Mons. Olivera | Los Magos, han recibido la “epifanía”, es decir la manifestación de Dios en sus vidas, así lo expresa el Obispo Castrense de Argentina en su publicación difundida al país a través del diario digital MDZ. Publicado en la columna de opinión del medio mendocino, bajo el título: “Epifanía: los Magos, peregrinos de la búsqueda y los sueños”.

Mons. Santiago nos dice, además, “los Magos, según la Palabra de Dios, podríamos caracterizarlos como peregrinos, en camino, en búsqueda, con sueños y anhelos grandes. Por eso tienen la capacidad de descubrir en la naturaleza, esa presencia del Creador que le habla y se les manifiesta en ese signo de la Estrella”.

Profundizando, el Obispo continuó diciendo de ellos, “su perseverancia y docilidad para reconocer los “signos de Dios”, tiene su recompensa. Han llegado al lugar donde culmina su búsqueda y todo cobra un sentido pleno. Han llegado a Jesús. A Él le ofrecen todo, expresado en el Oro- porque Jesús es Rey-; Incienso- porque es Dios– y Mirra- porque es hombre-”. 

A continuación, compartimos en forma completa la nota de Mons. Santiago Olivera, Obispo Castrense de Argentina:

Epifanía: los Magos, peregrinos de la búsqueda y los sueños

Cada 6 de enero, “ver” en nuestro contexto a tres Magos montados en unos camellos, es una realidad común y que, gracias a Dios, no pierden vigencia.

Los Magos, según la Palabra de Dios, podríamos caracterizarlos como peregrinos, en camino, en búsqueda, con sueños y anhelos grandes. Por eso tienen la capacidad de descubrir en la naturaleza, esa presencia del Creador que le habla y se les manifiesta en ese signo de la Estrella. ¿Por qué descubren a esa estrella distinta a las demás? Porque han cultivado la capacidad de trascendencia que todos llevamos adentro, eso es lo que les hace “ver” en esa estrella, común para todos, una “presencia” distinta: es un signo de Dios. Él se manifiesta en la naturaleza, es el creador de ella. Tal vez muchos, quiera Dios que sí, están en un tiempo de descanso, de vacaciones. Pudiendo contemplar paisajes lindos de nuestra Patria. Aprovechemos para contemplar y reconocer a Dios en su obra a ejemplo de los Magos. 

Su capacidad de trascendencia la reconocemos, más aún, porque dan un “paso más”, buscan una “explicación de ese signo”, en el lugar mejor que nos habla de Dios: su Palabra. Acuden a los hombres religiosos de la época, quiénes les indican lo que la Palabra de Dios dice, le dan el sentido más claro a su búsqueda. Y porque están abiertos a esa intuición divina, hacen caso y siguen su camino hacia Belén, según el designio de Dios expresado por el Profeta. 

Su perseverancia y docilidad para reconocer los “signos de Dios”, tiene su recompensa

Han llegado al lugar donde culmina su búsqueda y todo cobra un sentido pleno. Han llegado a Jesús. A Él le ofrecen todo, expresado en el Oro- porque Jesús es Rey-; Incienso- porque es Dios– y Mirra- porque es hombre-. Los Magos que dan todo, nos enseñan a dar y darnos. Reconocer a Jesús en el “que tiene hambre, sed, de paso, enfermo, preso, desnudo…” y socorrerlo con el don de nuestra caridad y el don de nuestra vida. Es dar y darnos. No es algo extrínseco a nosotros sino nosotros mismos. 

Jesús es el pequeño niño, vulnerable y frágil. Son los pequeños, los niños quienes más esperan a los Magos. A ellos debemos cuidar y proteger. ¡Cuántos niños en situación de pobreza y de guerra! ¡Cuántos niños que corren riesgo de morir! ¡Cuántos
con riegos, incluso de nacer! Los Magos nos invitan a poner, una vez más, nuestra mirada, atención y cuidado en los pequeños, en los niños. 

Los Magos, han recibido la “epifanía”, es decir la manifestación de Dios en sus vidas

Cada bautizado, cada uno de nosotros, somos otro Cristo. Debemos manifestar también, con nuestra vida, al Dios en el que creemos, el Dios único y verdadero que nos reveló Jesús. Dios misericordioso, paciente y bueno. Cercano y clemente. De paz, diálogo, y del encuentro. ¡Qué seamos “epifanía” para los demás!

Los Magos, que según la creencia popular expresan, en sus personas, al “Mundo conocido” hasta ese entonces (Europa, Asia y África), nos hablan también de un Dios con todos y para todos. Dios que no hace acepción de personas. Que da lugar a todos.
Que ama a cada uno y a todos. Ese es el plan mejor de la Iglesia y, también, de nuestra Patria, nadie se tiene que sentir ajeno ni afuera, marginado ni rechazado. Es una de las enseñanzas mejor de la gran fiesta de los Magos en la Solemnidad de la Epifanía del Señor.

Que los Magos nos dé a cada uno, el regalo mejor, no depositado en nuestros zapatos sino en el corazón para hacernos- cada vez- más parecidos al que fueron, ellos conducidos, por la estrella y la Palabra: Jesús.

* Monseñor Santiago Olivera, Obispo Castrense de Argentina