MONS. OLIVERA | Qué Jesús, el Pastor Bueno, cuide y guíe nuestro corazón de pastor en favor del Pueblo suyo, de las ovejas suyas, que nos han sido confiados

28 marzo, 2024

MONS. OLIVERA | Qué Jesús, el Pastor Bueno, cuide y guíe nuestro corazón de pastor en favor del Pueblo suyo, de las ovejas suyas, que nos han sido confiados, así lo expresaba el Obispo Castrense de Argentina en su carta dirigida a los sacerdotes Capellanes. Mons. Santiago Olivera, recordaba en el inicio que un 28 de marzo de 2017 se hacía pública su designación como Obispo Castrense para las Fuerzas Armadas y las Fuerzas Federales de Seguridad, hace siete años.

En su mensaje, el Obispo decía, “(…) quiero saludarlos y agradecerles, con renovada gratitud, la generosidad de su entrega en el día a día. Nuestra mayor labor pastoral se sintetiza en la presencia, como les decía en la Misa Crismal, esa presencia sacerdotal que consuela, anima, reconforta y sostiene en esperanza (…)”.

Profundizando, compartió Mons. Santiago, “el Señor, que ha pasado por la orilla de nuestra vida, ha tenido a bien llamarnos por nuestro nombre para que lo sigamos, hoy es un día propicio y especial, para volver a ese día y renovar en nuestro corazón sacerdotal, ese momento, ese instante, esa llamada y, como aquel día, expresarle nuestra alegría y disponibilidad, con un «sí», que se actualiza”. 

Finalizando, Mons. Olivera pidió, “qué Jesús, el Pastor Bueno, cuide y guíe nuestro corazón de pastor en favor del Pueblo suyo, de las ovejas suyas, que nos han sido confiados. María, Madre de los sacerdotes, custodia tu corazón sacerdotal y lo hace, con su presencia, más parecido al de su Hijo Jesús Buen Pastor”. 

A continuación, compartimos en forma completa el mensaje de Mons. Santiago Olivera, Obispo Castrense de Argentina:

Buenos Aires, Jueves Santo, 28 de marzo de 2024

Un 28 de marzo, pero de hace siete años atrás se hizo público mi nombramiento como Obispo Castrense, para el servicio de las Fuerzas Armadas y Fuerzas Federales de Seguridad de la República Argentina. Comenzaba junto a muchos de ustedes, principales colaboradores, el desafío de acompañar a los hombres y mujeres de las fuerzas y sus familias, sabiendo que como todo sacerdote somos y debemos ser hombres de la misericordia y de compasión, cercanos a nuestro pueblo y servidores de ellos. Por esto en

en este Jueves santo, día de la institución del don que hemos recibido: ser sacerdote para siempre y con este corazón que ama porque se supo amado, quiero saludarlos y agradecerles, con renovada gratitud, la generosidad de su entrega en el día a día.

Nuestra mayor labor pastoral se sintetiza en la presencia, como les decía en la Misa Crismal, esa presencia sacerdotal que consuela, anima, reconforta y sostiene en esperanza, esta es la motivación mayor de nuestro hacer pastoral, y, sí dejamos que sea así, serán vencidas todas otras motivaciones, algunas veces más distantes del Evangelio y de las cuales ninguno está exento, por eso la fidelidad y perseverancia en la oración teniendo nuestra mirada en el Señor, impedirá que cedamos a ellas.

El Señor, que ha pasado por la orilla de nuestra vida, ha tenido a bien llamarnos por nuestro nombre para que lo sigamos, hoy es un día propicio y especial, para volver a ese día y renovar en nuestro corazón sacerdotal, ese momento, ese instante, esa llamada y, como aquel día, expresarle nuestra alegría y disponibilidad, con un «sí», que se actualiza. 

Muchas gracias por tu Ministerio sacerdotal, especialmente, para los hombres y mujeres de nuestra Fuerzas y sus familias. Sabemos que no es una tarea fácil. Que día a día tenemos que ir sorteando muchas dificultades, pero también sabemos que se nos ha confiado un “pueblo con un corazón grande” que ama a Dios y a la Patria y que nos dan muchos testimonios que nos edifican.

Qué Jesús, el Pastor Bueno, cuide y guíe nuestro corazón de pastor en favor del Pueblo suyo, de las ovejas suyas, que nos han sido confiados. 

María, Madre de los sacerdotes, custodia tu corazón sacerdotal y lo hace, con su presencia, más parecido al de su Hijo Jesús Buen Pastor. 

Mi paternal bendición, 

+Santiago

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