MONS. OLIVERA | Nunca dudemos que Dios nos ama, Dios jamás nos abandona

30 marzo, 2024

MONS. OLIVERA | Nunca dudemos que Dios nos ama, Dios jamás nos abandona, así lo expresó el Obispo Castrense de Argentina al compartir la Homilía durante la celebración de la Cruz, en la tarde del Viernes Santo. En la Parroquia Ntra. Sra. de Luján Castrense, en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA), Mons. Santiago Olivera presidía la celebración, concelebraron Capellanes Castrenses de las Fuerzas Armadas y las Fuerzas Federales de Seguridad, participaron fieles castrenses.

En la Homilía, Mons. Santiago nos decía, “la celebración del Viernes Santo tiene una rica liturgia, austera pero muy significativa, después de las palabras de la guía, nosotros, entramos en silencio, los sacerdotes nos postramos frente a este misterio que nos preparamos para celebrar, para hacer memoria. Y la liturgia del Viernes Santo, Viernes de la Pasión tiene como tres momentos importantes.

La celebración de la Cruz, la lectura de la Pasión, la celebración de la Palabra que hemos proclamado y escuchado, en esa celebración de la Cruz, la adoración de la Cruz también es muy significativa porque nos invita como a contemplarla y la Eucaristía, la Comunión. Es el único día, como bien decían, donde el viernes y durante todo el día de mañana (sábado), la Iglesia no celebra la Misa, la Eucaristía”.

Continuando, el Obispo dijo, “(…) hemos escuchado recién según el relato del Evangelio de San Juan, Jesús que muere en la Cruz y Jesús que es sepultado, pero sabemos que no es la última palabra, por eso siempre en el Viernes Santo está este germen de la esperanza. Lo sabemos cómo Buena Noticia que no fue ni el pecado, ni la muerte la última palabra, lo que parece fracaso, para los que somos creyentes, no lo es”.  

Mons. Olivera proseguía diciendo, “hemos escuchado también la lectura del autor de la carta a los hebreos, que también es una clave muy significativa porque Jesús avanza en el camino según el plan de Dios, como lo dice en el Evangelio <<no he venido a beber el cáliz, guarda esa espada porque debo cumplir el proyecto de Dios>>. Y el autor de la carta a los hebreos dijo, <<aunque era Hijo de Dios, aprendió sufriendo lo que era obedecer>>.

El Señor que viene a cumplir el proyecto de Dios y obedece aún en el momento más difícil de la Cruz. Muchas veces, nosotros hemos escuchado y lo sabemos que nuestro camino es justamente, asemejarnos a Jesús”.

En otro fragmento de su Homilía, el Obispo recordó, “el Domingo de Ramos les había compartido que fuimos creados a imagen y semejanza de Dios, que el pecado hizo estragos en nuestras vidas y tenemos esa inclinación al mal, tenemos esa concupiscencia, nosotros compartimos tantas veces nuestras fragilidades y nuestra debilidad y con el Apóstol Pablo también podríamos decir que muchas veces, hacemos el mal que no queremos y no hacemos el bien que queremos”. Agregando, “el pecado nos hirió de tal manera que muchas veces no somos esa imagen y semejanza de Dios que el pecado rompió, pero tanto amó Dios al mundo que envía a su Hijo para salvarnos.

Jesús es entonces el Dios con nosotros que desanda el camino de Adán y Eva y obedece al límite de entregar su propia vida, una vida que no es romántica. Muchas veces la Cruz la tenemos allí como un adorno, sin embargo, hemos escuchado recién, que el Señor como que daba gritos, sufría, su humanidad sufría frente a la Cruz y nos recupera justamente la semejanza de Dios que habíamos perdido, borra nuestros pecados, este es el cordero de Dios que quita el pecado del mundo”.

En otro párrafo, Mons. Santiago subrayaba, “en este Viernes Santo la Iglesia nos invita a reflexionar, vamos a adorar la Cruz, vamos a ponernos frente a ella y vamos a tener que encontrar hoy, siempre y cada día la certeza de que no se reservó nada. <<Ustedes son mis amigos>> dijo Jesús, no hay mayor amor del que da la vida por los amigos. Jesús dio la vida para que nosotros recuperemos la vida plena, Jesús entregó su vida para que nosotros podamos recuperar la seguridad y la certeza del cielo”.

Entonces, decía, “tenemos que pedirle al Señor esa gracia, que cada vez que padezcamos la Cruz, momentos difíciles que todos tenemos, adversidades, situaciones dolorosas, tristezas, desgarros, traiciones, sufrimientos, todo dolor, todo sufrimiento unido a la Cruz de Jesús tiene sabor redentor. Nuestras cruces son pequeñas frente a la Cruz que sufrió el Dios con nosotros, también por amor sin límite, (…)”.

Completando, el Obispo también nos señaló, “inmediatamente de la adoración, la celebración de la Pasión, lectura y adoración de la Cruz la Iglesia nos invita a hacer la oración universal. Que este rezo, avive en nosotros la certeza que la oración tiene una fuerza impresionante y que el Señor si lo hacemos con fe, si confiamos en eso que le pedimos ya nos lo está dando”.

Finalmente, Mons. Olivera nos pidió, “nunca dudemos que Dios nos ama, Dios jamás nos abandona, aunque podamos asociarnos a Jesús experimentando cierto abandono, cierta soledad de sufrimiento que nos sobrepasa, pero el Señor nos ganó la vida, el Señor está a nuestro lado y el camino que transitamos no es el definitivo sino justamente el triunfo y la vida. Tal como hemos escuchado hace unos minutos atrás, <Viernes Santo, para un creyente siempre tiene ese germen de la esperanza del triunfo>”.-

Homilía.-

Celebración.-

Vía Crucis.-

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