CABA | Mons. Olivera creó la Vicaría Episcopal para la Pastoral de la Juventud y la Jornadas Castrenses de la Juventud (JCJ)

16 agosto, 2023

CABA | Mons. Olivera creó la Vicaría Episcopal para la Pastoral de la Juventud y la Jornadas Castrenses de la Juventud (JCJ), en la mañana del 15 de agosto, en la Solemnidad de la Asunción de la Virgen María, en la Iglesia Catedral Castrense, Stella Maris, en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA). Fue durante la celebración de la Santa Misa presidida por Mons. Santiago Olivera, Obispo Castrense de Argentina en el marco de la novena a Ntra. Sra. Stella Maris, Patrona de la Armada Argentina, de la Prefectura Naval Argentina (PNA), de la Marina Mercante y la Iglesia Catedral Castrense.

Luego de la lectura del Decreto, OCA 069 / 23, el cual señala que, “vista la oportunidad para que los capellanes de nuestros liceos y nuestros institutos de formación puedan tener una coordinación y orientación adecuada para desarrollar su labor pastoral con nuestros jóvenes castrenses; Ofreciendo a los párrocos y capellanes de nuestros barrios el acceso a los mismos recursos pastorales que tengan en cuenta la dimensión personal de nuestra Diócesis;”

Considerando, “la conveniencia de contar con la cooperación de un sacerdote que, en íntima colaboración con el Obispo, coordine la actividad pastoral con la juventud de nuestra Diócesis Castrense (…)”. El Obispo, creó en primer término, la Vicaría Episcopal para la Pastoral de la Juventud, inmediatamente de ello, creó las Jornadas Castrenses de la Juventud (JCJ), nombrando ad nutum al Pbro. César Lionel Tauro Vicario Episcopal para la Pastoral de la Juventud.

En el documento, Mons. Santiago, además, le pide al Padre Tauro,trabajar en equipo puedan animar la pastoral juvenil y coordinar con los Jefes de las FFAA (Fuerzas Armadas) y FFSS (Fuerzas Federales de Seguridad) las distintas actividades junto con los capellanes de institutos de formación y liceos, así como los criterios y acciones comunes para ser creativos en esta pastoral, buscando –bajo el patronazgo del beato Carlos ACUTIS– tener una comunicación eficaz;”. Finalmente, en el Decreto, el Obispo encomendó al Vicario Episcopal a, “(…) animar vivamente las acciones pastorales con los jóvenes castrenses bajo la advocación de su Patrono, San José Sánchez del Río”.

Mons. Olivera, además, hacía publica una carta Pastoral, donde se refiere a los Jóvenes del Obispado Castrense, en ella, describe que, la creación de las Jornadas Castrenses de Jóvenes (JCJ) tiene por fin reflejar las iniciativas de los Papas convocan a las Jornadas Mundiales de la Juventud JMJ, para que también a nivel diocesano podamos tener una Jornada Castrense de Juventud (…)”. Además, Mons. Santiago profundizando, compartía, “los jóvenes necesitan a la Iglesia, con necesidad vital; la Iglesia necesita a los jóvenes, porque son parte importante del Pueblo de Dios. A través de la Iglesia los jóvenes llegan al conocimiento de Jesucristo: Dios hecho hombre, la respuesta a los más profundos anhelos, la fuente de la verdadera felicidad. Ellos dan a la Iglesia nueva vida, cuando descubren con entusiasmo la figura y el mensaje de Cristo, y transmiten el entusiasmo de su descubrimiento a las nuevas generaciones”.

En otro párrafo, el Obispo dice, “invitamos a los Jóvenes a reflexionar sobre el misterio de Cristo y coordinar con nuestra particular forma de vida la que presupone para la pastoral juvenil a toda la iglesia. Escuchemos al Santo Padre Francisco: <<Sólo quisiera destacar brevemente que la pastoral juvenil implica dos grandes líneas de acción. Una es la búsqueda, la convocatoria, el llamado que atraiga a nuevos jóvenes a la experiencia del Señor. La otra es el crecimiento, el desarrollo de un camino de maduración de los que ya han hecho esa experiencia. Ser creativos, ayudar con espacios de oración y formación para dar razones de esperanza. (Ibid. Christus vivit n.º 209)>>”.

Completando, Mons. Santiago compartía, “quiera, El Señor Jesús y Santa María, Madre de Dios, a quien celebramos hoy Asunta al Cielo, indicarnos el sentido profundo de nuestra existencia y de nuestra vida, “toda escondida con Cristo en Dios” (Col. 3,3)”.  Seguidamente, el Padre César Tauro hizo su Profesión de Fe y Juramento de fidelidad, lo hacía también junto al nuevo Delegado Episcopal para las Comunicaciones, el Sr. Alejandro Jeandet, nombrado por el Obispo Castrense de Argentina.

Santiago Olivera
Por Gracia de Dios y de la Santa Sede Apostólica
Obispado Castrense de la República Argentina

DECRETO OCA 069 / 23
Con Anexo

VISTO 1. La oportunidad para que los capellanes de nuestros liceos y nuestros institutos de formación puedan tener una coordinación y orientación adecuada para desarrollar su labor pastoral con nuestros jóvenes castrenses; 2. La ventaja de ofrecer a los párrocos y capellanes de nuestros barrios el acceso a los mismos recursos pastorales que tengan en cuenta la dimensión personal de nuestra Diócesis;

CONSIDERANDO 1. La conveniencia de contar con la cooperación de un sacerdote que, en íntima colaboración con el Obispo, coordine la actividad pastoral con la juventud de nuestra Diócesis Castrense; 2. Que el Pbro. César Lionel TAURO reúne las condiciones necesarias para auxiliar al Obispo en esta delicada tarea pastoral;

Y TENIENDO EN CUENTA la realidad propia de nuestros jóvenes, aspirantes, soldados, suboficiales y oficiales castrenses para crear una pastoral de la juventud que tenga en cuenta la particularidad de nuestros fieles y la peculiaridad en su forma de vida para ayudarlos a la maduración de una profesión elegida a una vocación de entrega y servicio vivida tal como indica la Exhortación Apostólica post sinodal Christus vivit del Santo Padre Francisco: “la pastoral juvenil sólo puede ser sinodal, conformando un ‘caminar juntos’ (nº 206);

EN VIRTUD de las disposiciones de los cánones 476, 477, 478 y 479 del Código de Derecho Canónico y las facultades otorgadas por los Estatutos del Obispado Castrense de Argentina;

POR LAS PRESENTES LETRAS

  1. CREO la Vicaría Episcopal para la Pastoral de la Juventud.-
  2. CREO, así mismo, las Jornadas Castrenses de la Juventud (JCJ), con el fin de encontrarnos como Diócesis para conocer, reflexionar, celebrar y testimoniar el mensaje que da el Santo Padre Francisco sobre Cristo, inspirados en el encuadramiento que suscitó la iniciativa Pontificia iniciada con San Juan Pablo II, donde los jóvenes son convocados a nivel mundial, en las Jornadas Mundiales de la Juventud (JMJ);
  3. NOMBRO ad nutum al Pbro. César Lionel TAURO, Vicario Episcopal para la Pastoral de la Juventud; para que trabajando en equipo puedan animar la pastoral juvenil y coordinar con los Jefes de las FFAA y FFSS las distintas actividades junto con los capellanes de institutos de formación y liceos, así como los criterios y acciones comunes para ser creativos en esta pastoral, buscando –bajo el patronazgo del beato Carlos ACUTIS– tener una comunicación eficaz;
  4. ENCOMIENDO al Vicario Episcopal animar vivamente las acciones pastorales con los jóvenes castrenses bajo la advocación de su patrono, San José Sánchez del Río;
  5. NOTIFÍQUESE al antes designado que, en cumplimiento de los cánones 471 y 833 §5° del CIC, al tomar posesión del oficio emitirá la profesión de fe y formulará la promesa de desempeñarlo fielmente en la Sede de la Curia Castrense;
  6. COMUNÍQUESE a quienes corresponda, publíquese en el Boletín Oficial y archívese.

Dadas en la Sede Episcopal, en Santa María de los Buenos Aires, el día 11 de
agosto del año del Señor 2023.

+Santiago Olivera
Obispo Castrense de Argentina

DECRETO OCA 068 / 23


Anexo:

Carta Pastoral

Líneas Guía: Los Jóvenes del Obispado Castrense y Cristo

Finalidad:
La creación de las Jornadas Castrenses de Jóvenes (JCJ) tiene por fin reflejar las
iniciativas de los Papas convocan a las Jornadas Mundiales de la Juventud JMJ, para
que también a nivel diocesano podamos tener una Jornada Castrense de Juventud con el
fin de conocer, reflexionar, celebrar y testimoniar el mensaje que da el Santo Padre:

“La Iglesia tiene mucho para transmitir a los jóvenes, así como los jóvenes tienen
mucho para transmitir a la Iglesia. Este diálogo debe ser franco, claro y valiente. El
mismo incentivará al encuentro y al intercambio entre las generaciones y será para la
Iglesia y la sociedad una fuente de riqueza y juventud” (Papa S. Juan Pablo II.).

Con motivo de la primera Jornada Mundial de la Juventud, iniciada el Domingo de
Ramos (23 de marzo de 1986) en Roma, por San Juan Pablo II, el Papa decía entonces:

“Y por esto celebramos en este día la Jornada de la Juventud. En efecto, este día
está vinculado a la esperanza que no decepciona (cf. Rm 5, 5). Las generaciones
que siempre se renuevan necesitan esta esperanza. La necesitan cada vez más.
No quedaron decepcionados los que gritaron: “¡Bendito el que viene en nombre
del Señor!”. Sí. Llega. Entró en la historia del hombre. En Jesucristo Dios entró
definitivamente en la historia del hombre. Vosotros jóvenes, debéis encontrarlo
los primeros. Debes encontrarlo constantemente.
“La Jornada de la Juventud” significa precisamente esto: salir al encuentro de
Dios, que entró en la historia del hombre mediante el misterio pascual de
Jesucristo. Entró en ella de manera irreversible.
Y quiere encontraros antes a vosotros, jóvenes. Y a cada uno quiere decir:
“Sígueme”.
Sígueme. Yo soy el camino, la verdad y la vida. Amén”.

Necesidad:
Los jóvenes necesitan a la Iglesia, con necesidad vital; la Iglesia necesita a los jóvenes,
porque son parte importante del Pueblo de Dios. A través de la Iglesia los jóvenes
llegan al conocimiento de Jesucristo: Dios hecho hombre, la respuesta a los más
profundos anhelos, la fuente de la verdadera felicidad. Ellos dan a la Iglesia nueva vida,
cuando descubren con entusiasmo la figura y el mensaje de Cristo, y transmiten el
entusiasmo de su descubrimiento a las nuevas generaciones. En este sentido, ellos
mismos son la Iglesia, constituyen, con los pobres y los enfermos, un especial tesoro, y
son así mismo, agentes de la pastoral juvenil, acompañados y guiados, pero libres para
encontrar caminos siempre nuevos con creatividad y audacia. invitarlos a reflexionar y
coordinar con nuestra particular forma de vida la que presupone para la pastoral juvenil
a toda la iglesia.

La JMJ comenzó a viajar, con Buenos Aires haciendo de anfitriona de la primera
Jornada Mundial de la Juventud que se celebraba fuera de Roma. El acto central se
realizó frente al Obelisco de Buenos Aires un Domingo de Ramos. Siendo la primera
vez que un papa celebraba esta festividad fuera del Vaticano. El lema: “Hemos
conocido y hemos creído en el amor que Dios nos tiene”.El Santo Padre, S Juan Pablo
II, preparando la primer Jornada Mundial de la Juventud, el 30 de noviembre de 1986
decía:

“El tema y contenido de esta Jornada Mundial pone ante nuestros ojos el
testimonio del Apóstol San Juan cuando exclama: “Y nosotros hemos conocido
el amor que Dios nos tiene y hemos creído en él”.
“A este propósito, deseo recordaros un pensamiento que expuse en mi primera
Encíclica: “El hombre no puede vivir sin amor. El permanece para sí mismo un
ser incomprensible, su vida está privada de sentido si no se le revela el amor, si
no se encuentra con el amor, si no lo experimenta y lo hace propio, si no
participa en él vivamente”. ¡Y cuánto más podría destacarse dicha realidad para
la vida de los jóvenes, en esta fase de especial responsabilidad y esperanza, del
crecimiento de la persona, de definición de los grandes significados, ideales y
proyectos de vida, de ansia de verdad y de caminos de auténtica felicidad! Es
entonces cuando más se experimenta la necesidad de sentirse reconocido,
sostenido, escuchado y amado”.

“Vosotros sabéis bien, desde lo profundo de vuestros corazones, que son
efímeras y sólo dejan vacío en el alma las satisfacciones que ofrece un
hedonismo superficial; que es ilusorio encerrarse en la caparazón del propio
egoísmo; que toda indiferencia y escepticismo contradicen las nobles ansias de
amor sin fronteras; que las tentaciones de la violencia y de las ideologías que
niegan a Dios llevan sólo a callejones sin salida”.

“Puesto que el hombre no puede vivir ni ser comprendido sin amor, quiero
invitaros a todos a crecer en humanidad, a poner como prioridad absoluta los
valores del espíritu, a transformaros en “hombres nuevos”, reconociendo y
aceptando cada vez más la presencia de Dios en vuestras vidas, la presencia de
un Dios que es Amor; un Padre que nos ama a cada uno desde toda la eternidad,
que nos ha creado por amor y que tanto nos ha amado hasta entregar a su Hijo
Unigénito para perdonar nuestros pecados, para reconciliarnos con El, para vivir
con El una comunión de amor que no terminará jamás. La Jornada Mundial de la
Juventud tiene, pues, que disponernos a todos a acoger ese don del amor de
Dios, que nos configura y que nos salva. El mundo espera con ansia nuestro
testimonio de amor. Un testimonio nacido de una profunda convicción personal
y de un sincero acto de amor y de fe en Cristo Resucitado. Esto significa conocer
el amor y crecer en él” (San Juan Pablo II, 30 de noviembre de 1986).-

Desafíos:

Invitamos a los Jóvenes a reflexionar sobre el misterio de Cristo y coordinar con nuestra
particular forma de vida la que presupone para la pastoral juvenil a toda la iglesia.
Escuchemos al Santo Padre Francisco:

“Quiero destacar que los mismos jóvenes son agentes de la pastoral juvenil,
acompañados y guiados, pero libres para encontrar caminos siempre nuevos con
creatividad y audacia. Por consiguiente, estaría de más que me detuviera aquí a
proponer alguna especie de manual de pastoral juvenil o una guía de pastoral
práctica. Se trata más bien de poner en juego la astucia, el ingenio y el
conocimiento que tienen los mismos jóvenes de la sensibilidad, el lenguaje y las
problemáticas de los demás jóvenes” (Exhortación Apostólica post sinodal Christus
vivit del Santo Padre Francisco, nº 203).

Encuentro con el Señor:

La unión con Dios, que da sentido a nuestra vida es otro de los pilares de la
convocatoria. Sólo quisiera destacar brevemente que la pastoral juvenil implica
dos grandes líneas de acción. Una es la búsqueda, la convocatoria, el llamado
que atraiga a nuevos jóvenes a la experiencia del Señor. La otra es el
crecimiento, el desarrollo de un camino de maduración de los que ya han hecho
esa experiencia.
Ser creativos, ayudar con espacios de oración y formación para dar razones de
esperanza. (Ibid. Christus vivit n.º 209).-

Dificultades:

Continua el Santo Padre citando a Romano Guardini:
“Con respecto al crecimiento, quiero hacer una importante advertencia. En
algunos lugares ocurre que, después de haber provocado en los jóvenes una
intensa experiencia de Dios, un encuentro con Jesús que tocó sus corazones,
luego solamente les ofrecen encuentros de “formación” donde sólo se abordan
cuestiones doctrinales y morales: sobre los males del mundo actual, sobre la
Iglesia, sobre la Doctrina Social, sobre la castidad, sobre el matrimonio, sobre el
control de la natalidad y sobre otros temas. El resultado es que muchos jóvenes
se aburren, pierden el fuego del encuentro con Cristo y la alegría de seguirlo,
muchos abandonan el camino y otros se vuelven tristes y negativos. Calmemos
la obsesión por transmitir un cúmulo de contenidos doctrinales, y ante todo
tratemos de suscitar y arraigar las grandes experiencias que sostienen la vida
cristiana. Como decía Romano Guardini: «en la experiencia de un gran amor […]
todo cuanto acontece se convierte en un episodio dentro de su ámbito» (Ibid.
Christus vivit n.º 212).-

El anuncio Kerigmático de la Buena Noticia

El Santo Padre, finalmente, indica la solidez del anuncio del Kerygma:

“Insistí mucho sobre esto en Evangelii gaudium y creo que es oportuno
recordarlo. Por una parte, sería un grave error pensar que en la pastoral juvenil
«el kerygma es abandonado en pos de una formación supuestamente más
“sólida”. Nada hay más sólido, más profundo, más seguro, más denso y más
sabio que ese anuncio. Toda formación cristiana es ante todo la profundización
del kerygma que se va haciendo carne cada vez más y mejor». Por consiguiente,
la pastoral juvenil siempre debe incluir momentos que ayuden a renovar y
profundizar la experiencia personal del amor de Dios y de Jesucristo vivo. Lo
hará con diversos recursos: testimonios, canciones, momentos de adoración,
espacios de reflexión espiritual con la Sagrada Escritura, e incluso con diversos
estímulos a través de las redes sociales. Pero jamás debe sustituirse esta
experiencia gozosa de encuentro con el Señor por una suerte de
“adoctrinamiento” (Ibid. Christus vivit n.º 214).

Quiera, El Señor Jesús y Santa María, Madre de Dios, a quien celebramos hoy
Asunta al Cielo, indicarnos el sentido profundo de nuestra existencia y de nuestra vida,
“toda escondida con Cristo en Dios” (Col. 3,3).

Con mi Bendición:

Mons. Santiago Olivera
Obispo Castrense de Argentina

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