Mons. Olivera ordenará Sacerdote al Diácono Luis Villafañe, será el próximo 16 de marzo, en la Catedral Castrense, Stella Maris, en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Es el tercer sacerdote castrense que ordena Mons. Santiago desde el inicio de su ministerio Pastoral en la Diócesis Castrense y lo hará en el día de la fiesta de San José del Rosario Brochero, en cuya celebración también iniciará los festejos del año Jubilar de la Diócesis que en el año 2027 cumplirá 70 años.

La ordenación sacerdotal, es un día de mucha alegría para la Diócesis, especialmente porque como dijimos será en el día de Brochero, Patrono del Clero Argentino y también del ciclo introductorio de nuestro Seminario Diocesano, un santo al cual tanto cariño le tiene nuestro Obispo a quien, en su nuevo libro, “un pastor con olor a Oveja, un pastor con olor a Dios”. Actualmente en el Seminario Diocesano San Juan de Capistrano y Santo Cura Brochero se están formando 9 seminaristas, en tal sentido, estos días se viven con gran gozo por la ordenación del Diácono Villafañe donde rezaremos por él y su misión pastoral y también por las vocaciones.

Mons. Santiago en dialogo con la redacción, nos contó sobre la importancia de la celebración, “para el Obispado Castrense de Argentina es una alegría esta ordenación de un nuevo sacerdote incardinado a nuestra Diócesis. Tengo la Gracia de ordenar al tercer sacerdote castrense para la Diócesis, el Padre Santiago García del Hoyo en la Parroquia Luján Castrense, en CABA (Ciudad Autónoma de Buenos Aires), el 15 de junio de 2019, el Padre Darío Verón en su Parroquia de origen, Ntra. Sra. Loreto, en la ciudad de Ituzaingó, Corrientes el 21 de noviembre de 2020 y este sábado 16 de marzo, al Diácono Luis Villafañe en la Catedral Castrense, Stella Maris.

Como Diáconos siempre se han ordenado sacerdotes en la Catedral Castrense que es signo y vínculo jurídico de la incardinación a esta Iglesia particular al servicio de los hombres y mujeres de las Fuerzas Armadas y las Fuerzas Federales de Seguridad y al acompañamiento de sus familias. Para la Diócesis es sin duda, para el Obispado Castrense de Argentina un motivo de mucho gozo, alegría y esperanza de ver como jóvenes siguen queriendo entregar su vida sacerdotal podríamos decir con este nuevo carisma a los hombres y mujeres de las Fuerzas”.

A pocos días de su ordenación, nuestra redacción conversó con Luis Villafañe, quien, desde el Seminario Diocesano, San Juan de Capistrano y Santo Cura Brochero nos contaba cómo está viviendo este tiempo. Así lo describía, “recuerdo aquel día en que Mons. Santiago me ordenó Diácono, el Obispo me dijo: <<Luis a partir de ahora comienza tu Adviento sacerdotal>>. En aquel momento, estábamos pronto a comenzar el Adviento para recibir la Navidad, el nacimiento de nuestro Señor Jesús.

El Adviento es un tiempo de preparación y el Obispo se refería justamente a eso, a que mi Diaconado estaría en un tiempo de preparación para recibir el sacerdocio. A esta visión de Mons. Santiago le quiero agregar hoy también, que es mi Cuaresma sacerdotal, sabiendo que en ella nos preparamos para recibir en el corazón la Pascua del Señor, Él ha muerto por nosotros y ha Resucitado”.

Profundizando, el Diácono nos compartía, “esta es la fiesta más importante que nosotros celebramos en la Iglesia, la Pascua y la Cuaresma tiene que ver con eso, con un tiempo de preparación. En mi diaconado he colaborado con Mons. Santiago en algunas actividades que él me ha ido encomendando, ha sido un Adviento sacerdotal y también una Cuaresma sacerdotal, tiempo de preparación del corazón para recibir semejante regalo de Dios”.

Al reflexionar sobre cómo vive este tiempo donde será ordenado, Luis Villafañe nos cuenta, “el sacerdocio a lo que Dios me ha llamado es un regalo del Señor para la Iglesia universal, también para nuestra Iglesia Castrense, más que un regalo para mí, es un regalo para la Iglesia. Para esta Iglesia tan linda, particular que atiende a las Fuerzas Armadas y las Fuerzas Federales de Seguridad y a la cual yo quiero consagrarme y quiero dar mi vida.

En este tiempo de preparación además de colaborar con las actividades encomendadas por Mons. Olivera, he podido hacer mi retiro canónico previo a la ordenación, tiempo de pura Gracia, del regalo de Dios de poderme encontrar con Él, de poder confirmar el llamado que Dios hace, un momento de mucho gozo y alegría. En este Adviento y Cuaresma sacerdotal en la que estoy transitando hasta ser ordenado sacerdote, estoy muy ansioso de poder llegar a ese día para poder presidir una Misa, poder consagrar, de ser mediador entre Dios y los hombres y esta idea de poder realizar esos servicios en la Iglesia que siento que es a lo que Dios me llama me da mucha alegría y muchas ganas de que todo suceda ahora”.

Continuando, el Diácono Luis, nos contó respecto de su lema sacerdotal: <<Señor, Tú lo sabes todo: Sabes que te quiero>>. Jesús le dijo: <<Apacienta mis ovejas>>. Este es el lema que elegí para mi ordenación sacerdotal y es el que me acompañará hasta que Dios me llame a su Casa, es muy importante para mí, cada vez que lo leo, lo medito me sorprende, me conmueve.

Jesús le pregunta a Pedro tres veces si lo ama y él respondió tres veces, «si Señor Tú sabes que te quiero», entonces -dice Jesús- te quiero dar un trabajo, apacienta a mis ovejas. El Señor dice, apacienta a mis ovejas, no dice las ovejas o tus ovejas.

Es decir, Jesús le encarga a Pedro el Pueblo de Dios, y por lo tanto tiene que actuar en consecuencia. En esta tarea encargada tan importante a Pedro, también tiene en cuenta sus debilidades, recordemos a que hasta antes de esto lo había negado tres veces a Jesús y sin embargo Jesús después de esto lo revindica y le encarga esta tarea, la de cuidar el Pueblo de Dios.

Esto me estremece mucho, lo que somos los seres humanos, somos como barro en las manos del alfarero, somos débiles, nos rompemos fácilmente. En este sentido quería que me acompañen, porque yo también me siento débil, frágil, pecador, como a todos, me pasa de sentir esa humanidad, pero también me pasa algo más grande, el sentir el amor de Cristo, el amor de Dios”.

A lo que agregó, “si tenemos la convicción de querer transformar nuestro corazón hacia Él, entonces nos perdona todo, es misericordioso con nosotros, nos ama, nos llama a ser misión, nos llama a predicar su Evangelio. A pesar de todo lo que podemos ser, cuando transformamos nuestro corazón, Dios nos encomienda algo grande.

Ese pedido, ese llamado que nos pide, es a ser felices, ser felices en el trabajo que Él nos encomienda, cualquiera sea, ahora a mí me llama al sacerdocio, cuidando de su rebaño, apacentando a sus ovejas. Por eso, es que me siento tan identificado con este pasaje del Evangelio, donde Jesús conoce bien mis debilidades, mis fragilidades, pero sin embargo me pide que transforme mi corazón y me encomienda un trabajo grande que es apacentar. 

Finalmente, el Diacono, nos comparte, “en este poquito tiempo que queda hasta a la ordenación sacerdotal me sigo encomendando a las oraciones de todo el pueblo castrense y también de la Iglesia universal. Me pone muy contento que hay personas que rezan por las vocaciones, sabiendo que no se pierda esas esperanzas de que Dios sigue llamando, y entonces necesitamos también rezar por aquellos que necesitan escuchar ese llamado.

Que lindo que existan personas que no solo rezan por las vocaciones en general, sino que rezan por vocaciones particulares. La oración es el sostenimiento mutuo que tenemos nosotros los cristianos y yo siento que las oraciones llegan verdaderamente.

En tal sentido, les pido que sigan rezando y a aquellos que no lo hacen, les pido que lo hagan por todas las vocaciones en los servicios de la Iglesia, los casados, los laicos, los consagrados, los seminaristas, los que van a ser ordenados, por todas las vocaciones, recen mucho y particularmente les agradezco sus oraciones hacia mí y principalmente en este tiempo de preparación a la ordenación, que es mi tiempo de Adviento, mi tiempo de Cuaresma”.-