: cuando Jesús habla del Juicio Final, dice a algunos: «Venid conmigo», pero no dice: “Venid conmigo porque fuisteis bautizados, porque fuisteis confirmados, porque os casasteis por la Iglesia, porque no dijisteis mentiras, porque no robasteis”. No. «Ven conmigo porque has cuidado de mí». Tú me has cuidado. Y Jesús dice: «Ven conmigo porque me cuidaste cuando tuve hambre y me diste de comer, cuando tuve sed y me diste de beber, cuando estuve enfermo y me visitaste», y así sucesivamente. Yo llamo a esto el sacramento de los pobres. Un amor que anima, que construye y que fortalece.
Y eso es lo que se encuentra aquí: amor. Sin amor esto no se entiende. Y así entendemos el amor de Jesús que dio su vida por nosotros. No podemos comprender el amor de Jesús si no practicamos el amor. Compartir la vida con los que más la necesitan es un programa, vuestro programa, el programa de todo cristiano. Quiero darles las gracias por lo que hacen; y también quiero dar las gracias a las niñas y a los niños, a los chicos y a las chicas que nos dan el testimonio de dejarse cuidar. Porque ellos nos enseñan cómo debemos dejarnos curar por Dios. Dejarnos sanar por Dios y no por tantas ideas, o proyectos, o caprichos. Dejarnos curar por Dios. Y ellos son nuestros maestros. Gracias por eso.
Estoy viendo a este [niño], ¿cómo se llama? Silvano. Tráelo aquí. ¿Y qué nos enseña Silvano? Nos enseña a cuidar. Cuidando de él, aprendemos a cuidar. Y si miramos su cara, está tranquilo, paciente, durmiendo plácidamente. Y así como él se deja cuidar, nosotros también debemos aprender a dejarnos cuidar. Dejarnos curar por Dios, que tanto nos ama; dejarnos curar por la Virgen, que es nuestra Madre.
Y ahora rezamos un Avemaría a la Virgen y os doy la bendición.
[después de la oración y la bendición].
Y no olvidéis, no olvidéis que tenemos que aprender a dejarnos curar, todos, como ellos se dejan curar. Gracias.
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