Mons. Olivera | Brochero es actual hoy, porque tiene la vigencia de los santos porque ellos han vivido el Evangelio y, el Evangelio, siempre tiene vigencia

18 diciembre, 2023

Mons. Olivera | Brochero es actual hoy, porque tiene la vigencia de los santos porque ellos han vivido el Evangelio y, el Evangelio, siempre tiene vigencia, así lo describió el Obispo Castrense de Argentina al compartir su publicación referida al Santo en el Diario digital MDZ de la provincia de Mendoza. Mons. Santiago Olivera compartía en la columna de opinión del diario mendocino su reflexión al conocerse la noticia de que San José Gabriel del Rosario Brochero fuera nombrado Patrono de la provincia de Córdoba.

El Obispo nos decía, “elegir al cura Brochero para tan significativo nombramiento, nos trae a la memoria la figura de este gran hombre. Sin lugar a duda podemos destacar al Padre José
Gabriel como un ciudadano de nuestro país que “supo y quiso ponerse la Patria al hombro”. Las palabras de su madre- doña Petrona- que le dijera en su adolescencia <<querido hijo, Dios y la Patria, cuentan contigo, nos los defraudes>>; fueron honradas- siempre- en el ser y hacer del padre Brochero.

Más adelante, Mons. Santiago compartía, además de Brochero, “conocía la realidad del hombre, con sus fortalezas y flaquezas, tenía una ciencia del corazón de hombre, ciencia que le indicaba cómo obrar según la realidad de cada uno. Es conocido el consejo que le daba a los sacerdotes que colaboraban con él “con los más reos, mayor misericordia”. Me llena de gozo que la Provincia de Córdoba haya rendido este homenaje a San José Gabriel Brochero. Realmente trabajó para el progreso”.

Antes de concluir, Mons. Olivera, compartió, Brochero, plasmó, sin lugar a duda, la cultura del encuentro. Una nota de esto es que a todos llamaba “amigos”, no como una formalidad sino como una convicción en la relación con los demás. Brochero es actual hoy, porque tiene la vigencia de los santos porque ellos han vivido el Evangelio y, el Evangelio, siempre tiene vigencia”.

A continuación, compartimos en forma completa la nota de Mons. Santiago Olivera, Obispo Castrense de Argentina:

EL CURA BROCHERO, PATRONO DE LA PROVINCIA DE CÓRDOBA

En la vida de los santos “leemos” páginas del Evangelio, por eso siempre son actuales.

El pasado 6 de diciembre- al día siguiente de haberse conmemorado un nuevo aniversario de la llegada del Cura Brochero a las tierras del Valle de Traslasierra, Parroquia, Curato de San Pedro, (5 de diciembre de 1869)- la Legislatura de la Provincia de Córdoba designó a San José Gabriel del Rosario Brochero como Patrono de toda la provincia mediterránea de nuestro país. Les comparto los considerandos de la Ley 10948, sancionada por unanimidad:

“El objetivo central de la propuesta que estamos presentando está íntimamente relacionado con el valor que desde la fe religiosa le adjudicamos, una parte importante de la población de nuestra provincia, al Cura Gaucho, al Padre Brochero. Lo hacemos con profundo respeto a quienes no creen o a quienes creen en otros valores religiosos, convencidos que invocando la protección de quien, para católicos y no católicos, fue un ejemplo de servicio y amor al prójimo, no puede ofender ni molestar a nadie. Por el contrario, lo que se está proponiendo en definitiva es que se nos permita pedir la protección de nuestro cura gaucho para todos los cordobeses, seguros de la respuesta que tan ejemplar personalidad cordobesa siempre está dispuesto a dar. Existen también razones históricas de contenido religioso ligadas a nuestra historia como Provincia, que seguramente han ejercido una profunda influencia en la modelación de la idiosincrasia de las sucesivas generaciones nacidas en el territorio provincial. La costumbre de instituir Patrones es antiquísima y popular. En el Antiguo Testamento ya vemos aparecer a San Miguel y a San Gabriel como santos protectores especiales de países. El vocablo patrono procede del lenguaje romano forense, pero con significado de protector de los clientes, colonos, manumitidos, y se encuentra empleado por vez primera en un sentido cristiano, en los escritos de San Ambrosio. Naturalmente, la elección de patronos durante los primeros siglos del cristianismo recaía casi exclusivamente sobre los santos mártires, y estaba limitado a las zonas donde se hallaban enclavados su sepulcro o sus reliquias (patrones locales); más tarde, los obispos, misioneros, constructores o fundadores de iglesias escogieron también por patronos de la iglesia a confesores y a los santos ministros de la religión, por ejemplo, la Trinidad, la Santa Cruz, el Salvador, etc.; lo cual recibió más bien el nombre de título que el de patronato. En nuestro país, se fueron instituyendo junto a los actos fundacionales de las primeras ciudades, varios siglos más tarde con la irrupción y surgimiento de las provincias, éstas fueron estableciendo, según el caso y a sus propias realidades, a su Protector, Patrón o Patrona. Ya transcurridas dos décadas del inicio de este siglo XXI, todas las provincias de nuestro país cuentan con su Santo Protector o Protectora, a excepción –paradójicamente- de nuestra provincia de Córdoba, y decimos paradójicamente porque fue Córdoba quien dio al país el primer santo que nació, vivió y murió en la Argentina, hablamos de un cordobés, el Padre Gabriel Brochero. Al proponer a Gabriel Brochero como Patrono de la Provincia de Córdoba, no hacemos más que responder a la solicitud de distintos comprovincianos, quienes cotidianamente piden al Santo cordobés por sus comunidades, por su salud o bien para agradecer los favores recibidos. Es que San José Gabriel del Rosario Brochero, mejor conocido como «El cura gaucho» por su trabajo con los más necesitados, se convirtió en un «salvador para muchos creyentes». En 2004, el Cura Brochero fue declarado venerable por el Papa Juan Pablo II y finalmente canonizado 12 años después, en una celebración presidida por el Papa Francisco. Fue el primer santo que nació, vivió y murió en la Argentina. Brochero nació el 16 de marzo 1840 en Carreta Quemada, distante un par de kilómetros de la Villa de Santa Rosa del Río Primero, provincia de Córdoba y dedicó su vida a la religión. Se destacó en 1867 socorriendo a los enfermos y moribundos que había provocado la epidemia de cólera, un terrible periodo que dejó un total de 4000 muertos. En ese entonces, el cólera había invadido las ciudades de Buenos Aires, Rosario, Corrientes, Entre Ríos y el Nordeste argentino. Más tarde, a los 29 años, Brochero fue designado cura del curato de San Alberto, lo que actualmente es el Valle de Traslasierra, con una extensión de 4336 kilómetros. Durante tres días, Brochero viajó en mula a esta localidad de unos 10.000 habitantes de los cuales, una gran parte, eran recluidos y prófugos de la Justicia. Asimismo, el sacerdote fundó escuelas, creó caminos (como el de las Altas Cumbres) y gestionó la creación de diques, una estafeta postal y un telégrafo. A su vez, logró la llegada del agua al pueblo desde el río Panaholma, mediante la construcción de un acueducto. En sus últimos años, el cura Brochero enfermó de lepra, como consecuencia de convivir con muchos enfermos con los que inclusive compartía el mate. Esta enfermedad lo dejó sordo y ciego, aunque eso no le impidió seguir trabajando. Sin embargo, antes de morir decidió terminar con su última promesa: el ferrocarril que aún no había podido concretar. En 1912 se entrevistó con el líder radical, Hipólito Yrigoyen, para cautivarlo sobre la construcción del ramal Soto Dolores. Luego, viajó a Villa del Tránsito donde permaneció hasta su muerte a los 73 años en lo que hoy es el Museo Brocheriano. Fiel a su lenguaje gaucho, sus últimas palabras antes de morir fueron: «Ahora tengo ya los aparejos listos pa’l viaje». Su vida, su lucha, su pasión por los desposeídos y excluidos, su entrega por el otro, hacen que Brochero trascienda largamente lo religioso y se haya instalado en lo más profundo del corazón no solo de los habitantes de Traslasierra, sino también de nuestra provincia y nuestro país, por tanto, la grandeza que implica su figura justifica ampliamente el presente proyecto de ley, haciendo del mismo un justo y merecido reconocimiento a quien tanto dio por Córdoba y los cordobeses. Brochero dejó tal huella que, en 1916, apenas dos años después de su muerte, las autoridades políticas cambiaron el nombre del pueblo en el que vivía y que hasta entonces se llamaba Villa del Tránsito, rebautizándolo como Villa Cura Brochero.”

            Elegir al cura Brochero para tan significativo nombramiento, nos trae a la memoria la figura de este gran hombre. En los considerandos se hizo una breve descripción de su vida y de su obra. Sin lugar a duda podemos destacar al Padre José Gabriel como un ciudadano de nuestro país que “supo y quiso ponerse la Patria al hombro”. Las palabras de su madre- doña Petrona- que le dijera en su adolescencia “querido hijo, Dios y la Patria, cuentan contigo, nos los defraudes”; fueron honradas- siempre- en el ser y hacer del padre Brochero. Supo amalgamar en su labor pastoral la dimensión material y espiritual de la persona.

            Tenía en claro que la persona es una “unidad”, con sus rasgos sociales y espirituales que deben ser tenidos en cuenta, que no se pueden negar ni desatender si se quiere una promoción plena de cada una de ellas.

            Es por ello que Brochero procuró atender a las necesidades materiales y espirituales de los hombres y mujeres de su tiempo. Con la misma prontitud para atender a un enfermo, asistir a la reconciliación de sus feligreses o la celebración de la Misa; la tuvo también para diagramar caminos, acueductos, escuelas. Conocía la realidad del hombre, con sus fortalezas y flaquezas, tenía una ciencia del corazón de hombre, ciencia que le indicaba cómo obrar según la realidad de cada uno. Es conocido el consejo que le daba a los sacerdotes que colaboraban con él “con los más reos, mayor misericordia”.

            Me llena de gozo que la Provincia de Córdoba haya rendido este homenaje a San José Gabriel Brochero. Realmente trabajó para el progreso. En este mismo sentido, fue como un adelantado también en lo que refiere a los Derechos Humanos, derechos que eran para todos, también para los transerranos, ya que fueron postergados por muchos años. También manifestó su preocupación por los presos, bregó para que tengan condiciones dignas y la súplica del indulto en favor de ellos son algunos de los ejemplos concretos que revelan su preocupación por todo el hombre y por todos los hombres.

            Verdaderamente conmueve la opinión de un destacado y querido periodista cordobés- Alfredo Leuco, que se reconoce como judío agnóstico al hablar del Cura Brochero:

            “Muchas veces les conté que no soy una persona creyente. Que admiro profundamente a los que tienen fe y a los que canalizan esa fe en la construcción de una sociedad más igualitaria

            . Para los cordobeses el cura Brochero siempre fue un orgullo, sin distinción de camisetas religiosas. Aun los que no somos católicos valoramos ese ejemplo de entrega hacia los demás aún en el lecho de muerte.            El cura Brochero es una bandera de los mejor de los argentinos. De las que tienen fe o no tiene fe. De los creyentes o de los agnósticos Porque además de la Palabra Dios, llevó a esos lugares hostiles, en el 1800, el progreso social. Ese parece ser su  verdadero milagro. Gracias a su fe, a su empuje y valentía se construyeron colegios, 200 kilómetros de caminos, un dique, varios pueblos, un ramal del ferrocarril, la estafeta postal con el telégrafo; y hasta un acueducto para conectar el rio Panaholma con las acequias. Y siempre era el primero en agarrar el pico o la pala.

            Me apasiona el debate por un futuro mejor. No soy fácil de convencer. Creo más en lo que veo y en la ciencia. Soy duro para entender las abstracciones que habitan el cielo de las plegarias. Pero creo en los que creen. Creo en los que rezan y hacen Creo en seres humanos de la dimensión de José Brochero, el santo gaucho Córdoba tiene el santo patrono que se merece. Sigo sin ser creyente, pero creo que, con personas como él, el mundo tiene cura”.

Estas expresiones sentidas y conmovedoras me hacen recordar expresiones de periodistas en tiempo de Brochero que recogimos en Cruz del Eje en mis tiempos de Obispo de aquella querida Diócesis y la Licenciada Liliana De Denaro plasmó en “La Faceta Periodística del Santo Cura Brochero”, publicada por el Centro de Estudios Brocherianos”: …El Cura Brochero es un guaso virtuoso (expresión bien cordobesa). ¿Falta un albañil en su curato para hacer una obre pública, ya sea para la Iglesia o para beneficio del pueblo? Pues, él es albañil, buen albañil, y trabaja con sus propias manos a la par del más esforzado y compitiendo co el más diestro. ¿Falta un carpintero? Es carpintero. ¿Falta un peón? Es un peón. … ¿falta todo? ¡Pues, él es todo! Y lo hace con la sonrisa en los labios y la satisfacción en el alma, para mayor Gloria de Dios y beneficio de los hombres…” (El Cura de Aldea, José Gabriel Brochero, El Interior, Córdoba, 5 de noviembre de 1887)

            Brochero, plasmó, sin lugar a duda, la cultura del encuentro. Una nota de esto es que a todos llamaba “amigos”, no como una formalidad sino como una convicción en la relación con los demás. “Amigo” incluía al que retribuía esa amistad como aquellos que no.

            Brochero es actual hoy, porque tiene la vigencia de los santos porque ellos han vivido el Evangelio y, el Evangelio, siempre tiene vigencia. En la vida de los santos “leemos” páginas del Evangelio por eso es tan actual la predicación y la vida del Santo Cura.  Lo admiramos y debemos renovar el deseo de seguir sus huellas, también hoy tenemos mucho para reconstruir nuestra Patria y nuestras relaciones humanas, tan heridas.

* Monseñor Santiago Olivera Obispo Castrense de Argentina

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