Mons. Olivera | Señor, que en cada uno de estos hijos a quienes la Nación y sus autoridades les confían diversas responsabilidades, brille la luz clara de los valores permanentes de la Patria, así lo pidió el Obispo Castrense de Argentina al compartir la invocación religiosa y bendición en la ceremonia de entrega de Despachos y Sables a los señores Brigadieres, Almirantes y Generales. Fue en la tarde del jueves 22 de junio, en el Salón Blanco de Casa Rosada, en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA).

El acto, presidido por el Sr. Presidente de la República Argentina, Dr. Alberto Fernández, quien estuvo acompañado por el Sr. Jefe de Gabinete de Ministros, Ing. Agustín Rossi, el Sr. Ministro de Defensa, Lic. Jorge Taiana, el Jefe del Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas, Teniente General Juan Martín Paleo, el Obispo Castrense de Argentina, Mons. Santiago Olivera, y los Señores Jefes de las Fuerzas Armadas. En la invocación religiosa, Mons. Santiago Olivera, a la luz del Evangelio pedía, “el que quiere ser el primero, debe hacerse el último de todos y el servidor de todos». (Mc 9,35). Señor Jesús, tú nos enseñaste que el que quiera ser el primero sea el servidor de todos; nosotros tus hijos queremos asumir esas palabras y expresar, por medio de elementos concretos nuestros actos de servicio en bien de nuestros hermanos”.

Continuando, el Obispo agregó, “que en cada uno de estos hijos a quienes la Nación y sus autoridades les confían diversas responsabilidades, brille la luz clara de los valores permanentes de la Patria, para que en medio de las dificultades propias del cumplimiento del deber puedan ofrendar sus vidas”. Antes concluir, Mons. Santiago pidió, “invocamos para ello la protección de la Madre y Patrona de nuestra querida República, la Bienaventurada Virgen de Luján; que ella guíe, sostenga, ilumine y acompañe a nuestro Presidente, a nuestras Autoridades, a cuantos integran el Ministerio de Defensa, el Estado Mayor Conjunto y las Fuerzas Armadas, para que confiando en su amparo, podamos dedicarnos, sin temor, al bien de todos”.

A continuación, compartimos en forma completa el texto de la invocación religiosa de Mons. Santiago Olivera, Obispo Castrense de Argentina:

Invocación Religiosa

Bendición ceremonia de entrega de Despachos y Sables

 a los señores Brigadieres, Almirantes y Generales.

«El que quiere ser el primero, debe hacerse el último de todos y el servidor de todos». (Mc 9,35)

Señor Jesús, tú nos enseñaste que el que quiera ser el primero sea el servidor de todos; nosotros tus hijos queremos asumir esas palabras y expresar, por medio de elementos concretos nuestros actos de servicio en bien de nuestros hermanos.

            Señor, que en tus misteriosos designios elegiste a estos hijos tuyos para integrar las filas de las Fuerzas Armadas de nuestra Nación, recibe con bondad el homenaje de gratitud que te tributan:  por haber ascendido al grado inmediato superior.  Bendícelos al igual que estos sables y despachos, como símbolo de mando. Ayúdalos a que los empleen al servicio de la justicia, la paz, la defensa del orden institucional y del derecho.

            Que en cada uno de estos hijos a quienes la Nación y sus autoridades les confían diversas responsabilidades, brille la luz clara de los valores permanentes de la Patria, para que en medio de las dificultades propias del cumplimiento del deber puedan ofrendar sus vidas.

            Los sables, al igual que los uniformes con sus colores diversos según cada Fuerza, son conocidos en todo el país: recuerdan la dedicación, la seriedad, la seguridad. Identifican un servicio único. «Sin embargo -nos recuerda el Papa Francisco- detrás de cada uniforme hay una persona real: con una familia y un país de origen, con una personalidad y una sensibilidad, con deseos y planes de vida…Pero recuerden que no es el uniforme, sino quien lo lleva puesto lo que debe impresionar a los demás con su amabilidad, con el espíritu de hospitalidad…«, con la actitud de servicio hacia todos.

            Invocamos para ello la protección de la Madre y Patrona de nuestra querida República, la Bienaventurada Virgen de Luján; que ella guíe, sostenga, ilumine y acompañe a nuestro Presidente, a nuestras Autoridades, a cuantos integran el Ministerio de Defensa, el Estado Mayor Conjunto y las Fuerzas Armadas, para que confiando en su amparo, podamos dedicarnos, sin temor, al bien de todos.

            Y la bendición de Dios Todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo, descienda sobre Ustedes y sus Familias y los acompañe siempre.  Amén.